Paul McKenzie, 'el ladrón de mentes', líder de una secta de Kenia que indujo a decenas de sus seguidores a ayunar hasta morir
El líder de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, que fue taxista y telepredicador, insiste en que no obligó a sus fieles a hacerlo.
Paul McKenzie Nthenge se entregó tranquilamente a la Policía keniata el pasado 14 de abril. Aseguró a la autoridades que él no era responsable de la muerte de más de 80 personas, cuyos cadáveres han sido encontrados en los últimos días en el bosque de Shakahola, al sureste del país. "Dejé de predicar en 2019, incluso vendí hasta las sillas del templo". Durante el tiempo que estuvo retenido no comió ni bebió nada. Lo mismo que aconseja a sus seguidores para conocer pronto a Jesús: morir de hambre. McKenzie, sin embargo, mantiene un aspecto físico muy saludable. El predicador insiste en que no obligó a ninguno de sus fieles a adentrarse en ese bosque para seguir un ayuno mortal.
McKenzie les robó la mente y la voluntad, los manejó a su antojo y los convenció para que se adentraran en esa extensión boscosa de más de trescientas hectáreas, en la que continúan desaparecidos cientos de seguidores de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, fundada en 2003. La Policía sospecha que la mayoría podría estar bajo tierra, a poca profundidad, para que sus almas puedan volar rápidamente después de expirar, como predica esta iglesia. Él mismo confesó a las autoridades que encontrarían muchos más cadáveres porque alrededor de mil personas siguieron sus prédicas. El pasado mes de marzo ya fue detenido tras el fallecimiento de dos niños por inanición, que fueron enterrados por sus padres en el jardín de sus casas solo un par de palmos bajo tierra.
Esperando la segunda venida de Jesús
En 2017 la Policía ya tuvo conocimiento de sus predicaciones extremas entre las que figuraba, además de ayunar hasta la muerte, promover la no escolarización de los niños porque la educación no estaba reconocida en la Biblia. En la página web de la organización religiosa se explica que fue creada "el 17 de agosto de 2003 por el servidor de Dios PN McKenzie" y tiene ya sucursales en varias regiones del país y tres mil miembros. "La misión de este ministerio es nutrir a los fieles de manera holística en todas las áreas de la espiritualidad cristiana mientras nos preparamos para la segunda venida de Jesucristo a través de la enseñanza y la evangelización", promueve la Iglesia Internacional de la Buena Nueva. Hay que dar a conocer el evangelio de "nuestro señor Jesucristo libre del engaño y del intelecto del hombre", suele decir este predicador a sus fieles durante sus discursos.
Taxista, telepredicador evangelista, visionario, santo, asesino, fundador de una nueva iglesia... Pero, ¿quién es realmente Paul McKenzie Nthenge? Lo único de lo que se tiene certeza es de su capacidad para robar la mente de las personas y conseguir que hagan su voluntad. Domina el arte de la captación, la seducción, la conversión y el adoctrinamiento y pesan sobre él graves acusaciones por provocar, directa o indirectamente, la muerte de muchas personas. Generalmente se cree que los miembros de una secta son individuos débiles, vulnerables, que ven al grupo como un sustituto de la familia y caen presos de un líder autoritario y carismático. Y es una certeza que la inmensa mayoría de esos individuos entran en una secta de forma voluntaria. En un país como Kenia, donde abundan la miseria, los asesinatos, la falta de educación y de perspectivas, tipos listos, audaces y carismáticos como Paul McKenzie Nthenge ven terreno abonado con facilidad. Y mientras tanto, la Policía keniata sigue encontrando cadáveres en el bosque de Shakahola.