Biden se retira: ¿el peor presidente de la historia de Estados Unidos?
Con el anuncio, se acerca el fin de la era Biden. Un período gris, que tuvo temibles consecuencias para el mundo.
Joe Biden anunció este domingo que se retira de la carrera presidencial. Era cuestión de tiempo. Su candidatura, con la élite mediática y del partido en contra, era inviable. Lo único que lo evitaba era su terquedad, o la de su familia. Pero al final la presión fue suficiente.
Hablamos, entonces, de que se acaba en unos meses la accidentada era Biden. Una Presidencia torpe, marcada por los escándalos internacionales, por las crisis internas y, en su último tramo, por las inquietudes con respecto a las habilidades cognitivas del presidente.
La apreciación sobre cuáles han sido los peores presidentes de la historia americana es completamente subjetiva. No obstante, hay ciertos consensos. Por ejemplo, el salón de la infamia lo tendría que ocupar, por supuesto, James Buchanan, cuyas torpezas dieron pie a la guerra civil a mediados del siglo XIX. Las torpezas fueron continuadas por Andrew Johnson. En la lista podría estar Herbert Hoover, por su maltrato a los veteranos y su ineficacia durante la crisis económica.
En los Estados Unidos más contemporáneos, no se puede dejar a un lado a Jimmy Carter, con su liderazgo débil y sus limitaciones para resolver importantes desafíos, como la crisis de los rehenes en Irán a finales de los años setenta. Con el fracaso de la Operación Eagle Claw, para rescatar a los rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán, el país perdió ocho militares.
Entonces fueron ocho, pero cuando en agosto del 2021 Biden lideró la calamitosa retirada de Afganistán, murieron trece militares estadounidenses. El episodio pasó de inmediato a la historia como uno de los peores desastres de la política exterior de la historia de Estados Unidos. Lo angustiante es que los traspiés no quedaron ahí.
Muchos coinciden con esta lectura: una Presidencia vista como débil provocó que Putin aprovechara y, a finales de aquel invierno del 2022, invadiera Ucrania. Durante los cuatro años de la Presidencia anterior no se había atrevido a lanzar un tiro. Visto lo visto en Afganistán, probablemente Putin pensó que, de tomar acciones, era el momento ideal.
Lo mismo habrá pensado Irán cuando, con su proxy Hamás, invadió Israel en octubre del año pasado y luego, en un acto inédito, bombardeó Jerusalén desde su territorio.
En una escala muy diferente, la misma impresión llevó a que millones de personas consideraran que el momento para andar hasta el Río Bravo y cruzar la frontera, era ahora. Y, entonces, Biden experimentó la peor debacle fronteriza de la historia reciente de Estados Unidos. Una crisis que, aunque pudo, jamás tuvo la voluntad de detener —en cambio se vio envuelto en pugnas con autoridades locales que sí trataron, por su cuenta, de impedir el arrollador flujo migratorio.
El drama migratorio provocó, a su vez, el drama delincuencial. Inevitablemente, la llegada masiva de migrantes saturó las principales ciudades del país, que se vieron envueltas en un aumento súbito de la inseguridad. Crímenes atroces cometidos por migrantes ilegales marcaron las discusiones en los últimos años.
En lo relacionado con Latinoamérica, también fue un desastre. El régimen de Nicolás Maduro, foco de propagación del terrorismo islámico en el continente y de desestabilización de las democracias regionales, se fortaleció ante la inoperancia o la impericia de una Administración que cedió demasiado a cambio de nada. El regreso de los narcosobrinos y de Álex Saab marcaron el tono de las relaciones entre ambos países.
Una economía frágil provocó una de las peores inflaciones de la historia reciente de Estados Unidos. La comida rápida pasó a ser un lujo y muchos americanos empezaron a considerar salir del país, para vivir en ciudades más amables, como Madrid o Ciudad de México.
Aún es temprano, pero habrá discusiones sobre si la Presidencia de Biden, que será de un mandato, pasará a la historia como la peor o una de las peores. Al menos de la historia contemporánea; y a diferencia de las encuestas de esta campaña perdida, Biden lleva ventaja. Un período gris, que tuvo temibles consecuencias para el mundo.