La alianza islamoizquierdista en la academia y la prensa, a la caza de los judíos… y de Occidente
Los discursos de odio en las universidades, acompañados por las mentiras de medios comunicación internacionales, colaboran en que se perpetúe el conflicto en Gaza y en que se alimente el odio que culmina en hechos de violencia antisemita. Pero lo que empieza con los judíos, no termina con los judíos.

Escena del ataque antisemita en Washington
Ataviada con una kufiya roja, Megha Vemuri, presidente de la promoción de 2025 del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se dirigió recientemente a los graduados en la ceremonia de graduación de la universidad con un discurso cargado de odio.
"Han demostrado al mundo que el MIT quiere una Palestina libre", expresó.
Vemuri dijo a los graduados, entre algunos aplausos, que "la primavera pasada, el cuerpo de estudiantes universitarios y el sindicato de estudiantes graduados del MIT votaron abrumadoramente a favor de cortar los lazos con el genocida Ejército israelí”.
"Pidieron un alto el fuego permanente en Gaza, y se solidarizaron con los activistas pro-Palestina del campus. Se enfrentaron a amenazas, intimidación y represión procedentes de todas las direcciones, especialmente de los funcionarios de su propia universidad, pero prevalecieron", manifestó. "Porque la comunidad del MIT que yo conozco nunca toleraría un genocidio", añadió.
Los discursos como el de la estudiante en cuestión abundan hoy en los campus universitarios de Occidente: cargados de emocionalidad barata, de frases hechas sobre "colonialismo" y "resistencia", pero completamente vacíos de razón, de contexto histórico o de análisis ético mínimo. Se disfrazan de solidaridad, pero son la puerta de entrada a una violencia que comienza con eslóganes y termina en agresiones físicas, amenazas, acoso, vandalismo, y hasta asesinatos de judíos.
Pero lo que empieza con los judíos, no termina con los judíos.
Lo más tragicómico es que muchos de quienes alzan la voz "contra el genocidio" son los mismos que en otros contextos se declaran feministas, activistas LGBTQ+, defensores de las minorías y de los derechos humanos. ¿Dónde creen que podrían vivir con libertad, con sus banderas, sus opiniones, sus elecciones personales? ¿En Gaza? ¿En Irán? ¿En Arabia Saudita? No. Solo en Israel
El peligro de las mentiras de la prensa antisemita
Este tipo de discursos, basados, entre otras cosas, en las mentiras de medios de comunicación internacionales como Al Jazeera -el brazo propagandístico de Qatar y la Hermandad Musulmana- y sus filiales pro-Hamás como la CNN y la BBC, entre otras, colaboran en que se perpetúe el conflicto en Gaza y en que se alimente el odio que culmina en hechos de violencia antisemita, tales como el perpetrado por un extremista de izquierda en el Museo Judío de Washington, en el que falleció una joven pareja de empleados de la embajada de Israel, y más recientemente en Boulder, Colorado, donde un islamista egipcio lanzó bombas incendiarias a un grupo de manifestantes que exigían la liberación de los rehenes que se encuentran retenidos por Hamás en Gaza, hiriendo a ocho personas.
Los medios de comunicación han mentido tanto y de manera tan grosera desde que comenzó la guerra tras la masacre del 7 de Octubre, que incluso han tenido que retractarse cuando las mentiras eran más que evidentes. Poco se puede esperar de medios que basan su información sobre el conflicto en los reportes del grupo terrorista Hamás.
Recientemente, han desinformado una vez más al afirmar que soldados israelíes dispararon contra palestinos que estaban buscando alimentos en un centro de ayuda estadounidense. ¿Su fuente? Sí, adivinó, estimado lector: Hamás. Sin embargo, ya fue desmentido por las FDI, que difundieron un video en el que se observa a hombres armados palestinos disparando a la multitud, como así también por la Fundación Humanitaria Global, una ONG estadounidense que trabaja para que los alimentos lleguen a los gazatíes.

JNS
El FBI investiga si el ataque con un "lanzallamas improvisado" contra judíos de Boulder es un delito de odio
JNS (Jewish News Syndicate)
La paradoja progresista
Lo más tragicómico es que muchos de quienes alzan la voz "contra el genocidio" son los mismos que en otros contextos se declaran feministas, activistas LGBTQ+, defensores de las minorías y de los derechos humanos. ¿Dónde creen que podrían vivir con libertad, con sus banderas, sus opiniones, sus elecciones personales? ¿En Gaza? ¿En Irán? ¿En Arabia Saudita? No. Solo en Israel. En los territorios controlados por Hamás o bajo otros regímenes islámicos, serían perseguidos, arrestados, torturados o directamente ejecutados. La paradoja es brutal: defienden a quienes los matarían sin dudar, y atacan a la única sociedad de Medio Oriente donde tendrían alguna posibilidad de ser ellos mismos.
Esta alianza insólita entre la extrema izquierda y el islamismo es uno de los grandes absurdos de nuestro tiempo. Por un lado, los islamistas los usan como idiotas útiles; por otro, muchos de estos progres se sienten cómodos adoptando el discurso antisemita y antioccidental, tal vez por llevar al extremo el sentimiento de culpa o por carecer de capacidad analítica para separar propaganda extranjera de información.
Se creen rebeldes, pero terminan siendo herramientas de Qatar, un importante patrocinador del terrorismo islamista y uno de los principales financistas de estas campañas antisemitas y antioccidentales en universidades y medios de comunicación. Estos rebeldes se convierten en las prostitutas de los regímenes más conservadores y autoritarios del planeta. También lo son de China, de Rusia y de cualquier tirano que odie a Occidente y necesite payasos voceros disfrazados de militantes por la justicia.

