Atentado en Rusia: ¿por qué nadie pide una solución de dos Estados?

El combate contra el terrorismo islámico debe ser un esfuerzo global, pero solo a Israel se le exige realizar todo tipo de concesiones en esta lucha.

La organización terrorista Estado Islámico de Khorasan (ISIS-K), una filial de ISIS en Asia Central, se atribuyó la autoría del terrible atentado perpetrado en una sala de conciertos de Moscú que dejó al menos 133 muertos y cientos de heridos.

El cobarde ataque generó un fuerte repudio de la comunidad internacional. Varios líderes mundiales de diferentes ideologías expresaron su condena al atentado islamista en la capital rusa. Las imágenes son realmente duras y generan enojo y frustración.

Es importante que, a pesar de las diferencias entre los diversos gobiernos de diferentes países, el mundo se una para condenar el terrorismo islamista, para el cual todos los que rechazamos someternos a su opresión y salvajismo somos infieles que debemos ser exterminados.

El terrorismo islamista puede tener varias caras y diferentes estrategias: algunos gobiernos y organizaciones apelan a la victimización para que el Occidente culposo niegue, soporte o incluso aplauda sus salvajadas, especialmente cuando el blanco es Israel (por ejemplo, Hamás), o bien tienen una actitud más sincera y expresan su odio y sus intenciones de acabar con al mundo libre sin ningún tipo de estrategia política (por ejemplo, ISIS). Sin embargo, todas comparten un objetivo: imponer su ideología de opresión, odio e intolerancia en todo el planeta.

Las condenas internacionales están más que justificadas y son absolutamente necesarias. El islamismo radical es un cáncer que hay que extirpar. Dicho esto, dónde están las manifestaciones con miles de exaltados gritando “Desde el mar de Ojostk hasta el mar de Azov, ISIS será libre”. Después de todo, esa organización terrorista tiene un reclamo territorial tan legítimo como cualquier otro: el mundo entero. Y Rusia forma parte del mundo. En todo caso, los rusos podrían asentarse en la Luna o en otro planeta, hasta que llegue el islamismo allí también, claro. ¿No es acaso un reclamo similar al que se les hace a los israelíes?

Además, ¿dónde están las protestas contra Rusia por parte de islamistas y activistas de extrema izquierda? ¿Dónde están esas banderas LGBT y rojas junto con las de ISIS pidiendo por la liberación de los terroristas arrestados por las fuerzas rusas? ¿Será porque no Jews, no news? Seguramente.

¿Se le podrá exigir a Rusia que se siente en la mesa de negociaciones con ISIS-K? Tal vez se pueda alcanzar un acuerdo para que la Federación Rusa viva en paz y seguridad junto a su vecino, el Estado Islámico, con Moscú Oriental como la capital del naciente país, por supuesto.

¿Por qué el secretario general de la ONU António Guterres no ha justificado los ataques diciendo que “no ocurrieron en el vacío”, tal como lo hizo días después de la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás contra israelíes inocentes? Después de todo, así como el liderazgo palestino en Gaza, ISIS-K también tiene sus reclamos que, según la lógica del dirigente portugués, merecen ser atendidos, ya que la filial del Estado Islámico acusa al Gobierno ruso de tener sangre musulmana en sus manos, en referencia a las intervenciones de Moscú en Siria, Chechenia y Afganistán.

Recientemente, Guterres cargó contra Israel desde la frontera egipcia con Gaza por obstaculizar la ayuda humanitaria a la Franja, ayuda que tal como denunció el exterrorista palestino Mohammed Massad en Voz Media, suele apropiársela Hamás. Por lo tanto, ¿por qué el secretario general de la ONU no le pide a Putin que permita la entrega de asistencia humanitaria a ISIS-K? Después de todo, estamos en el mes sagrado islámico del Ramadán y hay que tener compasión, ¿cierto? Por lo menos eso fue lo que manifestó Guterres durante su discurso en Egipto.

Putin, como no podía ser de otra manera, ha intentado culpar a Ucrania por el atentado perpetrado por un grupo terrorista islámico que es incluso más sanguinario y autoritario que él mismo, lo que demuestra que, aparentemente, el mandatario ruso está más interesado en utilizar esta masacre políticamente que en hacer justicia por las víctimas, una actitud similar a la del progresismo, que es incapaz de tener compasión por la sangre derramada por aquellos que no están involucrados en un conflicto con Israel, ya que dañaría sus planes de imponer su agenda política.

Hamás es ISIS e ISIS es Hamás; el terrorismo islámico tiene varias vertientes que se odian entre sí y diferentes estrategias y formas de llevar a cabo sus ataques, pero comparten el objetivo de someter a los infieles, también (o especialmente) a los progresistas. La hipocresía de ignorarlo o condenarlo solamente cuando no hay judíos involucrados pero de justificarlo cuando sí hay judíos involucrados, refleja un odio antisemita más preocupante y dañino que el de un reducido grupo de neonazis gritando tonterías, al que, extrañamente, se le suele prestar demasiada atención.

¿Cuántas personas más tendrán que morir para que cierta parte del mundo entienda que el terrorismo islámico no es solamente un problema para Israel y los judíos?