Entrevista exclusiva: América Latina, “un terreno viable para algún tipo de acción o ataque de represalia” por parte de Hezbolá
En declaraciones exclusivas para VOZ, Danilo Gelman, director del Programa de Seguridad, Manejo de Crisis y Contraterrorismo del Congreso Judío Latinoamericano, profundiza sobre la amenaza terrorista en la región en el marco del conflicto en Medio Oriente.

Danilo Gelman, director del Programa de Seguridad, Manejo de Crisis y Contraterrorismo del Congreso Judío Latinoamericano
La presencia de Hezbolá en América Latina, especialmente en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, representa una amenaza significativa debido a sus actividades de financiamiento ilícito y operativas.
En diálogo exclusivo con VOZ, Danilo Gelman, director del Programa de Seguridad, Manejo de Crisis y Contraterrorismo del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), detalla cómo opera el grupo terrorista libanés, los desafíos regionales para contrarrestarlo y las implicancias de los acontecimientos en Medio Oriente.
La Triple Frontera como epicentro
Gelman identifica la Triple Frontera como “la principal zona de preocupación en América Latina en relación con actividades vinculadas al terrorismo internacional —especialmente en lo que respecta a Hezbolá—”. En esta región, “se han documentado operaciones de financiamiento ilícito, lavado de activos, contrabando y otros mecanismos que permiten a Hezbolá sostener parte de su estructura operativa global”.
Sin embargo, advierte que las actividades del grupo terrorista libanés “en América Latina no se limitan exclusivamente a la Triple Frontera”, ya que se han detectado redes asociadas en otros países, especialmente donde hay comunidades chiítas con lazos al Líbano o condiciones de gobernabilidad frágiles.

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JNS (Jewish News Syndicate)

Redes híbridas de financiamiento
Hezbolá opera a través de “una red híbrida que combina actividades ilícitas, vínculos comunitarios y alianzas con estructuras del crimen organizado”, señala Gelman. Y destaca que sus principales fuentes de financiamiento incluyen “el contrabando, el lavado de dinero, la falsificación de documentos, el narcotráfico y el comercio informal, muchas veces encubiertos bajo empresas legales que operan como fachada”.
Gelman explica que estas actividades se desarrollan en colaboración con redes criminales transnacionales en zonas de frontera débil, en una relación “no ideológica, sino transaccional”.
“Enfrentar esta amenaza exige voluntad política, claridad jurídica, cooperación internacional y una visión estratégica de largo plazo”
Un caso emblemático es el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires en 1994, donde “la Justicia argentina determinó la responsabilidad de Hezbolá como autor material, con apoyo logístico y financiero desplegado desde la Triple Frontera”, indica Gelman. Y agrega que actualmente, el grupo utiliza “sistemas informales de transferencia de fondos como el hawala”, un método informal de transferencia de fondos que opera fuera de los canales bancarios tradicionales, basado en la confianza y las relaciones personales entre intermediarios. Esto sucede con el respaldo de Irán, su “principal patrocinador global”, expresó.
Respuestas estatales insuficientes
La respuesta regional frente a esta amenaza varía. Gelman señala que países como Argentina, Paraguay y Colombia han designado a Hezbolá como organización terrorista, lo que permite “congelar activos, perseguir delitos vinculados al financiamiento y fortalecer la cooperación internacional”. También se han impulsado esfuerzos para mejorar la inteligencia financiera y la coordinación con organismos como INTERPOL y GAFILAT. Sin embargo, “muchos países de la región aún carecen de legislación específica que tipifique el financiamiento del terrorismo como delito autónomo” y la cooperación entre agencias nacionales sigue siendo “débil o fragmentada”, lo que impide una respuesta efectiva.
El impacto de las operaciones de Israel contra Hezbolá, Hamás e Irán
Los recientes golpes israelíes contra Hezbolá, Hamás e Irán en Medio Oriente han afectado sus estructuras de liderazgo, pero Gelman considera que “el impacto directo sobre sus redes en América Latina es más difícil de medir y, en términos estructurales, probablemente limitado”. Esto se debe a que las redes regionales son “descentralizadas, adaptativas y diseñadas para resistir presiones externas”.
Aunque un debilitamiento prolongado de Hezbolá o de su relación con Irán podría tener “efectos indirectos” en América Latina, también existe el riesgo de que, ante una escalada en Medio Oriente, el grupo busque “reforzar o activar capacidades” en la región como forma de “represalia asimétrica”.
El rol histórico de Irán
Gelman recuerda que Irán ha demostrado “la capacidad y la voluntad de proyectar represalias más allá de su entorno inmediato”, como en los atentados de 1992 contra la embajada de Israel en Argentina y de 1994 contra la AMIA en Buenos Aires, ejecutados por Hezbolá con apoyo iraní, según la Justicia argentina.
En un escenario de debilitamiento del régimen iraní, América Latina podría ser vista como “un terreno viable para algún tipo de acción o ataque de represalia” debido a la presencia operativa de Hezbolá y la baja capacidad de control en algunos países.
Estrategias para reducir la amenaza
Eliminar completamente la amenaza de Hezbolá es “complejo”, pero Gelman sostiene que “sí es posible reducir significativamente su alcance y capacidad operativa mediante un enfoque integral”.
Propone que más países declaren a Hezbolá como organización terrorista “en su totalidad, sin hacer distinciones artificiales entre ala política y ala militar”. También urge mejorar los marcos legislativos para permitir “la intervención temprana frente a indicios fundados de actividades terroristas” y fortalecer la cooperación internacional e interagencial.
Finalmente, enfatiza la necesidad de “inversión sostenida en capacitación de funcionarios, desarrollo de capacidades técnicas, y mecanismos de detección temprana”.
“Enfrentar esta amenaza exige voluntad política, claridad jurídica, cooperación internacional y una visión estratégica de largo plazo”, concluye Gelman.