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Luxury beliefs: creencias o ideas que no podemos permitirnos

Rob Henderson escribe sobre ideas 'disolventes' que, puestas en práctica, quiebran vidas y sociedades enteras. Algo similar puede decirse de JD Vance en 'Hillbilly, una elegía rural': ambos muestran cómo es la vida real.

Imagen de JD Vance y Rob Henderson

JD Vance y Rob HendersonCordon Press / Wikimedia Commons

Hace menos de un año, trasteando en lo que hoy es X, di con Rob Henderson. Alguien le mencionaba, y comencé a leer sobre él y su concepto de luxury beliefs, lo que sería en español creencias lujosas, o, también, ideas lujosas. Y ambos términos, sean creencias o ideas, creo que, en todo caso, vienen al pelo.

Creencias, por cuanto al final es una fe en algo que no vemos, un fiarse de terceros muy ajenos, sean supuestos expertos, ideólogos, élites, gobiernos, etc.: fiarse en algo vital que contradice la propia experiencia o bien la experiencia acumulada de quienes nos precedieron (esto último se llama tradición y es utilísima, es conocimiento decantado y probado empíricamente).

Ideas, por lo que respecta a teorías, marcos mentales, ideológicos, que no resisten, precisamente, el encontronazo con la realidad.

Así que ambas, creencias o ideas valen como traducción en este caso, ideas o creencias lujosas.

'Troubled': yo he estado ahí, ¿qué me estás contando?

El pasado mes de febrero Henderson publicó Troubled: a memoir of foster care, family and social class, el relato sobre su infancia y su juventud, un texto que, a través de lo biográfico que contiene, explica, en gran medida, ese concepto que él acuña. El libro es conmovedor por lo que cuenta y cómo lo cuenta; no apela a la compasión (aunque la sientas), sino, sobre todo, al sentido común.

Aquí muy resumidamente la historia: Henderson no llegó a conocer a su padre, su madre era drogadicta y él pasó sus primeros años de casa de acogida en casa de acogida (foster home) para finalmente ser adoptado por una pareja que acaba divorciándose siendo él aún pequeño. El padre adoptivo desaparece pronto de la escena, la madre empieza una relación con una mujer con la que convive unos años, hay problemas económicos diversos y, al poco, esa pareja también se rompe finalmente.

"Desde hace tiempo se exhiben, como antaño se exhibía el abrigo de visón, determinadas ideas que llegan a imponerse socialmente con letales efectos".

Henderson tiene así una infancia dura, solitaria y sin casi atención ni referencias. "Aprende" que los adultos van y vienen y que, sobre todo, hacen su vida, aunque luego te cuenten lo que sea sobre el amor, que claro que te quieren, que su ruptura no tiene que ver contigo, etc., etc., etc. Y en ese entorno él hace lo que puede: coqueteos con las drogas, bordea la pequeña delincuencia, alcoholismo, compañías no muy recomendables.

Sin embargo, por un golpe de suerte, acaba en el Ejército y, tras su paso por él, consigue encarar finalmente algunos de sus problemas de adicciones e ir a lo que se supone que es una excelente universidad, Yale.

Y allí, en esa universidad de campanillas, se encuentra con algunas sorpresas.

Defender (de puertas afuera) lo políticamente correcto

Porque es allí, en Yale, donde descubre cómo hay unas élites -sus compañeros son todos ricos y de buenas familias, con pocas excepciones- que defienden públicamente una serie de, eso, creencias, ideas, sobre temas vitales que tanto nos tocan a todos de cerca: la educación de los hijos, el papel del esfuerzo y la exigencia, la vida en familia, etc.

Esas ideas, esas teorías, contradicen todo lo que Henderson ha vivido personalmente, pero también, oh sorpresa, lo que sus propios compañeros (con familias estables, educados en buenos colegios) en realidad han experimentado y experimentan.

"Si eres pobre no te puedes permitir no creer en el esfuerzo, no te puedes permitir no tener una familia, no te puedes permitir no luchar por tenerla y no te puedes permitir no luchar luego por ella".

No se trata sólo así de que Henderson sepa en carne propia que vivir con un padre y madre es una ventaja evidente y que le choque que haya alguien que defienda que "cualquier modelo es bueno", es que sus compañeros se han beneficiado de familias estables, por poner un ejemplo. Aunque hay mucho más en ese concepto de lujosas ideas que pueden aplicarse hoy a muchos otros temas.

