El hackeo a la Secretaría de Defensa mexicana revela que militares vendieron armas e información a cárteles de la droga
Un grupo autodenominado Guacamaya anuncia que se ha hecho con más de cuatro millones de documentos del Gobierno.
Militares mexicanos vendieron armas, munición e información clave a cárteles de la droga. Así lo ha desvelado un grupo autodenominado Guacamaya tras hackear la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) del país.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que ha publicado una parte de la información hackeada, señala al menos a dos soldados, que todavía no han sido identificados, como presuntos contactos con los traficantes. Según los documentos, los cárteles se referían a uno de ellos como "Antiguo". Las investigaciones en curso habrían localizado su ubicación en el Campo Militar número 1 de la Ciudad de México, gracias al análisis de su señal telefónica.
Granadas a 26.000 pesos la unidad
Según un informe de inteligencia del 10 de junio de 2019, la Sedena ya sabía entonces que un militar ofrecía equipo táctico, armas y granadas, además de facilitar información de movilidad y operativos de fuerzas armadas a una célula de un cártel con base en Tejupilco, Estado de México. Ese mismo año, "el 31 de mayo, el militar ofreció a operadores del grupo delictivo 70 granadas de fragmentación a un costo de 26 mil pesos cada una. La célula delictiva confirmó la compra de ocho de ellas, las cuales fueron entregadas en Atlacomulco, Estado de México".
También en 2019, el 24 de junio, los servicios de inteligencia redactaron un documento en el que desvelaban que el militar que proporcionaba armas a los delincuentes es escolta de un mando castrense al que los criminales llaman “nuevo Comandante” y que tiene el rango de Coronel. En las llamadas interceptadas por la Sedena, el soldado informó a un líder del grupo criminal que desde hacía dos semanas tenía un nuevo jefe y que forma parte de su escolta. Según las conversaciones, presentaba a su superior como un coronel originario de Tepalcatepec, Michoacán, “que gusta de dinero, bebida y le entra a todo”.
Localización de víctimas para el cártel
Las filtraciones indican de los negocios no se limitaban a las armas que el militar pudiera ofrecer. También los delincuentes planteaban su particular lista de la compra a su contacto. En una de las llamadas interceptadas, uno de los jefes criminales solicitó al soldado “dos millares de municiones para fusil AK-47, cinco millares para R-15 y 50 cargadores de cada tipo de rifle”.
Además, el militar se habría ofrecido a los traficantes a facilitar localizaciones de quienes pudieran incomodar a los delincuentes. Así, en las llamadas interceptadas salió el nombre del fiscal regional en Amecameca, a quien el líder criminal planeaba asesinar.