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Es cierto, Kanye: no eres antisemita

Vaya judío eres, que pones en peligro a tus hermanos con tus comentarios expresados desde la arrogancia.

Kanye West

(Cordon Press)

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Kanye, ¿cómo estás? Seguramente no leas esto nunca, pero te escribo igual; tal vez para desahogarme, o bien para hacer llegar mi mensaje. A eso me dedico, con eso me basta.

Tus mensajes de odio antisemita no te los creo porque realmente pienso que no eres antisemita, no; eres simplemente una persona que no sabe manejar la fama y narcisista, rodeada de aduladores que te siguen y aplauden por cualquier tontería que digas por tu fama y tus millones de dólares. Si fueras uno más en el mundo, como yo, se reirían de ti. Soy argentino, por lo que debo decir que en este sentido me recuerdas a Maradona.

Evidentemente, has tenido diferencias con algunos judíos y, por lo que me cuentan, tu exmujer se acostaba (o se sigue acostando) con un hombre parcialmente judío. Motivos suficientes para que alguien como tú, como un adolescente celoso y caprichoso, escupa odio irracional hacia un pueblo entero. ¿Cuán bajo puedes caer, Ye? ¿Cuán ridículo e infantil puedes ser? Tienes 45 años. Es hora de madurar, ¿no? La vida no es fácil. A veces estamos tristes, a veces enojados y a veces nos sentimos humillados. ¿Qué se le va a hacer? Golpeamos la pared, lloramos, nos desahogamos con amigos, nos tomamos un par de cervezas para ahogar penas, nos hacemos analizar por un psicólogo si es necesario y seguimos viviendo, enfrentando las dificultades como podemos.

Que los judíos son los dueños de la prensa, que los judíos dirigen empresas que manejan el mundo… ¿Cuántos eslóganes antisemitas puedes escupir por despecho? De hecho has reconocido que nos envidias. No nos envidies, Ye. Hay judíos exitosos y hay otros que no lo somos. Yo te envidio a ti. No tu impredecible carácter, no tu escasa lucidez, no tu infantilismo, pero sí tu creatividad para hacer música y dinero. Soy judío pero no tengo nada para que me envidies. Es más, tú no eres un ser con muchas luces, claramente. Sin embargo, yo tengo menos que tú por muchos motivos, pero quisiera señalarte uno en particular: te apoyé durante toda tu campaña de White Lives Matter; creí que eras irreverente por convicción, porque realmente estabas cansado de toda la porquería de Black Lives Matter y la hipocresía del progresismo, pero ahora me doy cuenta de que lo hacías porque, como el nene caprichoso, impulsivo y deseoso de foco permanente que eres, sólo querías llamar la atención, oponerte a un statu quo para jugarla de rebelde. Me dejé llevar. Te aplaudí, apoyé y defendí, pero no vi el bosque, sólo vi el árbol. Y creo que los conservadores no deberían seguir mi ejemplo. ¿Realmente creen que Ye apoya a Trump por convicción? ¿Creen que una persona de estas características hace cualquier cosa por convicción? Hay que tener cuidado.

Si los conservadores quieren realmente diferenciarse del progresismo hipócrita, no deben enamorarse de personajes famosos porque alguna vez digan algo que concuerde con las ideas conservadoras.

Valga la crítica de Ian Haworth a parte del conservadurismo en un artículo publicado en el Washington Examiner como advertencia.

Haworth sostuvo: “A pesar de declarar que las celebridades son falsos ídolos en nuestra sociedad, en una respuesta a veces celosa al innegable dominio de la cultura por parte de la izquierda, los conservadores a menudo están desesperadamente hambrientos de obtener cualquier relevancia cultural”. “Esa desesperación tiene una consecuencia particularmente irreparable: el movimiento conservador se daña al apresurarse a celebrar a una celebridad porque dijo una cosa supuestamente conservadora… en un mar de cosas no tan conservadoras”, agregó. Y concluyó:

Los conservadores debemos preguntarnos: ¿vale la pena apresurarse a idolatrar a una celebridad cada vez que nos presenta la oportunidad de ganar una pequeña escaramuza en la guerra cultural si eso significa arrasar nuestra base ideológica? Yo diría, tan fuerte como sea humanamente posible, que no.

