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El Partido Comunista Chino, la organización criminal transnacional más peligrosa del mundo

El Estado chino no sólo es un peligroso actor internacional, sino que también es un delincuente común. Quizá deberíamos decir que es un delincuente inusual o de Estado, el tipo más poderoso e insidioso.

(Cordon Press)

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El régimen chino trafica drogas ilegales, fauna protegida y seres humanos. Blanquea dinero y participa en ataques de ransomware. Roba la propiedad intelectual. El grupo gobernante, como cuestión de política de Estado, asesina a personas por sus órganos.

El Estado chino no sólo es un peligroso actor internacional, también es un delincuente común. Quizá deberíamos decir que es un delincuente inusual o de Estado, el tipo más poderoso e insidioso.

¿Cuál es la mayor organización criminal transnacional del mundo? Con 96,7 millones de miembros, es el Partido Comunista de China (PCCh).

El programa Estrategia de lucha contra la delincuencia organizada transnacional, publicado en 2011, define "delincuencia organizada transnacional" como "asociaciones que se auto perpetúan" y que operan a escala transnacional "con el fin de obtener poder, influencia, beneficios monetarios y/o comerciales, total o parcialmente por medios ilegales". Estas organizaciones se protegen "a través de un patrón de corrupción y/o violencia."

Lo anterior describe al Partido Comunista Chino a la perfección.

El partido queda fuera de la definición de Obama solamente en que no tiene el "beneficio económico" como "objetivo principal".

El objetivo primordial de Pekín es gobernar -no dominar- el planeta Tierra y las partes cercanas del sistema solar. Xi Jinping está trabajando para imponer el sistema de la era imperial china, en el que los emperadores creían no solamente que tenían el Mandato del Cielo para gobernar tianxia o "todo bajo el Cielo", sino que también estaban obligados por el Cielo a hacerlo. Además, los funcionarios chinos a partir de 2017 hablaron públicamente de la Luna y Marte como territorio soberano chino, parte de la República Popular.

Esta visión expansiva china tiene muchas implicaciones, pero una de ellas es que el régimen de China no se cree sujeto a las leyes de la comunidad internacional. El régimen chino, con esta mentalidad, piensa que todo lo que hace, por definición, está en su derecho y, por tanto, no es delictivo.

Sin embargo, China es una gran escena del crimen. Todos los crímenes transnacionales cometidos en el Estado chino -incluso los cometidos por agentes no estatales- son también actos delictivos del PCCh.

¿Por qué?

La República Popular China mantiene el estado de vigilancia más sofisticado del mundo. Con la posible excepción de la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), ningún Estado conoce mejor las actividades de su población.

En China, por ejemplo, hay más de 700 millones de cámaras de vigilancia en su sistema SkyNet, aproximadamente una cámara por cada dos residentes. Estos dispositivos están siendo conectados a un sistema controlado centralmente, mientras el régimen cose un sistema nacional de crédito social para controlar a cada persona en la República Popular.

Además, el régimen utiliza los 1.690 millones de teléfonos móviles -de los cuales 970 millones son smartphones- con fines de vigilancia. Los taxis y otros vehículos también tienen cámaras instaladas por el Gobierno. El PCCh ha pensado en todo. Como resultado, China se está convirtiendo rápidamente en un Estado totalitario y de vigilancia total.

El Partido Comunista no puede dirigir un Estado así y alegar que no sabe lo que pasa. Por lo tanto, si en China siguen operando grandes bandas criminales, es obvio que estas organizaciones cuentan tanto con el conocimiento como con la aprobación del partido-Estado.

Esto significa que el PCCh es responsable de las decenas de miles de estadounidenses que mueren anualmente a causa del fentanilo. El fentanilo es uno de los tantos opiáceos que las bandas chinas diseñan y fabrican en laboratorios en el país asiático. A continuación, las bandas venden los precursores químicos principalmente a dos cárteles mexicanos, que mezclan los precursores chinos y luego introducen el fentanilo de contrabando en Estados Unidos a través de una frontera sur que se encuentra muy abierta. El resultado, escribió Vanda Felbab-Brown, de la Brookings Institution, es "la epidemia de drogas más mortífera de la historia de Estados Unidos".

Como Ray Donovan, recientemente retirado Jefe de Operaciones de la DEA (Administración para el Control de Drogas), dijo a Fox News Digital: "China es la nación líder en la producción de precursores químicos utilizados para fabricar fentanilo y la industria química china es la industria más desregulada de toda China."

Además, el Estado de vigilancia chino no se limita a conocer y aprobar las actividades de las bandas de narcotraficantes, sino que también les presta apoyo diplomático. A principios de abril, por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró públicamente lo siguiente: "No existe el llamado problema de tráfico ilícito de fentanilo entre China y México".