JNS
Sesenta y seis parlamentarios israelíes firman una carta de solidaridad con la Diáspora tras el tiroteo en Washington DC
JNS (Jewish News Syndicate)
Sensibilidad selectiva
Otra muestra del doble discurso es su selectiva sensibilidad humanitaria. No se movilizan por los yemenitas muertos de hambre, ni por los sudaneses masacrados, ni por los asesinados en Siria, entre ellos miles de palestinos. No les importan los palestinos que viven en campos de refugiados en Jordania o Líbano sin derechos básicos. No. Sólo les importa la causa palestina cuando pueden usarla para pegarle a Israel y a los judíos. Eso no es solidaridad: es antisemitismo. Un antisemitismo reciclado con vocabulario inclusivo, pronombres de todo tipo, pelos de colores, banderas arcoíris y un gran universo de eslóganes racistas (camuflados de antirracistas), ecologistas y de lucha de clases.
Los izquierdistas no quieren que el conflicto se termine. Porque sin conflicto no hay narrativa de opresores y oprimidos, no hay excusa para su odio, no hay justificación para sus fracasos
El 7 de Octubre, Hamás y otros grupos terroristas palestinos asesinaron a más de 1200 personas en Israel, la mayoría de ellas civiles, muchas de ellas progresistas, feministas, activistas de izquierda, árabes israelíes, personas que ayudaban a diario a los palestinos. No fue un acto de resistencia, fue una masacre, que incluyó violaciones, decapitaciones de bebés y asesinatos de familias enteras en segundos. Y sin embargo, muchos de estos supuestos defensores de los derechos humanos no dijeron una sola palabra. O peor: justificaron el horror. El antisionismo que profesan es apenas una máscara para su antisemitismo, por más que intenten negarlo.
Los judíos progresistas deben reconsiderar sus posiciones
Los judíos progresistas en Estados Unidos y Europa deberían hacerse una pregunta incómoda: ¿hasta cuándo van a seguir defendiendo movimientos que los desprecian, que los usan, pero que no dudarían en ponerlos en la lista negra si el poder cambiara de manos, si el califato en Occidente termina de convertirse en una realidad? Hoy, ser judío es suficiente para estar en la mira de esta extraña coalición islamoizquierdista. Intentar escudarse en el miserable sentimiento de culpa, en jugarla de empáticos con sus verdugos, a final de cuentas, no va a calmar a los verdugos.

Opinión
El terrorismo interno es el siguiente paso inevitable para los simpatizantes de Hamás
Jonathan S. Tobin
La izquierda quiere perpetuar el conflicto en Gaza
Y no, el conflicto en Medio Oriente no es tan complejo como lo quieren hacer ver. Si mañana Hamás depusiera las armas y liberara a los rehenes, la guerra terminaría. Podrían tener su propio Estado, vivir en paz, desarrollarse. Pero no quieren. Porque su objetivo no es la convivencia, sino el exterminio de los judíos y luego siguen los demás. Y porque la victimización, amplificada por Al Jazeera y sus prostitutas, como la CNN, la BBC y demás medios que compran cualquier propaganda sin contrastar, les sirve como herramienta para seguir intentando eso que no lograron los árabes en 1948, 1967 ni en ninguna de las guerras que ellos mismos iniciaron.
Del mismo modo, los izquierdistas no quieren que el conflicto se termine. Porque sin conflicto no hay narrativa de opresores y oprimidos, no hay excusa para su odio, no hay justificación para sus fracasos. Así como los palestinos fueron construidos como símbolo útil tras la creación de Israel para acabar con el Estado judío y los judíos, hoy son el combustible de una ideología basada en la envidia, el resentimiento y el deseo de destrucción.
La envidia y el resentimiento son el motor del antisemitismo y el antioccidentalismo izquierdista
Israel, mientras tanto, sigue adelante. Bajo ataque, pero innovando. Cercado por el odio, pero creando soluciones tecnológicas que mejoran la vida en todo el mundo. Es la Start Up Nation. Y esa luz, en medio de tanto oscurantismo, irrita a quienes sólo saben destruir. Por eso la izquierda lo odia. Por eso quieren que Gaza siga siendo un campo de batalla en vez de un lugar de progreso. No les interesan los palestinos. Les interesa tener una excusa para odiar.
Si realmente les importaran los palestinos, dejarían de apoyar a Hamás, dejarían de repetir slogans vacíos, y empezarían a promover la paz, la educación, la cooperación y el progreso. Deben dejar de dividir, de justificar el terrorismo, de darles argumentos a quienes usan la sangre para ganar notoriedad. Y si de verdad quieren cambiar el mundo, empiecen por no ser funcionales a los bárbaros que quieren destruir Occidente; incluido a ellos mismos.