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Milei emprende una guerra contra el narcoterrorismo: cómo Rosario se convirtió en la “Sinaloa de Argentina”

Hace años que la ciudad se encuentra dominada por los narcotraficantes locales, pero una ola de asesinatos al azar pareció ser la gota que rebalsó el vaso. "Son ellos o nosotros", aseguró el presidente.

Honorable Cámara de Diputados

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"Rosario, la ciudad argentina donde se desbordó la violencia", escribió la BBC en abril del 2014. Diez años después, la situación en la ciudad no ha hecho más que empeorar. Sus vecinos son testigos de cómo el narcotráfico se adueñó de las calles, lo que provoca una constante sensación de miedo, asesinatos, secuestros y mucho tráfico de sustancias ilegales. La actualidad de la ciudad llevó a más de un analista a rebautizarla como la "Sinaloa de Argentina".

A un poco más de 300 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y dentro de la provincia de Santa Fe, se encuentra esta suerte de oasis para la producción y el tráfico de drogas, con todas las externalidades que eso implica: ola de crímenes, vendettas, corrupción y, por supuesto, un miedo impregnado en la cabeza de los vecinos.

Las calles de la ciudad están prácticamente controladas por los narcotraficantes, que manejan a discreción quién vive y quién no. Así lo reconoció Aníbal Fernández, ministro de Seguridad del Gobierno de Alberto Fernández, quien declaró en su momento que los narcotraficantes "han ganado". La última moda consta de asesinar aleatoriamente a inocentes para enviar mensajes contra otras bandas y políticos.

Precisamente, y en cuanto a este último grupo, Santa Fe fue gobernada por el socialismo o el peronismo desde 1983 hasta 2023, cuando Maximiliano Pullaro logró la victoria desde Juntos por el Cambio, el partido político del expresidente Mauricio Macri.

El caso de Bruno Nicolás Bussanich y el inicio de una nueva guerra contra el narcotráfico en Rosario

En efecto, la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes de Rosario es de 22, hasta cinco veces más que el promedio nacional de 4,2, por lo que continúa en la cima del ranking como la ciudad más peligrosa de Argentina.

La caracterización se justificó en los últimos días, cuando la ciudad fue testigo de cuatro asesinatos brutales a manos de sicarios y contra población civil inocente. El más resonante de todos fue el de Bruno Nicolás Bussanich, un joven de 25 años que trabajaba en una estación de servicio (gasolinera) y que fue asesinado a sangre fría simplemente para usarlo como amenaza contra las autoridades locales.

Según se aprecia en el video de las cámaras de seguridad, Bruno estaba silbando para hacer más llevadero el trabajo, cuando de pronto un sicario abrió la puerta y lo acribilló sin mediar palabra alguna.

"Esta guerra no es por territorio. Es contra Pullaro (gobernador) de la provincia) y Cococcioni (ministro de Seguridad de la provincia). Así como nosotros llegamos a 300 muertos, estando unidos vamos a matar más inocentes por año. Nosotros no queremos celulares, queremos nuestros derechos. Esto es para todos los presos pabellones y cárcel. Pullaro y Cococcioni carguen con muertes inocentes", se lee en una nota que dejaron los delincuentes junto al cuerpo de la víctima, firmada por 'Zona Norte, Zona Sur y Zona Oeste. Unidos'.

La llegada del narcoterrorismo

La ciudad amaneció paralizada luego de los cuatro crímenes consecutivos. Para muestra un botón, no hubo clases en escuelas públicas, se paralizaron los colectivos, las gasolineras e incluso los centros de salud, que comenzaron a atender solo emergencias. En menos de 24 horas, se convirtió en una ciudad fantasma, donde los vecinos tienen miedo de salir a la calle.

El caso provocó la reacción inmediata de Javier Milei, quien impulsó un plan de acción junto con su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y autoridades locales.

“Mientras sea presidente, no vamos a dejar de perseguirlos. No vamos a dejar de requisar las cárceles. No vamos a titubear cuando la vida de un inocente esté en juego. No vamos a permitir que sigan gobernando Rosario. Las Fuerzas de Seguridad tienen nuestro apoyo irrestricto para hacer lo que sea necesario para reinstaurar el orden”, expresó al respecto el presidente Javier Milei, quien horas después comenzó a trabajar codo a codo con el gobernador Maximiliano Pullaro.

"Son ellos (los narcotraficantes) o nosotros. Y nosotros decidimos que somos nosotros. No les vamos a dar tregua", agregó el jefe de Estado.

Bullrich incluso habló de "narcoterrorismo" en la ciudad, término que explicó Agustín Etchebarne, director general de la Fundación Libertad y Progreso, en diálogo exclusivo con Voz Media.