¿Qué es lo que está sucediendo? Pues sucede que, revisitando a Veblen y aquello de la clase ociosa, desde hace tiempo se exhiben determinadas ideas como antaño se exhibía el abrigo de visón o las uñas largas de un mandarín (que significaban que él no trabaja con las manos precisamente). Ideas que llegan a imponerse socialmente con letales efectos. Ideas que las élites difunden como seña de prestigio, como señales de virtud también (virtue signaling), siempre tan a gusto de la progresía y con la inestimable ayuda de los medios, universidades, altas instancias económicas, etc.

Ingeniería social, los expertos y lo woke…

Esas creencias o ideas lujosas pueden ser puestas así en relación con esa cuidadosa labor de ingeniería social que viene desarrollándose en Occidente.

La cosa empezó en parte en Suecia, pero California ha hecho también mucho por ello, como lo han hecho los pelmas del 68. Incluso esas creencias enlazan en definitiva con lo woke, que no es sino los estertores de todo lo anterior.

Te cuentan que da igual cómo crezcamos, que el sexo es un token, te venden nihilismo en vena, el desastre del cambio climático que podemos evitar si no tomamos carne y no nos movemos y otras mil pamemas. Te dicen que no tendrás nada y serás feliz, por ejemplo, que no tener casa no importa, que tú eres ciudadano del mundo, etc.

Pero ¿cómo viven los que predican esto? ¿Y cómo viven, vivimos, los que se lo creen o nos lo creemos? ¿Cómo acabamos viviendo? No hay más que mirar alrededor para ver lo que sucede.

Ideas que dañan, muy especialmente, a los más débiles

Porque todo esto anterior tiene que ver con lo que Henderson explica.

Realmente el autor no revela nada nuevo con sus luxury beliefs, simplemente le pone un término acertado: creencias (ideas, teorías) que son un lujo, que no te puedes permitir en general, menos aún si eres pobre o tienes algún tipo de debilidad, porque entonces las consecuencias son brutales, como nuestras sociedades occidentales demuestran.

"En su libro 'Hillbilly, una elegía rural', JD Vance muestra cómo es la vida real".

No es lo mismo aprender que no aprender en el colegio, pero si eres pobre estás destinado a ser un esclavo; no es lo mismo ser mujer y poder llevar una vida dentro que no llevarla a la hora de orientar tu vida y qué quieres hacer con ella o en esa noche en concreto. Si eres pobre no te puedes permitir no creer en el esfuerzo, no te puedes permitir no tener una familia, no te puedes permitir no luchar por tenerla y no te puedes permitir no luchar luego por ella.

Se puede seguir la lista de cosas que no nos podemos permitir y que nuestros ancestros quizás sabían por ciencia infusa... y sin expertos.

…Frente al hombre corriente o tu propia abuela (sin máster y sin televisión)

Porque, además, todas esas ideas o creencias de lujo las podemos mirar justo frente a su opuesto: aquel sentido común de antaño. O sea, el hombre corriente de Chesterton para quien el hogar y su familia eran su reino o, sin ir más lejos, las ideas que pudieron tener nuestras propias abuelas que, sin educación formal ni títulos -sin televisión, también- reconocían lo importante de la vida y tenían una sana desconfianza ante cualquier charlatán de feria que les intentase vender un crecepelo. Y hoy, reconozcámoslo, nos venden crecepelos por todas partes. Y se los compramos sin problemas.

Se tratan así esas ideas de lujo de teorías precisamente, de teorías excéntricas que pasan por encima de la base experiencial de la humanidad o incluso de la propia experiencia. No son otra cosa, pese al daño que personal y socialmente se ha hecho con ellas.

¿A quién vas a creer, a tus propios ojos, o a lo que te venden las élites? Ese podría ser el resumen del término que acuña Henderson. Y, a tenor de muy diversos acontecimientos recientes, parece ser que se empieza a percibir cierta rebelión frente a algunas de esas ideas de lujo y los vendedores de crecepelo.

Y de todo esto me he acordado precisamente con la noticia de que Vance, otro que conoce la realidad de cerca, ha sido elegido por Trump como segundo. Salvando las distancias y diferencias, también en su Hillbilly Elegy (Hillbilly, una elegía rural) Vance muestra cómo es la vida real.

Ambos libros nos pueden dar pistas sobre lo que se está moviendo... Y por qué se mueve.

Este artículo se publicó originalmente en masterennubes.blogspot.

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