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Las mentiras de los medios sobre falsos mártires y hambrunas alimentan el antisemitismo

La elevación de Mohsen Mahdawi, que odia a Israel, a la categoría de héroe de la libertad de expresión, unida a la difusión de mentiras sobre las condiciones en Gaza, está poniendo en peligro a los judíos estadounidenses.

Manifestación pro-Hamás en Orlando, Florida

Manifestación pro-Hamás en Orlando, FloridaMiguel J. Rodríguez Carrillo / AFP

El auge sin precedentes del antisemitismo en todo Estados Unidos desde los ataques terroristas palestinos dirigidos por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023 ha creado una nueva realidad para los judíos estadounidenses, especialmente para los estudiantes pertenecientes a esta comunidad en los campus universitarios. Pero tal vez el aspecto más siniestro de lo que se ha desarrollado en los últimos 19 meses no es solo la forma en que las universidades de élite se transformaron en ambientes hostiles para los judíos.

La parte más aterradora de esta trágica saga es la forma en que las organizaciones y activistas antisemitas, ayudados activamente por algunos de los medios de comunicación más prestigiosos y poderosos del país, han estado manipulando a los judíos. Han estado haciendo todo lo posible para convencer a las víctimas de esta campaña de odio de que las personas que los han estado acosando están en realidad en contra del antisemitismo, al tiempo que promueven la propaganda destinada a describir a Israel y a los judíos como malvados opresores.

Aunque éste ha sido el plan de juego de los que animan a los terroristas de Hamás desde el 7 de Octubre, se hizo aún más evidente la semana pasada cuando la prensa progresista se esforzó por presentar a Mohsen Mahdawi, líder de las turbas que acosaban a los judíos en la Universidad de Columbia, no solo como un mártir de la libertad de expresión, sino como alguien que está en contra del antisemitismo. Estos mismos medios han estado resucitando una patraña ya desacreditada sobre Israel causando una hambruna en Gaza.

La prensa, encabezada por medios de comunicación tradicionales como The New York Times, CBS News y el canal de noticias por cable MSNBC, ha pasado de apoyar tácitamente la demonización de Israel y los judíos tras el 7 de Octubre a participar activamente en ella. Al hacerlo, han demostrado una vez más que han desechado el periodismo y lo que quedaba de su credibilidad por el activismo de izquierda.

El impacto de su cobertura de la agitación en los campus universitarios y de la guerra contra Hamás en Gaza, que los grupos que están detrás de la oleada de odio utilizan como justificación de sus esfuerzos, trasciende la cuestión del declive de la confianza en los medios de comunicación. Su mala praxis periodística se ha convertido en el principal motor que impulsa la intimidación y el vilipendio de los judíos.

La glorificación del líder de la turba

Mahdawi se convirtió en el último ejemplo del encaprichamiento de los medios progresistas con las personas detenidas por la Administración Trump. Un árabe palestino que tiene una green card, fue detenido mientras se sometía a una entrevista para su solicitud de ciudadanía estadounidense como parte de los esfuerzos del Gobierno para tomar medidas enérgicas contra aquellos extranjeros involucrados en las turbas pro-Hamás que acosaban a estudiantes judíos en Columbia.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó al Tribunal Federal de Vermont, donde Mahdawi había sido detenido, de que el Secretario de Estado Marco Rubio revocaba su green card porque las "actividades y la presencia de Mahdawi en Estados Unidos socavan la política estadounidense de lucha contra el antisemitismo". También señalaba que los esfuerzos por perturbar la vida universitaria que Mahdawi dirigía en Columbia "socavan potencialmente el proceso de paz en curso en Oriente Medio". Ambos puntos son razones legítimas para deportar a Mahdawi, pero un juez lo ha puesto en libertad a la espera de nuevos procedimientos judiciales.

