Nuevos ataques de Hezbolá en el norte de Israel matan a un civil
Se trata de la novena víctima no uniformada que muere en la zona fronteriza a causa de los tiros de cohetes del grupo armado financiado por Irán.
El norte de Israel sigue siendo una zona de peligro. Los últimos ataques de Hezbolá causaron la muerte de un civil este viernes, que estaba en la zona para trabajar con las Fuerzas de Defensa de Israel. De acuerdo con los medios israelíes, se trata de Sharif Suad, de origen beduino y residente de Sallama.
Según el Times of Israel, Suad murió en un ataque en el que Hezbolá usó armas antitanque. Trabajaba en los alrededores del monte Dov mejorando las infraestructuras para la defensa de las posiciones militares en la región.
Tras el ataque, las IDF informaron dos ataques contra instalaciones de Hezbolá en el sur del Líbano, incluido un depósito de armas y una posición lanzacohetes, además de otras instalaciones en Markaba, Kfarchouba y Ain al-Tineh.
Se trata de la novena víctima civil en el norte de Israel desde el comienzo de la campaña militar en Gaza. La región que bordea la frontera con el Líbano fue evacuada por completo al inicio de la guerra y sus habitantes están refugiados en otros puntos de Israel. Junto a las víctimas civiles, se suman las de once miembros de las IDF que murieron este mes de abril en otro ataque de Hezbolá.
La seguridad en el norte de Israel se presenta como un desafío para el Gobierno de Benjamin Netanyahu. El número de desplazados, que asciende a 70.000 personas, pesa sobre las arcas del Estado, quien es el encargado de alojarlos en una zona segura. El número de israelíes desplazados es demasiado grande y ello conlleva también una presión política sobre el Gobierno, ya que estas personas esperan poder volver en algún momento a sus viviendas.
Sin embargo, la actividad armada en la frontera norte no desiste. Los intercambios de fuego son habituales cada semana, y además de los ataques en suelo israelí, las IDF también llevan a cabo bombardeos y ataques aéreos en territorio libanés para golpear la infraestructura de Hezbolá.
Quedan poco más de cinco meses para que se cumpla un año de los ataques del 7 de octubre y esa fecha significará mucho en Israel, desde un punto de vista político. La presión de los desplazados podría erosionar al Ejecutivo que ya tiene un frente abierto con las familias de los rehenes que quedan en manos de Hamás.