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Chile rechaza por segunda vez el proyecto para cambiar la Constitución aprobada por Augusto Pinochet

La opción “en contra” salió vencedora, alcanzando el 55,7 % de los votos con más del 99 % de las mesas escrutadas.

Fotografía de una mano sosteniendo un libreto con la segunda propuesta constitucional para modificar la Constitución de Chile delante del palacio presidencial.

(Pablo Vera / AFP)

Chile volvió a rechazar, ampliamente, el proyecto para cambiar la constitución aprobada por el general Augusto Pinochet en 1980, un texto favorable al mercado que se mantiene firme a pesar de las críticas de los movimientos progresistas chilenos que iniciaron un ciclo de protestas, disturbios y elecciones populares celebradas desde el 2019.

Los resultados oficiales fueron categóricos: la opción “en contra” salió vencedora alcanzando el 55,7 % de los votos frente al 44,2 % de la opción “a favor” con más del 99 % de las mesas escrutadas.

Si bien el progresismo chileno, de la mano del presidente Gabriel Boric, impulsó el proyecto para cambiar la Constitución, en esta ocasión la redacción del nuevo texto constitucional estuvo liderada por el Partido Republicano, fundado por el conservador José Antonio Kast, una situación que se dio luego de que el Gobierno progresista de Boric buscara, nuevamente, cambiar la Constitución a pesar de que la sociedad chilena ya había rechazado el proyecto.

De esta forma, la sociedad chilena eligió un nuevo Consejo Constitucional dominado por las fuerzas de la centroderecha que intentó impulsar un cambio de Constitución, pero más conservador, a diferencia del progresismo liderado por Boric.

No obstante, la sociedad chilena optó por mantener su actual Carta Magna, vigente desde la época de Pinochet.

De hecho, el resultado de hoy se explica porque los sectores conservadores en Chile estaban divididos sobre qué opción votar.

Muchos referentes del conservadurismo chileno optaron por no acudir a las urnas y también por la opción “en contra”, por lo que este actual rechazo tampoco significa, necesariamente, un triunfo del progresismo en Chile, sino más bien un llamado para intentar seguir por un camino que mantenga la estabilidad política e institucional en el país sudamericano.

Javier Macaya, presidente de la Unión Democrática Independiente, del comando del "a favor" de la nueva Constitución, de hecho, reconoció rápidamente los resultados y afirmó que “la izquierda” en Chile estaba celebrando un “resultado amargo”.

“Se ratifica por segunda vez la Constitución vigente, es una decisión de la democracia (...) Vamos a impedir que la izquierda persista en el ánimo de refundar Chile”, dijo.

“Chile no quiere cambios constitucionales ni tampoco refundaciones. (...) Le exigimos al gobierno, a las fuerzas de izquierda, que sean coherentes con un compromiso que hicieron de no volver a levantar el tema constituyente”, sentenció.

Asimismo, el líder conservador, José Antonio Kast, reconoció la derrota con “mucha humildad” y reflexionó que el resultado se explica por “múltiples razones que debemos analizar en las semanas que vienen. Fracasamos en el esfuerzo por convencer a los chilenos que esta era una mejor Constitución que la vigente y que era el camino más seguro para terminar con la incertidumbre política, económica, social y cerrar el proceso constitucional”.

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