Asimismo, el Gobierno central chino y los medios de comunicación del Partido Comunista apoyan a las bandas chinas. Incluso las empresas privadas chinas participan en este bombardeo propagandístico. TikTok, por ejemplo, al que Pekín controla eficazmente, glorifica el consumo de drogas. Sí, la popularísima aplicación tiene directrices comunitarias que prohíben los vídeos que promueven el consumo de drogas, pero se pueden encontrar videos con millones de visitas que enseñan a los niños a consumir drogas ilegales.

Además, las bandas chinas blanquean los beneficios a través del sistema bancario estatal chino. Los "intermediarios del dinero" chinos, que trabajan para los capos de la droga latinoamericanos, han desplazado rápidamente a sus rivales con, según declaró una fuente a Reuters, "la forma más sofisticada de blanqueo de dinero que jamás haya existido."

Las bandas chinas utilizan teléfonos desechables y aplicaciones bancarias chinas para mover grandes sumas de dinero de forma rápida, discreta y segura a través del sistema bancario estatal chino. El Partido Comunista de China controla férreamente todos los bancos del país, y nadie puede transferir sumas a través de sus redes sin la cooperación del régimen.

No es sorprendente que Pekín no haya colaborado con los esfuerzos estadounidenses para detener el tráfico de fentanilo.

¿Por qué recurre el Partido Comunista a actividades delictivas? Al parecer, el régimen ve en el fentanilo una forma de aumentar su Poder Nacional Total, o CNP. El CNP es un marco empírico, desarrollado por los soviéticos, para clasificar a los países. China quiere el número uno, y una forma de conseguirlo es disminuyendo la clasificación de Estados Unidos. La delincuencia transnacional, especialmente el tráfico de fentanilo, resulta muy útil para eso.

Sin embargo, las ambiciones del Partido Comunista van más allá de la clasificación del CNP. ProPublica ha vinculado a los blanqueadores de dinero chinos que movían el dinero de la droga latinoamericana con el intento de Pekín de influir en la política estadounidense. Li Xizhi, en su día el principal blanqueador de dinero de China en el hemisferio occidental, y su socio Liu Tao emprendieron "una búsqueda de influencia política" que se tradujo en al menos dos reuniones con un reciente presidente estadounidense, Donald Trump. Parece que se trataba de una operación encubierta china para penetrar en la política estadounidense, ya que las incursiones políticas de Li no tenían casi nada que ver con su negocio de blanqueo de dinero.

Además, cada vez es más evidente que las autoridades chinas han decidido fomentar el tráfico de drogas en América para desestabilizar la región y extender la corrupción, así como la adicción y la muerte. Las bandas chinas no sólo actúan en el margen de la sociedades de América Latina y el Caribe, sino que también corrompen a las élites dirigentes, es decir, a países enteros, como puede leerse en la cita de Joseph Humire más adelante.

En el hemisferio occidental, China distorsiona los negocios y la política. Los resultados de las actividades de Pekín son más corrupción, más conflictos y más desestabilización.

"En el fondo, la República Popular China está centrada en ganar influencia geopolítica sobre países de América Central y del Sur para utilizarla en un eventual conflicto con Estados Unidos", declaró a Gatestone Joseph Humire, del Center for a Secure Free Society. "Esto incluye empoderar a líderes autocráticos vinculados con actores ilícitos en cada país para cambiar los incentivos de un sistema de libre empresa a un sistema de empresa ilícita que depende del tráfico de drogas, el de personas, el contrabando, la pesca ilegal y otras actividades ilícitas."

Estos son solamente algunos de los crímenes de China detallados en el nuevo libro de Frank Gaffney, The Indictment: Prosecuting the Chinese Communist Party & Friends for Crimes Against America, China, and the World. Lamentablemente, las fuerzas de seguridad estadounidenses persiguen a individuos cuando deberían perseguir al Partido Comunista de China. Del mismo modo, el Tesoro estadounidense anunció el 30 de mayo sanciones a 13 entidades de China por la producción de drogas sintéticas ilícitas, pero no nombró al verdadero culpable, el Partido.

La criminalidad y la anarquía son inherentes a la naturaleza del comunismo chino, que idealiza la lucha y la dominación; y la criminalidad continuada de su grupo dirigente pone en tela de juicio las suposiciones básicas del mundo sobre el sistema chino.

El Partido Comunista de China amenaza ahora con engullir el mundo con su criminalidad. Lo que está en juego, por tanto, son los principios que mantienen unida a la sociedad moderna.

© Gatestone Institute

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