El asesinato de Momika dispara las críticas contra la inmigración islámica en Suecia y otros países de Europa
La muerte del activista crítico del islam generó una gran indignación entre personalidades políticas, activistas e internautas. La inmigración masiva de personas provenientes de países musulmanes ha creado una crisis cultural y política en el país escandinavo.

Salwan Momika en una manifestación
El asesinato de Salwan Momika, un refugiado iraquí crítico del islam que huyó a Suecia y se hizo famoso por quemar públicamente el Corán en reiteradas ocasiones, despertó una gran indignación entre personalidades políticas, activistas e internautas, quienes apuntaron contra el ingreso masivo de inmigrantes de países musulmanes a diversos países de Europa y manifestaron su contundente defensa de la libertad de expresión.
El parlamentario neerlandés Geert Wilders expresó: “Nos guste o no, a cualquiera se le debería permitir quemar el Corán y definitivamente nadie debería ser asesinado por ello”.
Momika argumentaba que su protesta no estaba dirigida contra los musulmanes, sino contra la religión islámica, y afirmaba que su intención era proteger a la población sueca de los mensajes contenidos en el Corán.
El accionar de Momika generó una serie de protestas en el mundo musulmán contra él y contra Suecia. De hecho, en julio de 2023, en Bagdad, capital de Irak, una turba violenta irrumpió en la embajada sueca y la prendió fuego.
En 2023, debido a las crecientes amenazas islamistas, Suecia elevó su nivel de alerta terrorista y advirtió a sus ciudadanos sobre posibles ataques tanto dentro como fuera del territorio sueco.
Meses después de la primera quema del Corán, un terrorista de la organización Estado Islámico asesinó en Bruselas, Bélgica, a dos aficionados suecos de fútbol que habían viajado para ver un partido de la selección de su país.
El problema de Suecia con la inmigración islámica
La masiva inmigración de musulmanes a Suecia, que se ha estado llevando a cabo durante décadas como parte de las políticas multiculturales del país escandinavo, ha generado un desafío cultural y político para los ciudadanos suecos, y particularmente para la comunidad judía del país.
En un artículo publicado en el periódico de Israel Maariv en 2024, el periodista israelí David Ben Basat sostuvo que los refugiados aprovecharon las puertas abiertas de las autoridades suecas para llegar al país y transformaron la composición demográfica de Suecia.
Actualmente, aproximadamente el 10% de la población sueca es musulmana.
Salwan Momika burned the Quran, arguing that Islam is a violent religion. In a grim twist of irony, he was murdered by those who sought to prove him wrong.
— Masih Alinejad 🏳️ (@AlinejadMasih) January 30, 2025
Salwan escaped Iraq in search of safety, hoping to find refuge in Europe. But even there, his voice was silenced by… pic.twitter.com/kL0XZbFTVW
Ben Basat hizo hincapié en Malmö, una ciudad portuaria de unos 350.000 habitantes, que ha cambiado radicalmente su identidad. De ser una urbe cosmopolita y multicultural, pasó a ser un lugar donde alrededor del 50% de los residentes no son de origen sueco, con una gran proporción de musulmanes.
La alcaldesa Katrin Jammeh sigue creyendo en el multiculturalismo, pero sus críticos argumentan que los inmigrantes están ganando control sobre la ciudad, generando brechas sociales y conflictos con la población local.
La creciente presencia musulmana ha provocado tensiones sociales y ha llevado a que muchos suecos abandonen Malmö en busca de otras ciudades, indicó el periodista israelí.
La ciudad está dominada por bandas criminales organizadas, lo que hace la vida imposible para muchos habitantes. Los musulmanes hostigan a judíos y no judíos blancos en la ciudad, señaló el reportero. Y agregó que los miembros de la comunidad judía suelen ocultar su identidad por temor.
Ben Basat sostuvo además que las organizaciones sueco-palestinas, que reciben apoyo del Gobierno, han canalizado fondos humanitarios hacia instituciones vinculadas a la organización islamista radical Hermanos Musulmanes, la cual está acusada de apoyar a diversas organizaciones terroristas.
También se ha denunciado que el Partido de Izquierda sueco ha financiado, a través de organizaciones danesas, entidades que respaldan la yihad.

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Debido a esta compleja situación, a finales del 2024, el Gobierno sueco consideraba ofrecer pagos de hasta 34.000 dólares a los migrantes que abandonen el país, según un informe de la agencia AFP.
¿Son refugiados?
En 2022, una encuesta de Novus reveló que el 79% de los refugiados que viven en Suecia han pasado sus vacaciones en el país del que huyeron, aunque casi ninguno deseaba regresar de forma permanente, lo que pondría en duda el estatus de refugiados de los muchos inmigrantes.