La 81ª edición de los Globos de Oro tenía un gran reto por delante: reinventarse. Llegaba de dos años de auténtica crisis, con cambio de propietario incluido, y la gala celebrada este domingo era una gran oportunidad para ello, pero la desaprovecharon.
Al menos esa es la conclusión que sacan los críticos de los medios de entretenimiento más importantes del país, como Vanity Fair, que calificaron esta 81ª edición, retransmitida por primera vez en CBS en lugar de en NBC, como "un desastre casi total", "insulsa" y un "nuevo mínimo". Variety también definió la ceremonia como un "desastre":
Resulta que los Globos de este año siguieron siendo un desastre, pero no del tipo que a uno le gusta ver. Con poco más de tres horas de duración, la ceremonia fue eficiente sobre el papel, pero en la práctica resultó interminable. Con bromas forzadas, una puesta en escena mal concebida y un presentador lamentablemente poco cualificado, el espectáculo de este año no fue un regreso triunfal, y mucho menos un escaparate para unos Globos de Oro nuevos y mejorados.
Controversia por el papel de Jo Koy como conductor de los Globos de Oro
El critico de The Hollywood Reporter Daniel Fienberg no fue mucho más amable y aseguró que la edición del domingo fue "la más aburrida" que vio nunca, incluyendo aquella ceremonia telemática que tuvo lugar en plena pandemia:
A pesar de parecer aún más repleta de estrellas de lo habitual, la 81ª gala de los Globos de Oro del domingo por la noche fue la más aburrida que he visto nunca, y estoy incluyendo todas las solemnes e incómodas galas emitidas durante la pandemia de covid, cuando la gente producía los programas a través de Zoom y los presentadores grababan en sus garajes, sustituyendo la sensación de alegría por una melancolía omnipresente. Este programa no tuvo ni alegría ni melancolía ni casi nada. Fue una mala retransmisión, y la única razón por la que no lo llamo "una mala retransmisión de principio a fin" es que hubo buenos discursos aquí y allá, así como algunos ganadores decentes, lo que sugiere que la revisión de la votación puede, de hecho, haber dado lugar a una misteriosa membresía que posee un gusto menos que detestable.
¿El causante? Su presentador, Jo Koy. Su monólogo inicial logró disgustar no sólo a los asistentes a la ceremonia, sino también al público que vio el espectáculo y que rápidamente acudió a las redes sociales para mostrar su rechazo ante el discurso con el que el humorista comenzó la gala:
(WATCH) Did Jo Koy bomb or not during his #GoldenGlobes monologue? pic.twitter.com/fJ6NjJg62F
— Deadline Hollywood (@DEADLINE) January 8, 2024
I never heard of Jo Koy, the Woke comedian who hosted the Golden Globes last night and bombed miserably. Painful to watch! You know he was shocked when the anti-white joke fell flat. Love Martin Scorsese’s stone-faced glare. pic.twitter.com/fGMPHQgv2s
— Joseph Massey (@jmasseypoet) January 9, 2024
Seems like not everyone enjoyed Jo Koy’s Barbie jokes 😬😬
These are the viral reactions from the 2024 Golden Globes: pic.twitter.com/RmPmZrTGpC
— Evie Magazine (@Evie_Magazine) January 8, 2024
Leve mejoría en los datos de audiencia
A pesar de todo esto, los Globos de Oro consiguieron rescatar parte de la audiencia pérdida. En concreto, 9,4 millones de espectadores se reunieron en torno al sofá para ver si recuperaban la gloria perdida.
Esos 9,4 millones suponen un 50% más de audiencia que en 2023, cuando únicamente 6,3 millones de espectadores decidieron ver el espectáculo. Era la segunda cifra más baja de la historia, únicamente superada por la de 2008, cuando sólo 6,08 millones decidieron dar una oportunidad a la gala.
Los datos de 2021 tampoco fueron los deseados y atrajeron a unos 6,9 millones de espectadores, que optaron esa noche por ver unos Globos de Oro que prometían ser distintos a todos los celebrados anteriormente.
La polémica
Se debe tener en cuenta que los años 2021 y 2023 no fueron especialmente buenos para los Globos de Oro. La gala de 2021 tuvo que ser retransmitida telemáticamente debido a la pandemia del covid, mientras que la que tuvo lugar el año pasado suponía el regreso de la ceremonia tras un 2022 en el que ninguna cadena compró los derechos para retransmitir el evento después de que Los Angeles Times destapase que la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) no contaba con un sólo miembro de raza negra entre sus integrantes.
Meses después se descubría que la productora de la ficción de Netflix Emily in Paris había invitado a los votantes de los premios a un impresionante viaje a la capital de Francia que incluía una estancia en un hotel de cinco estrellas que costaba 1.400 dólares la noche y que pagó Paramount Network.
Esto provocó una polémica que, a día de hoy, aún persigue a la conocida como "antesala de los Óscars" y por la que los conocidos premios tuvieron que cambiar de propietario. De esta forma, en junio de 2023 se anunció que los premios eran adquiridos por Dick Clark Productions y Eldridge Industries.
Nuevos dueños que, a pesar de lograr atraer a parte de la audiencia pérdida, aún tienen un gran camino por recorrer hasta que los Globos de Oro recuperen su gloria pérdida y vuelva a lograr cifras como los 26,8 millones de espectadores que cosechó en el año 2004, en plena época dorada.