¿Sin plata, envalentonado, golpeado? ¿Cómo llegará Trump a las elecciones de noviembre?

¿Llegará sin poderse presentar como el gran emperador inmobiliario de Nueva York, luego de haber perdido, quizá, el 40 Wall Street, su gran joya de la corona al sur de Manhattan?

Esta semana, por si quedaba alguna duda, luego de las primarias en Georgia y Washington, quedaron decantadas las nominaciones para la elección de noviembre. Habrá revancha, algo que no ocurría desde 1956.

Muchos están desencantados con que los americanos tendrán que volver a elegir entre Joe Biden y Donald Trump, y que cualquiera de estos dos volverá a la Casa Blanca a partir del próximo año. Hay que decirlo: los seguidores del expresidente están más entusiasmados con esa posibilidad que los de Biden, quienes lo apoyan, no por su gestión, sino para evitar a Trump.

Ahora, surgen grandes preguntas, sobre todo en cuanto a Trump, quien hoy por hoy luce como el candidato más fuerte y con más chance a imponerse en las elecciones del 5 de noviembre.

Actualmente Trump enfrenta un montón de procesos judiciales —tantos que ya es difícil seguirles el ritmo. Y, aunque algunos, si salen mal para el expresidente, podrían terminar en cárcel; lo cierto es que los últimos dos grandes fallos judiciales, tanto el del caso de conspiración en Nueva York, impulsado por la fiscal demócrata Letitia James; como la demanda por difamación de la escritora E. Jean Carroll, le hacen un daño tremendo al expresidente.

Justo esta semana sacamos en Voz Media un reportaje sobre el estado real de las finanzas del expresidente y cómo las multas de ambos casos judiciales, que juntan la astronómica cifra mayor a $450 millones, ponen en aprietos a Donald Trump. Es muy probable que el expresidente deba liquidar propiedades para poder pagar las sanciones.

Aunado a ello, este viernes el fiscal especial Nathan Wade, envuelto en la polémica por su relación amorosa con la fiscal distrital Fani Willis, renunció, lo que le permite a Willis continuar al frente de su acusación e investigación contra Trump en el caso de interferencia electoral en Georgia.

Surgen, entonces, varias preguntas, ahora que la cosa con los nominados está decantada. ¿Cómo va a llegar Trump a noviembre? Sus finanzas no están bien y todavía enfrenta otros procesos judiciales, a los que el expresidente ha calificado como cacería de brujas, que lo podrían seguir poniendo en aprietos.

¿Con qué fuerza llegará a noviembre? ¿Llegará golpeado por tanto asedio judicial o, más bien, envalentonado? ¿Las multas, que ponen en jaque su imperio inmobiliario, deconstruirán la épica de empresario exitoso que es, al final, la esencia misma de Trump? ¿Llegará a noviembre sin poderse presentar como el gran emperador inmobiliario de Nueva York, luego de haber perdido, quizá, el 40 Wall Street, su gran joya de la corona al sur de Manhattan?

De cualquier manera, llegará, y eso es lo importante. Biden, en contraste, pisará noviembre arrastrando unos números mínimos de popularidad y muchas dudas sobre su estado cognitivo.

Al menos sabemos que será una elección divertida.