Contra lo que tratan de vendernos la mayoría de medios, Israel no se enfrenta a cuatro niños descalzos que tiran piedras, sino a una constelación de grupos mejor armados que la inmensa mayoría de Estados.

A través de Hezbolá, Hamás, la Yihad Islámcia palestina y otras milicias proxis que ha creado o apoya en países vecinos o cercanos a Israel, Irán ha construido lo que ha venido a llamarse un ‘anillo de fuego’ en torno al Estado hebreo con el que hostigar y, llegado el momento, abrumar, sofocar y estrangular a la entidad sionista cuando se presente la oportunidad.

El 7-O pudo suponer una de esas oportunidades, pero se impuso el instinto de preservación de Hezbolá y la presión que la guerrilla chiíta hubiera podido ejercer desde el norte no se correspondió con la intensidad de la que sí pudo lograr Hamás desde el sur.

Cada vez que vemos a Israel atacar objetivos como Siria o Líbano el objetivo es evitar que todos estos grupos terroristas patrocinados y a menudo dirigidos por Irán sigan acercando sus medios de fuego a las fronteras del Estado judío. Es decir, que sigan estrechando ese anillo de fuego.

Contra lo que tratan de vendernos la mayoría de medios, Israel no se enfrenta a cuatro niños descalzos que tiran piedras, sino a una constelación de grupos mejor armados que la inmensa mayoría de Estados, dispuestos a infligirle una derrota definitiva a la mínima que tengan la opción.

Al anillo de fuego que Irán ya ha creado en torno a Israel podría unirse ahora un anillo jurídico, si el fiscal Khan de la Corte Penal Internacional de La Haya acaba saliéndose con la suya y consigue dictar órdenes de arresto contra Netanyahu y su ministro de Defensa Gallant.

La maniobra del fiscal Khan puede convertir en realidad una vieja pesadilla israelí que es el sueño igual de viejo de la legión de antisemitas y revolucionarios que buscan la desaparición del Estado judío.

De emitirse una orden internacional de arresto contra Netanyahu y Gallant, dos de las principales autoridades del Estado judío corren el riesgo de ser detenidas si entran al territorio de los muchos Estados occidentales firmantes del tratado fundacional de la Corte Penal Internacional.

La consumación de la jugada de Khan convertiría a muchos de los aliados que Israel tiene sobre el papel en enemigos no declarados dispuestos a castigar a sus dirigentes por defender al Estado y sus habitantes de los intentos de exterminarlos.

El anillo jurídico que busca crear Khan en torno a Israel se complementa a la perfección con el anillo de fuego iraní, en tanto que el primero busca atar de pies y manos a Israel a la hora de protegerse de los planes genocidas del segundo.