La persecución anticristiana se agudiza ante la Semana Santa
La organización pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada denuncia que la vida para los seguidores de Jesús se complica cada vez más en todo el mundo, incluido Occidente.
Ya anunciaba Jesús en el Evangelio que "el hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Veintiún siglos después, esta frase se extrapola perfectamente a sus seguidores, perseguidos a lo largo y ancho de todo el mundo, cada vez en más países y de manera más agresiva. Aunque Asia y África lideran notablemente los países donde más difícil es la vida para los fieles cristianos, en América, México, Cuba, Colombia y Nicaragua se encuentran entre los 50 países donde existe más persecución. En EEUU, varias organizaciones cristianas y el Partido Republicano denuncian la utilización del Departamento de Justicia y el FBI en una cruzada anticristiana mientras se multiplican los ataques a las iglesias.
El asesinato y acoso a los cristianos se ha mantenido y vivido nuevos y terribles episodios desde octubre de 2023, fecha hasta la que llegan los últimos informes de las principales organizaciones que siguen estas situaciones. Entre el 23 y el 26 de diciembre, al menos 170 cristianos fueron asesinados en Nigeria tras el ataque coordinado de milicianos de la etnia Fulani contra las comunidades cristianas de 26 aldeas. En enero, unos 200 seguidores de Jesús perdieron la vida a manos de radicales islamistas en este país. En Burkina Faso, 15 personas fueron asesinadas por hombres armados que irrumpieron en una iglesia en febrero. Este mismo mes, en Mozambique, el Estado Islámico se jactó de haber quemado cuatro iglesias y más de 140 albergues cristianos en menos de una semana para amedrentar y hacer abandonar sus hogares a los fieles.
En India, la organización United Christian Forum (UCF), que defiende los derechos de los cristianos en el país, denunció que la persecución estatal y la violencia contra la minoría cristiana repunta. entre enero y marzo se registraron más de 160 ataques y 122 arrestos bajo acusaciones falsas. Además, algunos estados impiden a la minoría cristiana el acceso al agua de los pozos comunitarios.
"Cultura de la impunidad"
La organización Open Arms denuncia que más de 365 millones de cristianos sufren persecución o son discriminados por sus creencias en todo el mundo. De ellos, 317 millones de personas lo padecen a niveles "muy altos" o "extremos" en apenas 50 países que ocupan los lugares más destacados en cuanto al odio contra los seguidores de Cristo.
De acuerdo con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), la situación es incluso más grave en lo que se refiere a la libertad religiosa en el mundo. El informe anual de esta organización del pasado año indicaba que 4.030 millones de personas que viven en 28 países están en riesgo de persecución por sus creencias. La investigación, dirigida por Marcela Szymanski, indica además dos preocupantes tendencias: el silencio de la comunidad internacional ante estos hechos, que está desarrollando una "cultura de la impunidad" en los estados y comunidades transgresoras y el aumento de comunidades religiosas mayoritarias perseguidas en determinados países.
La cultura de la cancelación, peligro para los cristianos en Occidente
Además ACN habla de una doble realidad preocupante para los creyentes según la parte en la que viven. Así, por un lado "la retención y consolidación del poder en manos de gobiernos autoritarios y líderes de grupos fundamentalistas ha provocado el aumento de las violaciones de todos los derechos humanos, incluida la libertad religiosa. La combinación de atentados terroristas, destrucción de patrimonio y símbolos religiosos (Turquía, Siria), manipulación del sistema electoral (Nigeria, Irak), vigilancia masiva (China), proliferación de leyes anticonversión y restricciones financieras (sudeste asiático y Oriente Medio) ha aumentado la opresión de todas las comunidades religiosas".
Por otro lado, "en Occidente, la 'cultura de la cancelación', que incluye un 'discurso obligatorio', ha evolucionado desde el acoso (verbal) a individuos que, por motivos religiosos, defienden opiniones diferentes, hasta llegar a las amenazas legales y la pérdida de oportunidades laborales. Se ha amenazado con sanciones legales a personas que, debido a su fe, no han defendido posturas que respalden claramente opiniones acordes con las exigencias ideológicas imperantes ('cultura de la cancelación'). Las redes sociales han constituido un factor importante para impulsar esta tendencia".