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¿Debería Biden llamar semifascistas a los partidarios de MAGA?

La mentalidad totalitaria de muchos izquierdistas es más peligrosa que la de los ultraderechistas.

(Cordon Press)

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Según Politico, el presidente Joe Biden dijo recientemente lo siguiente sobre los partidarios del MAGA [Make America Great Again] trumpiano:

"'Lo que estamos viendo ahora es el principio o el fin de la filosofía extrema del MAGA', declaró Biden ante unos donantes demócratas en Rockville, un suburbio de Washington. Aludiendo a los que etiquetó como republicanos 'extremos', Biden afirmó: 'No es sólo Trump, es toda la filosofía que sustenta el... voy a decir algo... es como un semifascismo.'"

En general, desapruebo las analogías entre la política estadounidense y el fascismo europeo: este último remite a la Alemania nazi y la Italia fascista. Afortunadamente, estamos muy lejos de esas tiranías. Nuestro sistema constitucional de controles y contrapesos [checks and balances] está diseñado para evitar que una rama del Estado [government] asuma poderes dictatoriales. Ha funcionado durante un cuarto de milenio y hay muchas razones para creer que seguirá impidiendo el ascenso de los dictadores.

Sería mejor hablar de mentalidad totalitaria. Es cierto que hay algunos extremistas, tanto en la derecha como en la izquierda, con un enfoque intolerante, según el cual las opiniones contrarias sobran. Los que creen que tienen la Verdad última de su lado no ven ninguna razón para permitir la disidencia, o para exigir que se siga el proceso debido antes de que se condene a una persona que saben que es culpable. La certeza es la esencia de la tiranía, de la que es enemigo el escepticismo.

Así que Biden habría tenido razón si hubiera acusado a algunos partidarios de MAGA de una mentalidad totalitaria que podría llevar a la tiranía. Pero se equivocó rotundamente al limitar esa mentalidad a la extrema derecha. Es cuando menos igualmente aplicable a muchos de la extrema izquierda. Estos supuestos progresistas se oponen tanto a la libertad de expresión y al proceso debido como los extremistas de derecha. Y es obligación especial de los progresistas -como Biden y como yo mismo- prestar al menos la misma atención a los peligros que emanan de la extrema izquierda como a los que proceden de la extrema derecha.

La próxima vez que Biden decida condenar a los que él llama semifascistas de la extrema derecha debería dedicar al menos el mismo tiempo a denunciar la mentalidad intolerante de muchos de sus propios votantes.

De hecho, en algunos aspectos la mentalidad totalitaria de muchos izquierdistas es más peligrosa que la de los ultraderechistas. La razón es que la extrema izquierda tiene hoy una gran influencia en los campus universitarios. Muchos profesores de ultraizquierda vierten propaganda a sus alumnos sobre lo que deben pensar, en lugar de enseñarles a pensar por sí mismos.

Entre estos estudiantes de hoy se encuentran los líderes de mañana. Dentro de diez años algunos estarán en el Congreso, en los consejos editoriales de los principales periódicos, en los bancos de inversión y en otros ámbitos de enorme influencia. Dentro de 20 años, uno de ellos puede que sea presidente de Estados Unidos u ostentar otra posición de liderazgo global, que es con lo que cuentan los ultras para lograr sus objetivos. Muchos estudiantes universitarios maduran y desechan los puntos de vista sesgados a los que fueron expuestos en el campus. Pero otros seguirán bajo el influjo de la mentalidad totalitaria de extrema izquierda en la que fueron adoctrinados.

Debemos estar preparados para un futuro menos tolerante para con las opiniones discrepantes y el proceso debido y más exigente en cuanto a que los fines nobles justifiquen el recurso a medios innobles: un futuro con menos libertad de expresión, presunción de inocencia, proceso debido y respeto a las normas constitucionales. A fin de evitar ese mundo feliz, debemos actuar ahora para proteger nuestro patrimonio de libertades civiles frente a quienes las consideran patriarcales, propias del supremacismo blanco o no woke. Estamos perdiendo la batalla, especialmente en los campus universitarios. Debemos cambiar de rumbo. Como observó Martin Luther King Jr: "Asumamos que el arco del universo moral es largo, pero tiende hacia la justicia". Con todo respeto, no estoy de acuerdo. Debemos tomar el control del arco si queremos preservar la justicia y el imperio de la ley [rule of law].

Así que la próxima vez que Biden decida condenar a los que llama semifascistas de la derecha dura, debería dedicar al menos el mismo tiempo a llamar la atención sobre la mentalidad intolerante de muchos de sus propios votantes. Es poco probable que su condena del extremismo de derecha tenga mucho impacto en los que votaron contra él. Pero llamar la atención a los radicales de izquierda que le votaron podría hacer cambiar de opinión a algunos.

© Gatestone Institute

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