El régimen cubano suspende la marcha del 1 de Mayo por falta de combustible
La crisis de suministro, similar a la del 'periodo especial', obliga a cerrar las universidades y suspender hasta los partidos de béisbol.
Los hermanos Castro prometieron en 1959 a los cubanos que la isla sería el paraíso de los trabajadores. Sesenta y cuatro años después del triunfo de la revolución comunista ninguna de las promesas que hicieron Fidel y Raúl se han cumplido. Del paraíso ya nadie habla, ni se acuerda. Y los únicos cubanos que realmente pueden considerarse trabajadores son los que están en Estados Unidos, en España o en cualquier otro lugar donde hay un exiliado. Los que permanecen en Cuba hacen como que trabajan y el Gobierno comunista hace como que les paga. Simplemente 'resuelven' y sobreviven. Este año esos sufridos cubanos no tendrán que ir a la marcha del 1 de Mayo porque el Gobierno la ha suspendido por falta de combustible.
Para muchos será un alivio no tener que ir a la Plaza de la Revolución a escuchar una perorata comunista que en los tiempo de Fidel solía durar horas y horas. Este año el régimen la ha sustituido por pequeños actos locales que se celebrarán en centros de trabajo o estudiantiles a dónde la gente podrá acudir a pie. "Las condiciones con el aseguramiento del combustible nos condujeron a reformular la concepción inicial" de la celebración, aseguró este jueves Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). "Se trata de suplir esa gran movilización, que hacíamos utilizando los medios de transporte, por la participación del pueblo en actos que se desarrollen en comunidades y centros laborales y estudiantiles", explicó Guilarte.
Casi desde los mismos inicios de la revolución los cubanos tuvieron que acostumbrarse a hacer cola, a la cartilla de racionamiento, el contrabando, la escasez de productos básicos... Pero estos días las cosas han empeorado tanto que recuerdan mucho a los duros días del 'periodo especial' que vivió la isla después de la caída del Muro de Berlín (1989), cuando Rusia dejó de vender petróleo barato a los Castro. Hace un mes que los cubanos, ya acostumbrados a apretarse el cinto, reviven aquellos tiempos. Se han suspendido las clases universitarias, el transporte público, que nunca ha funcionado bien, ahora es pésimo y exaspera a los habaneros; y para colmo de males ya no hay partidos de béisbol, uno de los pocos placeres de los que podían disfrutar los sufridos cubanos de la isla. Finalmente el acto central este año del 1 de Mayo en Cuba será una concentración en el malecón de La Habana a la que podrán acudir a pie los residentes de cinco municipios de la capital.
El único sector de la economía cubana que no verá restringido el flujo del combustible es el turístico, que se ha convertido en la mayor fuente de divisas de la dictadura castrista. El presidente, Díaz-Canel, popularmente conocido como el 'puesto a dedo', reconoció públicamente que no tenía claro "cómo salir de esta situación" y que disponen "de 400 toneladas de combustible diario", cuando el país necesita cerca de 600. Como ha hecho siempre, la dictadura comunista cubana le echa la culpa de todo a otros. Además del manido asunto del embargo, que es una falacia porque Cuba podría comprar cualquier cosa si tuviera dinero para pagar, Díaz-Canel explicó que los problemas vienen de los países suministradores. Venezuela, cuyo sector petrolero vive su propia y dramática crisis, y Rusia, envuelta en la guerra de Ucrania, necesitan petróleo para su consumo interno y necesitan venderlo a buen precio. Ya no le vale a Caracas que Cuba pague el petróleo que le envía con médicos y maestros. No parece que estos problemas vayan a resolverse pronto. "La falta de combustible seguirá el mes de mayo", aseguró el propio presidente cubano.