Más de 200 asociaciones empresariales exigen a Biden un cambio en su política energética
Quieren que América vuelva a aprovechar todo su potencial en la producción de petróleo y de gas. Las restricciones de Biden cuestan 100.000 millones de PIB al año.
Al presidente Joe Biden la política energética se le está escapando de las manos. No tiene capacidad de influencia sobre la OPEP, que ha anunciado un recorte de su producción de dos millones de barriles diarios, y tensará el precio del petróleo al entorno de los 100 dólares por barril.
La Administración Biden está muy preocupada por ello, ya que haría que volviese a subir la gasolina antes de las elecciones de mitad de mandato. El precio medio del galón de gasolina era de 2,326 dólares en diciembre de 2020, mientras que según la AAA el precio medio actual es de 3,891, un aumento de más del 67%.
Lucha contra el calentamiento global y contra el petróleo
Pero en la parte que sí puede controlar, la política energética de Joe Biden ha sacrificado la producción de gas y petróleo en la pira de la lucha contra los gases de efecto invernadero. Así, desde que está en el poder ha adoptado varias políticas en este sentido.
Ha revocado la Orden 3398 que proclamaba el principio de independencia energética. Ha limitado la perforación en suelos públicos, y lo ha eliminado del Refugio Nacional de Vida Salvaje del Ártico. Ha aumentado los impuestos a las empresas productoras. Y ha introducido varios cambios en la legislación que hace más costosa la extracción.
Todas estas medidas han disminuido la producción de petróleo en dos o tres millones de barriles al día, tanto como ha declarado la OPEP que va a recortar la producción. Esto supone un coste para el PIB de unos 100.000 millones de dólares al año, según los cálculos del Committee to Unleash Prosperity.
El Global Energy Institute ha publicado una carta, firmada por más de 200 asociaciones empresariales, que exige al gobierno de Biden que le dé la vuelta a su política energética:
Según los firmantes, una política energética adecuada y la lucha contra el calentamiento global creado por el excesivo efecto invernadero no son incompatibles. Es más, “Debemos aumentar la producción nacional de petróleo y gas natural y acelerar la transición energética”.