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Prisión y tortura en Venezuela: el calvario de un estadounidense liberado por Grenell

Sometido a condiciones inhumanas, pasó 14 horas diarias inmóvil, sin hablar ni dormir, bajo luz constante y música ensordecedora.

Richard Grenell, enviado especial de Trump, con seis rehenes liberados en Venezuela

Richard Grenell, enviado especial de Trump, con seis rehenes liberados en Venezuela'X' / @RichardGrenell

Sabrina Martin
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El régimen de Nicolás Maduro ha sido acusado reiteradamente de utilizar la detención de extranjeros como una estrategia de presión política. Uno de los casos más recientes es el de Eric Arthur, un jubilado estadounidense que, según cuenta, pasó semanas sometido a torturas en una prisión venezolana antes de ser liberado gracias a la intervención de Richard Grenell, enviado especial de la Casa Blanca.

Detención y abusos en cárceles venezolanas

Arthur, un experimentado navegante de 62 años, fue interceptado por la guardia costera venezolana y, desde ese momento, comenzó su pesadilla. Fue encarcelado en Caracas y sometido a condiciones inhumanas: lo obligaban a permanecer sentado en una silla durante 14 horas diarias sin poder hablar, dormir ni moverse libremente. La luz encendida permanentemente y la música a todo volumen formaban parte del tormento psicológico.

Las bajas temperaturas del aire acondicionado y las duchas frías lo debilitaron, provocándole mareos y escalofríos. Tras quejarse por el trato recibido, lo encadenaron de manos y pies. La falta de acceso a comida adecuada y el constante acoso de los guardias agravaron sus problemas de presión arterial, llevándolo a un estado de extrema debilidad.

“Solo intentan agotarte para que, cuando te interroguen, aceptes lo que te digan”, relató Arthur, refiriéndose a su acusación de espionaje.

Negociaciones y liberación

Mientras Arthur sufría torturas, el Gobierno de Donald Trump negociaba la repatriación de ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela. Richard Grenell fue enviado a Caracas para exigir la aceptación de deportados venezolanos desde EEUU y la liberación de prisioneros estadounidenses.

El régimen de Maduro no había reconocido públicamente la detención de Arthur, quien no había sido acusado formalmente de ningún delito ni tenía acceso a un abogado, lo que lo dejaba fuera de cualquier acuerdo. Sin embargo, en un giro inesperado, dos de los prisioneros que iban a ser liberados se negaron a abandonar sus celdas por temor a que se tratara de una farsa, una táctica que los guardias ya habían empleado antes. Esto permitió que Arthur y otro estadounidense ocuparan su lugar en la lista de liberados.

Antes de ser trasladado a un aeródromo para su salida, Arthur fue obligado a grabar un video en el que afirmaba haber recibido un buen trato y prometía no demandar al régimen venezolano. Con los ojos vendados y esposado, temió por su vida hasta que finalmente fue recibido en la pista por Grenell y abordó un avión militar estadounidense rumbo a la Base Conjunta Andrews en Maryland.

Después de pasar tres semanas secuestrado en Venezuela, Arthur ahora solo desea disfrutar tiempo con sus amigos y familia. “No sé si volveré a salir del país”, admitió. “Tengo 62 años. No me gusta asomarme al abismo”. 

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