Desde su puesta en libertad, se ha convertido en el centro de atención de los medios de comunicación corporativos, ha escrito un artículo de opinión en The New York Times y ha sido objeto de un perfil adulador en el programa 60 Minutes de la CBS, en el que se le permitió hacerse pasar tanto por un mártir de la libertad de expresión como por un defensor de la paz. Esta narrativa, que lo describía como objeto de persecución por parte de la Administración, se amplificó aún más con la cobertura de medios como NPR. En ese reportaje se afirmaba que había sido víctima de malos tratos por parte de partidarios de Israel porque cantaban a favor de la liberación de los rehenes maltratados por Hamás mientras Mahdawi despotricaba sobre Gaza con un megáfono en el campus. Las afirmaciones de Mahdawi de que se opone al antisemitismo y quiere la paz no fueron rebatidas. Mientras tanto, otros medios de izquierda como New York Magazine lo vitorearon como un héroe de la "resistencia" anti-Trump y anti-Israel.

Contrariamente a la forma en que ha sido retratado, Mahdawi no es un defensor de la paz. Líder de las acampadas ilegales pro-Hamás y de las tomas de edificios en Columbia, apoyó el asalto asesino de Hamás contra civiles en el Estado judío y pidió repetidamente la destrucción de Israel, un resultado que sólo podría obtenerse mediante el genocidio de su población. Como señalaba un artículo más preciso de The Free Press, estuvo implicado personalmente en varios incidentes en los que acosó a estudiantes judíos, incluido uno en el que les hizo sonar una sirena. Mientras que Columbia concedió a Mahdawi un pase por sus actividades contrarias a la ley, un estudiante judío fue objeto de medidas disciplinarias por llamar "nazi" al defensor del terrorismo.

Además, tiene un historial de declaraciones antisemitas y apoyo al terrorismo que se remonta a 2015, cuando dijo: "Me gusta matar judíos", mientras buscaba adquirir un rifle de francotirador. Mahdawi tiene estrechos vínculos familiares con terroristas palestinos convictos a los que ha elogiado como héroes y mártires, en lugar de desvincularse de sus acciones como haría alguien que fuera defensor de la paz.

En cuanto a su pretensión de ser un defensor de la paz, o, como hizo en un video, argumentar que el canto genocida de "del río al mar" no significa genocidio judío, eso no es más que una manipulación. Baste decir que cualquiera que piense que la única manera de que la paz se puede lograr es la destrucción del único Estado judío en el planeta, no debe ser tomado en serio como otra cosa que un antisemita rabioso.

Oposición a Trump

Nada de esto importa a quienes lo han elevado a la categoría de mártir de la "libertad de expresión".

Esto se debe en parte a la política partidista. Muchos en la izquierda están dispuestos a glorificar a cualquiera que sea blanco de deportación por parte de la Administración Trump como víctimas que han sido secuestradas por el Gobierno, en lugar de infractores de la ley y amenazas a la seguridad pública. Al igual que los demócratas se unieron a la causa del miembro de la banda MS13 Kilmar Abrego García, también lo hizo el senador Peter Welch (D-Vt.) cuando visitó a Mahdawi en la cárcel, y luego se hizo eco de mentiras sobre el agitador que buscaba la paz y hacía causa común con los judíos.

Lamentablemente, la misma motivación está detrás de la decisión de 500 rabinos reformistas, conservadores y reconstruccionistas de firmar una carta oponiéndose a los esfuerzos del presidente Donald Trump para obligar a las instituciones de educación superior a tomar medidas contra el antisemitismo en sus campus, así como a abandonar las ideologías izquierdistas woke que alimentan el odio contra los judíos.

Lo que está sucediendo aquí no es simplemente una ola de simpatía por aquellos amenazados de deportación por la Administración. Estos intentos de tratar como víctimas a los partidarios del terror que han organizado y participado en matones esfuerzos por intimidar a estudiantes judíos e incluso a miembros de la facultad están vinculados a una cobertura mediática igualmente deshonesta de la guerra posterior al 7 de Octubre que Israel está librando para erradicar a Hamás.

