Mientras Israel sangra, los judíos estadounidenses se enfrentan a una encrucijada

La comunidad que apoyó al Estado judío en 1967 y 1973 ya no existe. ¿Pueden los -alguna vez formidables- grupos judíos proporcionar liderazgo en tiempos de guerra?

En los días transcurridos desde que Hamás lanzó su bárbaro ataque contra Israel, se ha debatido mucho sobre posibles analogías entre la lucha actual y capítulos pasados ​​de la historia israelí. Es obvia la comparación con la guerra de Yom Kippur de 1973, con su gran número de víctimas y un ataque sorpresa en una festividad judía. Algunos han planteado el precedente de la Guerra de Independencia de 1948, en la que el país en su conjunto fue atacado por múltiples ejércitos árabes y milicias palestinas con un gran número de bajas judías civiles y militares.

Pero en ambos casos, las diferencias superan a las similitudes. En 1948, las dudas sobre la existencia de Israel y la posibilidad de una derrota militar total estaban presentes de una manera que —pese al horror de las atrocidades de Hamas— no se plantean hoy. En 1973, toda la fuerza de los ejércitos egipcio y sirio fue igualada y luego derrotada por la de las Fuerzas de Defensa de Israel en batallas a mayor escala que las de 2023. Además, por mucho que el ataque durante el día más sagrado de los judíos conmocionó al pueblo israelí, el Gobierno todavía tenía la opción de golpear primero en las horas previas al ataque, pero se abstuvo por temor a la desaprobación estadounidense. En Simjat Torá de 2023, la sorpresa fue total.

Hay otra diferencia entre el conflicto actual y los de antaño -incluyendo a Guerra de los Seis Días de 1967, cuando Israel atacó primero antes de que sus enemigos pudieran embestir sus fronteras-. Es la creencia de que Israel podía contar con el apoyo apasionado de la mayoría de los judíos estadounidenses.

Una respuesta unificada

En cada uno de esos enfrentamientos, pero especialmente en 1967 y 1973, la respuesta del mundo judío organizado y de las bases, fue ruidosa, sentida y, lo que es más importante, políticamente efectiva.

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