Para Etchebarne, este concepto se da cuando "los narcotraficantes empiezan a introducir el terror para conseguir sus objetivos, a modo de generar una inacción en la sociedad. Eso lo hacían los terroristas en los 70".

"Lo que han hecho en Rosario es exactamente eso. Ya no es el asesinato entre bandas para intimidar, sino que es un nivel de terrorismo más alto, cuando deciden matar inocentes de forma indiscriminada. Eso genera terror y paralización en toda la sociedad", sumó.

¿Cómo se llegó a esta situación?

Para empezar hay que resaltar la ubicación estratégica de la ciudad de Rosario, dueña de unos de los puertos más importantes de la región. La venta de droga empezó de manera continua a finales de la década de 1990, de la mano de diferentes grupos criminales que luchaban por quedarse con la mayor parte de la importación de la pasta base (producto que luego se convierte en cocaína) desde Bolivia.

En este contexto, surgió el grupo criminal conocido como 'La Banda de los Monos', orquestados por la familia Cantero. A medida que fueron pasando los años, amasaron poder hasta lograr tejer un entramado de relaciones con diferentes actores sociales, que les permitió controlar el microtráfico de estupefacientes en Rosario. En otras palabras, fueron torciendo voluntades, entre ellas las de las autoridades de turno, para asegurarse la continuación del negocio de la droga y su expansión.

Un año clave para este entramado fue el 2007, cuando se empezó a reemplazar la importación de cocaína desde Bolivia por la producción local. El cambio en las reglas vio nacer pequeñas cocinas, que de a poco fueron haciendo crecer la oferta y una posterior explosión del consumo.

Esto último se evidenció con la creación de decenas de 'Bunkers', que sencillamente son lugares fijos y a la vista de todos, donde vecinos y autoridades están perfectamente conscientes de que allí se vende droga.

'Los Monos' sufrieron un duro golpe en 2013, cuando su líder, El Pájaro, fue acribillado a la salida de una discoteca. El hecho se tradujo en el surgimiento de muchas bandas criminales diferentes, que comenzaron a contratar sicarios jóvenes a muy bajo costo para eliminarse mutuamente, dando así inicio a una trama de violencia nunca antes vista.

Otros líderes criminales que emergieron desde entonces fueron Esteban Alvarado, los hermanos Funes o Luis Medina.

Desde entonces, los secuestros y los asesinatos al boleo se hicieron costumbre para enviar mensajes tanto a las autoridades como a los narcotraficantes rivales. Con esta impronta, llegaron a balear el supermercado de la familia de Antonella Rocuzzo, la esposa del futbolista Lionel Messi, como así también una escuela primaria en donde asesinaron a un niño de 11 años, Máximo Jerez.

Sería lógico pensar que la detención los líderes criminales dificultarían su trabajo, pero resulta que en Rosario la cosa es al revés. Por ejemplo, Guillermo Cantero, quien años después tomó el poder en 'Los Monos', fue detenido en 2021 y sin embargo siguió controlando las calles tras las rejas. Incluso contaba con un teléfono fijo que le permitía seguir orquestando la actividad delictiva de sus subordinados.

¿La Policía cómplice del narcotráfico?

Germán de los Santos y Hernán Lascano son dos periodistas locales que recientemente publicaron un libro titulado 'Rosario: La historia detrás de la mafia narco que se adueñó de la ciudad'.

En un poco más de 350 páginas, los autores cuentan la historia de cómo la ciudad terminó en las garras de los narcotraficantes. Según relatan, esta cruzada hubiese sido imposible sin la complicidad de parte de las autoridades.

"La Policía fue vital para que estos búnkeres no fueron allanados, porque ahí había complicidad directa. La Policía recaudaba de parte de 'Los Monos' y eso quedó evidenciado en la causa judicial que los llevó a la cárcel, donde la mitad de los integrantes de la banda eran policías", explicó Los Santos en una entrevista a Filo News.

"Es urgente la presencia de militares en las calles, de las Fuerzas Armadas"

Voz Media habló con miembros del Senado y de la Cámara de Diputados que representan a la provincia de Santa Fe en el Congreso argentino, para explorar algunas soluciones al narcoterrorismo que aqueja la ciudad de Rosario.

Para Carolina Losada, senadora por Juntos por el Cambio, la actual situación en Rosario des producto de años de "desidia por parte del Gobierno Federal y el Gobierno provincial". En cuanto al primer apuntado, fue directamente contra la gestión de Alberto Fernández, la cual "no hacía absolutamente nada al respecto" para combatir el narcotráfico en la ciudad.

En cuanto a las pasadas autoridades locales, aseguró que elegían "mirar para otro lado" y "dejar hacer". En concreto, mencionó la poca o nula inversión desde las pasadas administraciones provinciales en materia de seguridad. Por ejemplo, habló de presupuestos muy bajos, que llevaban a la no compra de balas, chalecos antibalas y móviles policiales, que hasta hace poco eran solo 19 para más de 3 millones de vecinos.