De hecho, muchos en la prensa progresista dominante han estado actuando como taquígrafos de Hamás desde el 7 de Octubre, aceptando estadísticas flagrantemente falsas sobre víctimas civiles como verdaderas, restando importancia o negando los objetivos genocidas del grupo islamista y alegando falsamente que las Fuerzas de Defensa de Israel han estado cometiendo crímenes de guerra cuando, de hecho, tienen más cuidado de evitar pérdidas civiles que cualquier otro ejército moderno.

El mito de la hambruna

Actualmente, el principal tema de conversación de los medios de comunicación antiisraelíes es un esfuerzo por revivir el mito de que hay una hambruna en Gaza. Las acusaciones de que las fuerzas israelíes matan deliberadamente de hambre a los palestinos no han cesado desde que comenzó la guerra, a pesar de que las Naciones Unidas, que son profundamente hostiles al Estado judío, admitieron que no era cierto.

Pero como Hamás se niega a liberar a los rehenes israelíes que aún tiene en su poder, y tampoco se muestra dispuesto a deponer las armas y abandonar el control de la Franja, Israel ha detenido el flujo de ayuda a las zonas que controla el grupo terrorista. También planea tomar el control de la distribución de alimentos y combustible en el enclave costero para impedir que Hamás siga robando la mayor parte.

Los palestinos de Gaza están sufriendo la continuación por parte de Hamás de la guerra que inició el 7 de Octubre, pero no hay pruebas de hambruna ni nada que se le parezca. Sin embargo, periódicos como el Times ignoran estos hechos con el fin de seguir impulsando una narrativa sobre israelíes que oprimen a los palestinos. La responsabilidad de esta situación corresponde a los terroristas, no a la nación que atacaron. Sin embargo, las afirmaciones de una catástrofe humanitaria forman parte en gran medida de un esfuerzo por permitir que el grupo islamista mantenga el control, algo que garantizará que el Estado judío sufra más atrocidades bárbaras como las que iniciaron esta lucha. La única forma de aliviar la situación no es levantar el asedio a Hamás, sino forzar su rendición.

Mientras tanto, la incendiaria cobertura de Gaza no hace más que dañar la imagen de Israel al tiempo que, en gran medida, da a los palestinos un pase para sus continuos esfuerzos por masacrar judíos. Los mitos sobre el "genocidio" o la "hambruna" que se está produciendo también están dando alas a los partidarios de Hamás en Estados Unidos y a su campaña contra los judíos. Sin la amplia publicación y difusión de falsedades sobre las acciones israelíes de autodefensa, sería difícil, si no imposible, que personas como Mahdawi se salieran con la suya en su matonismo intolerante. Tampoco sería tratado como un héroe si no fuera por el hecho de que los medios progresistas dan crédito a la narrativa engañosa sobre las acciones israelíes para exonerar en última instancia a los responsables del 7 de Octubre, así como a aquellos, como Mahdawi y otros palestinos, que siguen aplaudiendo tales crímenes bárbaros.

La aceptación por parte de los medios de comunicación de historias sobre una falsa hambruna y falsos mártires entre los condenados a la deportación ha legitimado una mentalidad entre muchos estadounidenses que consideran que los derechos y las vidas de los judíos no merecen respeto ni protección. Ya es bastante malo que se permita a Mahdawi salirse con la suya con la desinformación sobre sus acciones criminales y sus creencias tóxicas sobre Israel, y que las organizaciones de noticias absuelvan a Hamás del impacto de la guerra que lanzó. Sin embargo, es la aceptación de la narrativa de Hamás sobre Gaza y universidades como Columbia lo que ha sido clave para el aumento del odio a los judíos.

Para los llamados progresistas impregnados de ideas como la teoría crítica de la raza, la interseccionalidad y el colonialismo de poblamiento, la deslegitimación de los judíos estadounidenses es el corolario inevitable de sus ataques contra el Estado judío. A pesar de las declaraciones formales de condena al odio hacia los judíos, derrotar el antisemitismo será imposible mientras los principales medios periodísticos sigan respaldando esta campaña mendaz.

© JNS

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