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El fentanilo nos está matando

Todos tenemos la capacidad de decir que no queremos destruirnos. Que no estamos dispuestos a acabar con nuestras comunidades.

La marquesina de una parada de autobus informa sobre los estragos del fentanilo en California.

(Jeff Anderson/ Flickr )

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Hemos oído miles de veces que las drogas destruyen, y no es un dicho hueco: el fentanilo está destruyendo a nuestra juventud.

El fentanilo es una sustancia que bajo ninguna circunstancia debe ser consumida de forma recreativa. En su presentación pura, 2 mg son suficientes para matar a una persona. Es utilizado regularmente como analgésico, por ejemplo, para controlar el dolor en pacientes con enfermedades terminales. Su uso es similar al de la morfina, pero es 100 veces más potente que ésta y 50 veces más fuerte que la heroína, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Las muertes por sobredosis se dan cuando se usa con fines recreativos. El fentanilo altera nuestra percepción de las emociones y el dolor, genera dopamina en el cerebro que causa euforia extrema, placer y relajación, con lo que se vuelve una sustancia muy adictiva. A la vez produce alucinaciones, confusión, movimientos involuntarios, delirios, mareos y náuseas. Una sobredosis provoca un fallo respiratorio, pérdida de conciencia y luego la muerte.

De las aproximadamente 107.000 muertes por sobredosis que ocurrieron en Estados Unidos en 2021, dos tercios fueron causadas por el fentanilo, que se ha convertido en la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 49 años. Si lo comparamos con distintos escenarios mortales, han fallecido más personas por sobredosis de opioides sintéticos que militares estadounidenses en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán –juntas–.

En 2022, la Administración Federal Antidrogas (DEA) anunció que había confiscado 379 millones de dosis ilegales de fentanilo, suficientes para matar a toda la población del país. Es preocupante el impacto que está teniendo en la sociedad y alarmante saber que está afectando a las minorías rápidamente. Las muertes por sobredosis relacionadas con el fentanilo aumentaron 35,7 veces entre los hispanos en 2020, y se sigue elevando el número, según datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas.

Un ejemplo relevante, y en un sitio tan importante como lo es el condado de Dallas (Texas): 15 de los 21 adolescentes fallecidos por desde 2015 eran hispanos. La población hispana está en riesgo: en ella, las muertes causadas por la cocaína y los opioides crecieron un 27% al año.

Durante el mandato del presidente Reagan se hizo una campaña en contra de la epidemia del crack que vale la pena recordar, pues es sumamente pertinente en estos momentos. La campaña le daba a la población las herramientas para decidir, le otorgaba en una simple frase la libertad y la responsabilidad que conlleva ser libre: "Just say no", o solamente di que no; es algo que puede sonar trivial pero que encierra la única solución a algo así.

Todos tenemos la capacidad de decir que no queremos destruirnos. Que no estamos dispuestos a acabar con nuestras comunidades. No hemos de involucrarnos en el consumo de sustancias como las drogas, peligrosas para nosotros y para quienes nos quieren y se preocupan por nosotros.

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