Alejandro Bongiovanni, diputado nacional por Juntos por el Cambio, mencionó abiertamente una política que funcionó en la Nueva York de finales del siglo XX. En concreto, habló de la teoría de la ventana rota, la cual concluye que "el pequeño delito anima a la gente a delitos mayores", creando un clima en el que "pequeñas faltas no son castigadas y crea incentivos para faltas mayores".

De acuerdo con esta teoría, desarrollada por James Q. Wilson y George Kelling, el delito es mayor en las zonas descuidadas, sucias y maltratadas, como bien podría ser Rosario. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, esto dará lugar a faltas mayores y luego a delitos cada vez más graves.

El diputado también celebró el hecho de que haya una "voluntad alineada" entre el Gobierno Federal y el nuevo Gobierno de Santa Fe sobre el problema del narcotráfico.

Por su parte, Rocío Bonacci, diputada nacional por La Libertad Avanza, realizó un diagnóstico de la situación que viven sus vecinos.

"Estamos pasando un momento de mucho miedo e incertidumbre, donde los vecinos tienen miedo de llevar a los hijos al colegio o incluso ir a hacer una compra al supermercado. No se puede seguir así. Si bien ahora no podemos dar un solo paso atrás, y se debe endurecer el accionar de las fuerzas de seguridad, es importante que para que eso ocurra, las calles estén protegidas. Fue correcto el accionar del gobernador, pero es necesario un plan perfecto en la ciudad de Rosario, donde no quede una calle o avenida sin patrullar", expresó.

"Por eso ahora es urgente la presencia de militares en las calles, de las Fuerzas Armadas", sumó, metiéndose de lleno en una polémica local sobre la legalidad de la participación de las Fuerzas Armadas en combate.

La polémica sobre la intervención de las Fuerzas Armadas para derrotar al narcoterrorismo en Rosario

Para combatir la problemática, Milei y Bullrich pusieron en marcha un Comité de Crisis en Rosario, el cual consta de algunos puntos centrales para combatir el crimen organizado. Uno de ellos menciona directamente la participación de las Fuerzas Armadas para brindar "apoyatura logística" a las fuerzas federales.

La decisión levantó polémica en algunos sectores de la oposición, que aseguran que las FFAA no tienen la potestad legal para intervenir.

En este campo, la legislación que predomina es la Ley de Defensa Nacional, cuyo texto establece que las Fuerzas Armadas están para combatir amenazas de origen externo, cuando por supuesto el caso de Rosario aplica para la seguridad interior.

Sin embargo, el artículo 27 de la Ley de Seguridad Interior, indica que las FFAA sí pueden asistir en funciones de apoyo a las fuerzas federales, siempre y cuando se haya previamente invocado al comité de crisis. Por lo tanto, si bien no van a poder combatir efectivamente a los delincuentes, puesto que la norma no lo permite, están autorizadas legalmente para brindar ese apoyo logístico del que hablan desde el Gobierno Federal.

¿Qué tendría que pasar para que puedan participar en combate? Que el Gobierno Federal decrete el Estado de Sitio en la provincia de Santa Fe. Se trata de un régimen de excepción que implica la máxima suspensión y restricción de las garantías y derechos constitucionales. Es una suerte de equivalente a un estado de guerra, por lo que las Fuerzas Armadas adquieren facultades extraordinarias.

¿Cómo sigue la situación?

Por lo pronto, el comité de crisis empezará a funcionar en Rosario y Bullrich ya adelantó que está preparando una 'Ley Antimafia' para enviar esta misma semana a la Cámara de Diputados.

Según reveló Infobae, este texto estaría inspirado en la 'Ley RICO', aprobada en 1970 por el Congreso de los Estados Unidos. La misma permite la persecución y las sanciones civiles por determinados actos delictivos realizados en una empresa.

“Consiste en atacar el flujo de dinero. El el problema que hoy tenés es que se ataca a los delitos de manera individual, no considera a la organización como un todo, como si fuera una 'empresa' y las organizaciones delictivas crean un circuito en donde los agarras con una parte, pero no podes ir por el todo”, le dijo una fuente cercana a Bullrich al citado medio.

A su vez, Bullrich comenzó a recibir a las fuerzas federales en Rosario y confirmó que el presidente Milei visitará la ciudad en los próximos días para "darle una impronta a la lucha contra el narcotráfico".

Por lo pronto, se anunció una inversión de 10 millones de dólares por parte del Ministerio de Seguridad para robustecer a las fuerzas de seguridad. La misma consta de 10.000 chalecos antibalas, 2.000 escopetas, municiones varias, 100 camionetas, 70 motos y la reparación de 6 helicópteros y dos aviones.

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