La maquinaria estatal de la eutanasia: más de 30.000 muertes asistidas en un solo año
Países Bajos, Canadá, California... cada vez más gobiernos nacionales y locales permiten la eutanasia, un tema que se perfila como el próximo gran debate de salud en Estados Unidos.
"Fue un día triste y vergonzoso para el mundo angloparlante". Así definió Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, el voto parlamentario en Reino Unido que acercó al país al suicidio asistido.
El republicano reconoció durante la semana que, de momento, no hay legislaciones federales similares en el Congreso. Sin embargo advirtió, en palabras recogidas por Local News:
"Pero [la eutanasia] va a tener que formar parte del diálogo en el futuro, porque si la tendencia continúa así, nos tocará a nosotros también posicionarnos por el respeto a la vida, y eso es algo importante para mí y creo que para muchos de mis colegas".
Poco antes de que los parlamentarios votaran su propia ley en Reino Unido, un estudio del medio británico The Telegraph cifró el total global de suicidios asistidos y eutanasias en 30.000 personas al año.
Aunque todos los casos contabilizados ocurrieron en países donde se encuentran legalizados, las normativas varían en cada territorio nacional y, en el caso de Estados Unidos, estatal. En algunas naciones, hasta uno de cada 20 fallecimientos fueron por suicidio asistido.
Los datos del Telegraph evidencian una tendencia al alza, tanto porque nuevos países se suman a la legalización como porque las reglas se vuelven más flexibles. Entre los casos más polémicos, algunas legislaciones permiten a menores de edad y adultos con trastornos mentales.
¿Eutanasia, suicidio asistido o muerte asistida?
Mientras que todos describen una muerte autorizada y ejecutada por un Estado, en el suicidio asistido el propio paciente consume una dosis letal facilitada por un médico, mientras que en la eutanasia el profesional suministra la droga, por ejemplo mediante una inyección.
Eutanasia, sin embargo, también suele usarse como un término paraguas para ambos casos.
La palabra suicidio suele ser rechazada por los políticos y activistas proeutanasia, que prefieren muerte asistida.
Países Bajos
Fue el primer país en legislar el suicidio asistido por el Estado, con la Ley de Interrupción de la Vida a Petición y Suicidio Asistido.
Desde entonces se ha convertido en el escenario de algunos de los casos más sonados, como el de Zoraya ter Beek, una joven de 28 años que sufría depresión y autismo, y a quien sus médicos le dijeron que nunca mejoraría. Murió en mayo de este año. O el de un ex primer ministro y su esposa, que con más de 70 años de casados pidieron una eutanasia conjunta. Se les concedió en febrero.
O el de dos menores de edad, que rondaban los 16 y 18 años. Se sabe poco más, porque el Gobierno alega la protección de identidad.
Las normas se ampliaron en abril para abarcar a niños entre un año y doce años que padecen "sufrimientos intolerables e incurables". Ámsterdam estimó que serían entre cinco y diez cada año. Mientras que entre los 12 y 16 años "los padres o tutores deben indicar si están de acuerdo con la solicitud de eutanasia del niño", de 17 años en adelante sólo necesitan "participar en el proceso de toma de decisiones". Si el niño no puede pedirlo, los padres pueden hacerlo en su lugar.
Hubo un total de 9.068 muertes facilitadas por el estado en 2023, el último año con datos del Regional Euthanasia Review Committees, un comité encargado de recopilar y revisar estos casos. Aquella cifra representa un 5,4% del total de defunciones de aquel año.
De ellas, 8.860 fueron a manos de médicos. En 190 casos los propios pacientes se hicieron cargo, con sustancias suministradas por el Estado. Y todavía hubo otros 18 en los que los pacientes ingirieron la sustancia mortal pero "no fallecieron en el plazo acordado", por los que un médico terminó matándolos.
Unas 8.042 personas tenían condiciones somáticas, sobre todo cáncer (5.105) y trastornos neurológicos como Párkinson (605). Ocho personas estaban en una etapa de demencia tan avanzada que no pudieron dar su consentimiento. Otras 138 sufrían sobre todo "desórdenes psiquiátricos".
