Alcatraz, ¿el CECOT de Donald Trump?

Algo más de una milla náutica la separa de la costa de San Francisco (California). La isla de Alcatraz es ese pequeño terreno -con un área de unas nueve hectáreas- situado en la bahía donde se aposentan los cimientos de una de las prisiones de más renombre, la prisión de Alcatraz. Tras más de seis décadas vacía de presos, la penitenciaría volverá a cumplir con su principal función: encerrar a los criminales más peligrosos.

A través de un anuncio oficial, Donald Trump ordenó la reapertura de la prisión de Alcatraz, aunque no dio una fecha exacta sobre cuándo se llevará a cabo. Porque antes, el presidente informó de que el recinto sufrirá ciertas modificaciones y reformas para alejar a "la escoria de la sociedad" (tal y como se refirió a los criminales) de las calles y garantizar la seguridad nacional y la de los ciudadanos.

"Durante demasiado tiempo, América ha estado plagada de delincuentes viciosos, violentos y reincidentes, la escoria de la sociedad, que nunca aportarán nada más que miseria y sufrimiento. Cuando éramos una nación más seria, en tiempos pasados, no dudábamos en encerrar a los criminales más peligrosos, y mantenerlos lejos de cualquiera a quien pudieran dañar. Así es como debe ser", dijo Trump.

"Ya no toleraremos a estos delincuentes en serie que siembran la suciedad, el derramamiento de sangre y el caos en nuestras calles. Por eso, hoy, estoy ordenando a la Oficina de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y Seguridad Nacional, reabrir un Alcatraz sustancialmente ampliado y reconstruido, para albergar a los delincuentes más despiadados y violentos (...) Servirá como símbolo de ley, orden y justicia", agregó el presidente.

Alcatraz: el CECOT de EEUU

Observando sus palabras, Trump pretende que Alcatraz recupere su estatus de prisión de referencia y convertirlo en un bastión en el que reine la máxima seguridad, emulando a otros países que cuentan con prisiones destinadas a encerrar a los criminales más peligrosos.

Un ejemplo es El Salvador, que cuenta, desde hace dos años, con el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). El presidente Nayib Bukele inauguró estas instalaciones -con una capacidad para 40.000 reos- en febrero de 2023, con el objetivo de retener, en su caso, a integrantes de pandillas como la Mara Salvatrucha (MS-13) o Barrio 18, entre otros criminales.

Trump ha alabado en varias ocasiones a Bukele por tomar tal decisión contra la criminalidad. Ese aplauso ha quedado reflejado en la cantidad de pandilleros que ha mandado el presidente a El Salvador desde que recuperó la Casa Blanca. Además, una de sus personas de máxima confianza, la secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, estuvo unas horas en el CECOT para ser testigo directo de cómo se procede y de cómo se actúa con los reos en la megaprisión.

La historia de Alcatraz

Comúnmente conocida como La Roca, la prisión de Alcatraz realmente abrió sus puertas en 1912 tras dos años de construcción. En un principio sirvió como penitenciaría al servicio del Ejército.

Sin embargo, el 12 de octubre de 1933, su jurisdicción pasó a manos del Departamento de Justicia (DOJ) y, casi un año después, en agosto de 1934, se convirtió en un activo de máxima seguridad en donde encerrar a muchos de los criminales más peligrosos de la época.

Entre sus paredes, afamados gánsteres como Al Capone, Mickey Cohen, Bumpy Johnson, Alvin Karpis, Arthur Doc Barker, Robert Stroud o George Machine Gun Kelly, entre otros, cumplieron sus condenas de años, décadas de duración. Su capacidad inicial era de 336 reos, pero nunca llegó a tener esa afluencia. Como máximo, llegó a tener encerrados a unos 260 o 275 criminales al mismo tiempo.

Mientras funcionó como prisión hubo hasta 14 intentos de fuga. Todos los reos que trataron de huir de Alcatraz murieron en el intento -siendo abatidos por las fuerzas de seguridad o ahogados en el océano Pacífico-, salvo Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin. Los tres fueron a escapar juntos y nunca se supo sobre su paradero.

El 21 de marzo de 1963, tras casi tres décadas sirviendo como referencia penitenciaria, la prisión de Alcatraz cerró sus puertas y la isla, deshabitada. El argumento principal fue el alto gasto que suponía para las arcas federales y para los bolsillos de los contribuyentes: en torno a 10,10 dólares per cápita -frente a los 3 dólares que costaban otras prisiones-, según detalló la Oficina Federal de Prisiones.

Seis años después de su cierre, en 1969, un grupo de nativos americanos se trasladó a la isla. Con motivo del descuidado del territorio y de los cimientos, fueron expulsados en 1971. Desde 1972 se instauró como atracción turística, pudiendo ser visitada.