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ANÁLISIS

El recorrido de China en la OMC: del 'optimismo Clinton' al 'desengaño Trump'

Expertos señalan que, en sus más de dos décadas de membresía, el Gobierno chino se aprovechó del organismo para su "tremendo" crecimiento: "A veces viola la letra de la ley, a veces el espíritu".

Fábrica de automóviles en Wuhan, ChinaRen Yong/ChinaImages/Sipa USA /Cordon Press.

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El polémico ingreso de la China comunista en la Organización Mundial del Comercio (OMC) tiene, coinciden los expertos, un claro ganador: la propia China comunista. 

En una demanda presentada este martes, Pekín ha pedido a la institución internacional que interceda para "para defender sus legítimos derechos e intereses" frente a los "atroces" aranceles de Trump.

Así, a 23 años de su adhesión, el gigante asiático, más grande que nunca, ha vuelto a recurrir a las palancas de la OMC para arremeter contra Estados Unidos, país que antaño motivó, entusiasmado, su inclusión. 

Apertura China, optimismo americano

"Cuanto más liberalice China su economía, más liberará el potencial de su pueblo: su iniciativa, su imaginación, su extraordinario espíritu emprendedor", sostuvo el presidente Bill Clinton en 2001, año en que Pekín ingresó a la OMC. 

Uniéndose al organismo, aseguraba Clinton, "no sólo accede a importar más de nuestros productos, sino también uno de los principios más valiosos de la democracia: la libertad económica". "Y cuando los individuos tienen el poder de realizar sus sueños, exigen más capacidad de decidir sobre su futuro". 

Las palabras del demócrata ilustran el optimismo reinante en el Occidente de aquel tiempo frente a la China comunista. La tambaleante relación Estados Unidos-China había dado sus primeros pasos a fines de la década del 70, cuando establecieron relaciones diplomáticas. Clinton describió el inminente ingreso a la OMC como heredero de dos grandes hitos de esa década: el primer viaje de un presidente estadounidense al país asiático (Richard Nixon, en 1972) y la firma oficial del reconocimiento mutuo (Jimmy Carter, en 1978).

Quienes abogaban por la adhesión china afirmaban que resultaría en un doble beneficio: mejoras económicas para Estados Unidos y el mundo democrático, y cambios políticos dentro de la República Popular China. En cuanto a lo primero, señalaban el enorme mercado chino, con una quinta parte de la población global. Al entrar, China reduciría aranceles a productos importados y empresas extranjeras podrían exportar productos sin necesidad de instalar fábricas en el país.

La reforma anticipada reforma interna nunca llegó. Más de dos décadas después, la descripción que Clinton hizo entonces de China sigue siendo atinada, palabra a palabra: "Es un Estado unipartidista que no tolera la oposición. Niega a sus ciudadanos los derechos fundamentales de libertad de expresión y expresión religiosa".

Expertos de la Fundación Disensothink tank vinculado al partido español Vox, lo describieron como un "sobre-optimismo" ingenuo, que redundó en un crecimiento económico chino que le permitió fortalecer su modelo. Le otorgó una "falsa legitimidad" a su "dictadura represiva" de economía planificada desde Pekín.

Ingenuidad que, aseguran en un reporte sobre el camino de China en la OMC, acabaría perjudicando al organismo y a Estados Unidos.

El "tremendo" ascenso de China

Como miembro número 143 de la institución multilateral, China alcanzó varios hitos económicos: en 2004 se convirtió en el primer exportador del continente y cinco años más tarde en el mayor del globo, además del segundo importador de bienes. En 2010 se transformó en la segunda economía más grande del mundo. Ocho años más tarde, en la primera en número de billonarios y la segunda en millonarios.

Aquellos hitos, recogidos por Disenso, arrojan resultados sorprendentes: "Su ingreso per cápita (medido en paridad de poder ejecutivo) ha pasado del nivel de Sudán al de México".

Desde el Council on Foreign Relatinos describen este crecimiento como "tremendo". "Desde 2001, la economía china se ha multiplicado por más de cinco, ajustada a la inflación", señalan. "Cientos de millones de personas han salido de la pobreza extrema gracias a este crecimiento".

La mayoría de los expertos reconocen que la membresía china de la organización comercial fue un ingrediente esencial de este crecimiento. También coinciden, como señalado previamente, en definir como un fracaso el objetivo inicial de reforma política mediante progreso económico. Algunos analistas, como los del Council on Foreign Relations, señalan que ni siquiera se ha adaptado a las normas del organismo: ignora las que no le convienen, "se aprovecha de las que le interesan". "A veces viola la letra de la ley, a veces el espíritu".

En el think tank aseguran que, entre 2001 y 2021, Estados Unidos presentó 23 de las 43 demandas contra la potencia asiática ante la OMC. Los motivos más frecuentes: proveer subsidios estatales ilícitos para promover la exportación de productos nacionales, discriminar a empresas extranjeras y controlar férreamente las cadenas de suministros para exportar productos acabados antes que materias primas.

"El régimen chino ha incurrido sistemáticamente en un uso abusivo y arbitrario de los subsidios estatales, en la falsificación de inventos y tecnologías y en el ejercido de una presión indebida para la transferencia de tecnología punta perteneciente a compañías globales", aseguran desde Disenso. En parte, culpan a Occidente: se acostumbró, dicen, a buscar la mejor dictadura china posible, sin reconocer que el verdadero problema es su sistema interno.

"La aceptación de reglas de juego claras sólo limita a quienes pretenden cumplirlas o a quienes tienen demasiados costos implícitos por incumplirlas", afirman como idea central del historial reciente de China en la OMC. 

Trump, crítico con la OMC

Los Gobiernos estadounidenses se han ido alejando del organismo comercial. La Administración Bush impuso aranceles a algunos productos chinos. La de Obama, luego, estableció otros y la primera de Trump, más tarde, añadió aún más. Biden no desentonó.

Además, Obama y sus predecesores bloquearon nuevos nombramientos para el Órgano de Apelación de la OMC, por lo que perdieron fuelle reclamaciones como la de esta semana de China contra los aranceles de Trump. Son ahora, sobre todo, simbólicas. En este preciso momento, el órgano no puede formar quórum debido a falta de jueces.

Rubricados los primeros aranceles de su segundo mandato, Trump dijo en respuesta a una editorial del Wall Street Journal que cualquiera que se opusiera a la medida se encontraba "bajo el control de China u otras empresas extranjeras o domésticas". Aunque no aludió a ella, la OMC fue una de las voces críticas. 

En ocasiones anteriores, Trump atacó directamente la relación de la institución con Pekín. En un mitin de campaña en Detroit el año pasado, por ejemplo, afirmó que la entrada de China a la organización había sido una de las principales causas de la pérdida del 40% de los puestos de trabajo en el sector automovilístico de Michigan. "Fue un desastre para este hermoso lugar, su hermosa ciudad y, francamente, su hermoso estado".

Además de su denuncia ante la OMC, el mandatario chino Xi Jinping respondió a los aranceles de Trump con aranceles propios. "Otro órdago de Pekín", describen desde Disenso en un comunicado recogido por VOZ

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