No se permite sólo porque una persona quiera terminar su vida, sin antes demostrar, o al menos argumentar, dolores físicos o psíquicos. Al menos, hasta ahora: los parlamentarios analizarán un proyecto para permitir que los mayores de 75 años la soliciten si consideran que han "completado su vida".
Canadá
"Estamos viendo que se abusa de la Asistencia Médica a Moribundos", reconocieron desde un grupo que había hecho campaña a favor de la eutanasia en Canadá, donde se aprobó en 2016. En 2021 se le concedió también a personas con discapacidad y en 2027 se espera expandirla a quienes sufren trastornos mentales.
Aquellas palabras de arrepentimiento de miembros de la British Columbia Civil Liberties Association (BCCLA) fueron reveladas por The Telegraph en octubre de este año. Sus miembros estaban preocupados por cómo los médicos coaccionaban a sus pacientes para que pongan fin a sus vidas. En un caso, aseguran, a una mujer le aprobaron una solicitud de suicidio asistido por haber perdido la audición.
Una de las legislaciones más permisivas, también es de las más criticadas. Desde la populosa Ontario emergió uno de los reportes más demoledores, en el cual un comité de expertos detectó varios casos de pacientes a quienes se les concedió la eutanasia por sentirse aislados o temer quedarse sin hogar. En un caso, una mujer de 50 años pidió morir sobre todo porque "no conseguía una vivienda adecuada", según reportó AP, quien primero desveló el reporte. El pedido le fue concedido. Además, el estudio reveló que las personas que más probabilidades tenían para pedir la eutanasia provenían de las áreas más pobres.
A falta de confirmación oficial, el grupo Euthanasia Prevention Coalition estimó que en 2023 hubo 15.280 suicidios asistidos en Canadá. Un 4,6% de todas las muertes. Cifra que, además, representa un aumento del 15% con respecto al 2022, que a su vez representó un aumento del 31,2% en comparación con 2021.
Teniendo en cuenta estos números, desde que se aprobó la medida se habrían producido un total de 60.238 suicidios asistidos.
En 2022 incluso fue la quinta causa de muerte, de acuerdo con un estudio del think tank canadiense Cardus. Empató el puesto con las enfermedades cerebrovasculares, ubicándose detrás del cáncer, las cardiopatías, el COVID-19 y los accidentes.
Estados Unidos
La Corte Suprema falló en 1997 que el suicidio asistido no era un derecho constitucional. Por tanto, cada estado puede decidir si es legal dentro de sus fronteras.
El Distrito de Columbia y diez estados permiten alguna forma de suicidio asistido. Son California, Hawái, Montana, Nuevo México, Washington, Colorado, Maine, Nueva Jersey, Vermont y Oregón.
Los últimos dos también lo permiten para no residentes. Según datos del Departamento de Salud de Vermont recogidos por CBS News, 26 personas que murieron con recursos públicos entre mayo y junio de 2023 provenían de fuera del estado. Es un 25% del total. En Oregón, el número fue 23, poco más que un 6% del total, según las autoridades. Así, al igual que ocurre en otros casos como el aborto, algunos Gobiernos estatales logran tener impacto nacional con sus políticas locales.
Hay grupos activistas que incluso ofrecen check lists de recomendaciones a tener en cuenta antes de emprender la ruta mortal a Vermont, Oregón o a otros países. También existen grupos, como Death With Dignity, que proveen recomendaciones que van desde "crear un testamento y un plan de sucesión" hasta planear detalles del funeral: ¿Quién quieres que hable? ¿Debe haber música?, ¿cuál? Incluso cuentan con modelos de ley para que legisladores estatales redacten sus propias propuestas.
Aunque la recopilación de datos varía en cada estado, el número de muertes es considerablemente menor a otros países. Pero, como advirtió Johnson, podría crecer: al menos otros 19 estados están considerando leyes para permitir el suicidio asistido.