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 EL TIEMPO QUE LLEVA KAMALA HARRIS SIN COMPARECER EN UNA CONFERENCIA DE PRENSA

La guerra de los ayatolás iraníes contra la civilización occidental

La fetua contra Rushdie fue uno de los ataques más exitosos de Irán contra Occidente.

Secuaces del régimen de los ayatolás protestan por la retirada de EEUU del acuerdo nuclear ante la embajada norteamericana en Teherán (9 MAY 2018) / Wikipedia.

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En la revista satírica francesa Charlie Hebdo, todo cambió cuando Said y Sharif Kuachi asesinaron a 11 personas en su redacción parisina. Entre los textos recuperados en el ordenador portátil de los hermanos Kuachi figuraba el llamamiento iraní a la muerte del novelista Salman Rushdie, calificado de "plenamente justificado". Los asesinos se inspiraron en el edicto letal del ayatolá Jomeini contra Rushdie. La matanza de Charlie Hebdo fue uno de los frutos envenenados de la República Islámica. Los ayatolás iraníes temen el atractivo de la cultura occidental. Por eso, desde 1979, están en guerra con ella.

Nunca antes del ascenso al poder del ayatolá Jomeini un escritor se vio obligado a vivir bajo la amenaza de ser asesinado y una recompensa por su cabeza, por criticar al islam. Antes de la revolución iraní, ningún escritor árabe estaba señalado para morir. Desde Jomeini, el asesinato de disidentes literarios se ha convertido en una rutina: el escritor argelino Tahar Yaut, el intelectual egipcio Farag Foda, los escritores turcos asesinados en Sivas y los blogueros recientemente masacrados en Bangladesh. La fetua contra Rushdie fue uno de los ataques más exitosos de Irán contra la civilización occidental.

La quema de banderas estadounidenses y los cánticos de "¡Muerte a América!" se convirtieron en algo habitual en Oriente Medio solo después del asalto a la embajada de EEUU en Teherán. Cuando Donald Trump sacó a Estados Unidos del acuerdo nuclear, en el Parlamento iraní hubo diputados que quemaron la bandera estadounidense. En los últimos meses, las chicas iraníes que se quitan el velo han sido detenidas y golpeadas. Fue Irán quien hizo del chador un símbolo del islam político. Una mujer envuelta en un chador negro, la forma más severa de hiyab, se convirtió en una de las imágenes más reconocibles de la República Islámica.

Las mujeres no solían ir cubiertas en Egipto, Siria, Afganistán, Turquía o el Magreb. Jomeini cambió todo eso; llamó al velo "una bandera de la revolución". No es casualidad que 1989 fuera el año de la fetua de Rushdie y el momento en que Francia comenzó la polémica sobre el velo islámico. El director de una escuela secundaria dijo a tres adolescentes musulmanas que no podrían asistir a clase con él debido al compromiso constitucional francés con el laicismo. La comunidad islámica comenzó a luchar por el derecho a velar a sus hijas en las escuelas. "Lo defenderemos hasta la muerte", coreaban los fundamentalistas islámicos en toda Francia.

El hiyab fue distribuido por primera vez por la embajada iraní en Argel. El Gobierno laico de Túnez fue excomulgado por los fundamentalistas iraníes en 1981, cuando emitió una circular que prohibía el uso del hiyab en las escuelas y oficinas públicas. En los últimos años, Teherán también ha conseguido imponer el hiyab a un gran número de dirigentes y ministras europeas que visitan Irán, colocándolas así en un humillante estado de sometimiento simbólico y cultural.

Nunca antes del ascenso al poder del ayatolá Jomeini un escritor se vio obligado a vivir bajo la amenaza de ser asesinado y una recompensa por su cabeza, por criticar al islam. Antes de la revolución iraní, ningún escritor árabe estaba señalado para morir. Desde Jomeini, el asesinato de disidentes literarios se ha convertido en una rutina.

Los ayatolás iraníes fueron los primeros en perseguir formalmente a las poblaciones cristianas de Oriente Medio. Hoy en día, Irán está en la lista de Open Doors de los diez peores países para los cristianos. La idea de atacar a las comunidades judías de todo el mundo también es un invento iraní: en 1992 y 1994 volaron por los aires una gran sede de la comunidad judía y la embajada de Israel en Buenos Aires. Hasta la revolución iraní, ningún país había promovido la mendaz negación del Holocausto.

El archipiélago del islam político en Europa, desde Tariq Ramadán hasta los Hermanos Musulmanes, gira en torno al eje Qatar-Irán. La Hermandad Musulmana egipcia se puso abiertamente del lado de los revolucionarios de Jomeini cuando derrocaron al sah, y ahora amenaza a Arabia Saudí, a Emiratos y a otros países de la región.

En los primeros años de la Revolución, un feroz puritanismo azotó Irán. Miles de "prostitutas", drogadictos y homosexuales fueron ejecutados. Los revolucionarios atacaban en el espacio público a quienes no respetaban los nuevos y estrictos códigos de vestimenta y comportamiento. Entonces no había talibanes, ni ISIS, ni Boko Haram. Desde la revolución iraní, la idea de incluir la sharia en las legislaciones nacionales se extendió por todo el mundo islámico. Después de la revolución, por primera vez, los iraníes declararon la guerra a su propia vida cultural: se cerraron los teatros, se prohibieron los conciertos, los artistas huyeron del país, se confiscaron las salas de cine, se prohibieron las retransmisiones musicales.

La idea de utilizar a los niños como bombas humanas también fue adelantada por Irán. Como escribió el académico alemán Matthias Küntzel, "Jomeini fue el primero en desarrollar un culto a la muerte en toda regla". Durante la guerra entre Irán e Irak, Jomeini importó miles de llaves de plástico de Taiwán. El ayatolá envió a esos niños iraníes a los campos de minas iraquíes, rumbo al enemigo, para que abrieran brecha con sus cuerpos. Antes de cada misión, los niños recibían una de esas llaves de plástico para que se las colgaran del cuello; se les decía que les abrirían las puertas del paraíso.

Desde entonces, las criaturas suicidas hicieron su aparición en Gaza, Irak, Siria, Nigeria y Afganistán.

Las fetuas contra los escritores "blasfemos", el velo de las mujeres, los ataques contra los judíos en todo el mundo, la persecución de los cristianos, el abuso infantil, la imposición de la ley islámica... Todos eso son los frutos envenenados de la revolución de Jomeini y los desafíos más directos a los rasgos centrales de la civilización occidental. ¿Abrirá los ojos Europa –la cuna de la cultura y la civilización occidentales– y dejará de ponerse regularmente del lado de los tiránicos ayatolás iraníes?

© Gatestone Institute


Nota de la Redacción: este texto fue publicado originalmente el 20 de mayo de 2018. De hecho, el primer párrafo hacía alusión a la decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán. Decía así:

Estados Unidos acaba de retirarse del acuerdo nuclear iraní. La medida está plenamente justificada no sólo por motivos de seguridad, sino principalmente porque la revolución jomeinista iraní es una ideología mortífera y Occidente no puede permitir que se nuclearice. 
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