Si los conservadores quieren realmente diferenciarse del progresismo hipócrita, no deben enamorarse de personajes famosos porque alguna vez digan algo que concuerde con las ideas conservadoras. Para eslóganes baratos, personalismos y fanatismos ciegos ya tenemos a la izquierda.

Eso sí, que el progresismo no se haga el distraído ahora. En este sentido, es atinado el mensaje del pastor Dumisani Washington, fundador y director del Instituto para la Solidaridad Negra con Israel (IBSI):

A todos los progresistas que, gracias a Kanye West, acaban de descubrir que el antisemitismo en los Estados Unidos es un problema: buenos días. Ahora, es posible que deseen comenzar a limpiar su propia casa. Ha estado desatendida durante bastante tiempo. Definitivamente, deberían comenzar en los campus universitarios.

Ye, te referiste a la “agenda” judía. Uno de tus tantos comentarios hitlerianos; sí, hitlerianos. ¿A qué agenda te refieres? ¿Acaso mi agenda es como la de Soros, por ejemplo? Es opuesta en casi todos los aspectos (o todos). ¿Acaso los judíos aspiramos todos a lo mismo? Los progres, judíos o no, me repudian casi tanto como los supremacistas blancos, tus nuevos partidarios. Sí, porque ahora ellos te apoyan; bueno, en realidad te utilizan: sabes que te colgarían y te prenderían fuego si pudieran hacerlo, claro. Buena jugada, Ye. Y otro excelente resultado de tu diatriba de odio infantil es que ahora el colectivo progresista, dentro del cual reina el antisemitismo, ahora te acusa de antisemita y logra desprenderse de su odio contra los judíos, que estaba quedando cada vez más en evidencia. Maravilloso. Aplausos para ti, Ye. Pusiste de tu lado a los nazis, les diste letra a los progres y ahora nos costará más demostrar su hipocresía. ¡Bravo!

Has utilizado el término sionista como un insulto, a pesar de que has visitado Israel en reiteradas oportunidades y has elogiado al movimiento de los kibutz. Así de incongruente y contradictorio eres. Puedes ir de un extremo a otro repentinamente, según cómo te despiertes o según con quién tengas alguna diferencia en algún momento. Decir que se trata de una actitud poco seria significaría un halago.

Dices que no puedes ser antisemita porque tú también eres judío (basado en el discurso antisemita del movimiento de los israelitas negros, claro). Vaya judío eres, que pones en peligro a tus hermanos con tus comentarios expresados desde la arrogancia que te caracteriza; una arrogancia que claramente usas para tapar tu ignorancia. De todos modos, ya sabes que muchos, demasiados, te aplaudirán, digas lo que digas, como lo hacían en Argentina con Maradona. No obstante, debes saber que parte de la sangre de cualquier judío que sea atacado estará en tus manos.

Los judíos han superado un montón de atroces persecuciones, también los judíos negros de África. Te darás cuenta (o no, ya no sé) que también podrán superar los comentarios delirantes de un resentido y narcisista como tú. No creo que tengas que pedir disculpas, o hacer un ensayo de pedido de disculpas en realidad, como lo hiciste posteriormente por tus expresiones antisemitas, ya que, como he mencionado, no eres antisemita. En todo caso, tienes que reconocer que eres impulsivo, desequilibrado e infantil, porque, por más narcisista que seas por fuera, parece que tienes la autoestima por el piso por dentro. De esta manera, al menos sería creíble que no eres creíble y que no hay que tomarte en serio nunca. Esa sería una buena forma de rectificarte.

Hace unos años, South Park te describió de una forma espectacular. Te mostraba como un hombre arrogante al extremo, incongruente, perdido, violento y tonto al punto de que no podía comprender un chiste muy sencillo. En su momento pensé que exageraron. Hoy creo que la realidad ha superado a la ficción.

Shalom.

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