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Épica, destino, Providencia: Trump avanza imparable

El intento de asesinato volvió a despejar el camino del expresidente. La Convención Nacional Republicana le resultará un paseo. ¿Quién podría oponerse? ¿Y negarle su voto?

El candidato republicano estadounidense Donald Trump es visto con sangre en la cara rodeado de agentes del servicio secreto mientras es sacado del escenario en un acto 
de campaña tras un intento de asesinato en Butler Farm Show Inc. en Butler, Pensilvania, el 13 de julio de 2024.

El servicio secreto rodea a Donald TrumpAFP

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El guion del regreso a la Casa Blanca de Donald Trump no puede ser más épico. Como aquellos héroes de antaño, va superando todas y cada una de las pruebas que se le ponen por delante y que parecen insalvables. Parece como si el destino hubiera ya decidido, o más bien como si en los designios de la Divina Providencia, como el propio Trump ha subrayado, estuviera el de protegerle de todo mal y allanarle el camino para su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos.

Los intentos de detenerle, algunos poderosísimos, no hacen más que fortalecerle. Ocurrió ya con los procesos judiciales que se suponía iban a socavar sus posibilidades. Ocurrió lo contrario: la percepción de que aquello era una persecución política fortaleció sus apoyos y las primarias quedaron sentenciadas. Cualquier otro candidato era visto como un traidor que se ponía de parte del complot demócrata contra Trump. No hubo más historia y las primarias fueron un paseo para Donald.

Luego vino el debate con Biden en el que lo único que tuvo que hacer Trump es controlarse y no abusar de una persona con evidentes problemas de salud que lo incapacitarían para cualquier responsabilidad seria, no digamos para la Presidencia del país. Ya no es posible negar la evidencia y lo que hace unas semanas era una teoría de la conspiración se convirtió, por arte de magia y en tiempo récord, en el editorial del New York Times.

Sencillamente imparable

El siguiente paso es la Convención Republicana en Milwaukee, que no se anunciaba tan plácida como en otras ocasiones. ¿El motivo? El cambio propuesto en la plataforma del partido para eliminar la promesa de promover una ley federal contra el aborto. Como recordaba hace unos días el profesor de Princeton Robert P. George, "cada cuatro años desde 1984 los republicanos socialmente liberales han tratado de eliminar de la plataforma del Partido Republicano la cláusula que compromete al partido a trabajar en favor de una legislación nacional que proteja el derecho constitucional de los niños no nacidos a igual protección de las leyes”. Hasta ahora, los provida consiguieron resistir a esos intentos, pero ahora parece que van a salir derrotados. Esa referencia ha sido eliminada de la plataforma republicana que se va a aprobar esta semana, siendo sustituida por la afirmación de que la política sobre el aborto es competencia exclusiva de los Estados.

Donald Trump, que puede arrogarse el mérito del nombramiento de los jueces del Supremo que aportaron los votos necesarios para anular Roe vs. Wade, entiende que ha cumplido su compromiso con el movimiento provida. En sus cálculos políticos piensa que mantener esa promesa puede dar un argumento a la campaña demócrata para movilizar a una franja del electorado, mientras, por el otro lado, considera que los votos provida están asegurados porque, ¿qué provida va a votar por el presidente probablemente más abortista de la historia?

¿Quién podrá oponerse ahora a un Trump al que parece que Dios haya preservado de manera milagrosa de la muerte?

No obstante, durante estos últimos días más de cien organizaciones y líderes provida anunciaron que iban a dar la batalla en la Convención Republicana para restaurar el compromiso en favor de la vida en la plataforma del partido. ¿Era posible una rebelión de los socialmente conservadores? Nunca lo sabremos: el intento de asesinato de Trump ha vuelto a allanarle el camino.

¿Quién podrá oponerse ahora a un Trump al que parece que Dios haya preservado de manera milagrosa de la muerte? ¿Cómo va nadie a amenazar con negarle el voto a este casi mártir que, lejos de amedrentarse, ha sido capaz de alzarse y pedir a sus seguidores que luchen? Ante la épica, ante el destino, ante la Providencia, posiciones muy razonables en otro contexto pasan a ser, en el mejor de los casos, excentricidades marginales.

Un Trump que se presenta como el campeón de la gente, el héroe que ha sobrevivido a un atentado y ha reaccionado con una resolución y fuerza de la que carece su contrincante, es ahora mismo sencillamente imparable. El atentado ha cambiado el guion de la Convención Republicana, que ahora será más que nunca un masivo homenaje a Trump con sólo dos incógnitas: ¿quién le acompañará como candidato a vicepresidente? y ¿cuál será el próximo obstáculo que, sin duda, superará?

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