La crisis energética hace la vida imposible a los cubanos
El transporte público de La Habana y cinco universidades del país redujeron su actividad a consecuencia de la falta de combustible y electricidad.
La falta de suministro de combustibles fósiles agrava la situación de pobreza energética en Cuba. La escasez de gasolina y electricidad impide el funcionamiento normal del transporte público y de cinco universidades del país. De acuerdo con las agencias de noticias internacionales presentes en la isla, estas cinco instituciones de enseñanza superior pidieron a su alumnado seguir la clases por vía telemática debido a que sus campus no podían funcionar con normalidad.
De acuerdo con los reportes de EFE y AFP, el volumen de vehículos de motor que circulan por las calles de la capital cubana descendió significativamente en las últimas semanas debido a la escasez de combustible. El periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el Granma, admite problemas de suministro en la Unión Cuba-Petróleo (Cupet) desde hace "varios meses", según Néstor Pérez Franco, director general de la petrolera más importante del país.
El régimen cubano culpa a sus socios
Según las agencias de noticias, la empresa de suministro eléctrico pidió a los usuarios mandar por correo los registros de sus contadores de luz debido a que muchos empleados de la compañía no podrían desplazarse para revisar los contadores personalmente por la falta de combustible para sus vehículos.
El régimen comunista de Miguel Díaz-Canel echa la culpa a los países suministradores de combustible, que no cumplieron con sus entregas para Cuba debido a una "situación compleja" para ellos también. De acuerdo con la alocución de Díaz-Canel ante los medios, de las 600 toneladas diarias de combustible que recibe Cuba para consumo eléctrico, desde hace varias semanas tan solo les llegan 400 toneladas.
Rusia y Venezuela han venido siendo los dos grandes suministradores de combustible. Las autoridades comunistas apuntan a una avería en un barco de suministro en la bahía de Santiago, junto con la guerra en Ucrania y la grave crisis económica en Venezuela, como causas que impedirían un suministro normal.