Tal vez el presidente francés no recuerde lo que la equidistancia significó para su país hace unas pocas décadas, pero esta postura no es sorpresiva.

Cuando Francia declaró la guerra a Alemania en septiembre de 1939, el ejército francés pasó meses esperando el primer ataque en una inacción a la que llamaron drôle de guerre, una guerra de broma. Pero en mayo de 1940 Alemania comenzó la ofensiva en territorio francés, y en pocas semanas ya habían entrado en Francia. El gobierno francés estaba obligado a tomar una decisión, el Primer Ministro Paul Reynaud quería luchar, pero no era esa la opinión de la mayoría de los funcionarios del gobierno. Reynaud llamó entonces a Winston Churchill para lamentarse y comunicarle que, para él, la guerra ya estaba perdida.

El gobierno francés abandonó París, de manera tal que las tropas alemanas desfilaron por la ciudad sin oposición el 14 de junio de 1940. El 22 de junio de 1940 Francia firmó un armisticio con Alemania y el 9 de julio el parlamento votaba 569 a 80 para abandonar la Tercera República y otorgar poderes extraordinarios al Jefe de Estado, el mariscal Philippe Pétain, un héroe de la Primera Guerra Mundial que gobernaría desde Vichy. La humillante y criminal historia del Régimen de Vichy vuelve, en estas horas, a la memoria.

Este viernes 10 de noviembre, apenas un mes después del brutal ataque antisemita que sufriera Israel, con miles de muertos que aún están siendo encontrados y con más de 200 personas todavía secuestradas, el presidente francés Emmanuel Macron pidió a Israel que "cese el fuego". Macron demanda que el ejército israelí suspenda las operaciones que lleva a cabo en el lugar donde se ocultan los asesinos de más de 1400 israelíes y donde se encuentra el arsenal con el que no ha dejado de bombardear ciudades israelíes de la frontera. Macron no pidió la rendición de Hamás ni solicitó nada al gobierno gazatí, en cambio dijo a la BBC: "De hecho, hoy están bombardeando a civiles. Estos bebés, estas mujeres, estos ancianos son bombardeados y asesinados. No hay ninguna razón para esto. Pedimos a Israel que se detenga".

Tal vez Macron no recuerde lo que la equidistancia significó para su país hace unas pocas décadas, pero esta postura no es sorpresiva.

¿Acaso desconoce Macron como acciona el terrorismo, desconoce el uso de la población civil para sus fines? Sería extraño. Francia es uno de los principales receptores de ataques terroristas islamistas. Sólo en el año 2015, dos crueles atentados mostraron la desprotección que tiene la población civil francesa frente al terrorismo. Charlie Hebdo, el semanario satírico, fue atacado por terroristas que mataron a doce personas e hirieron a once al grito de "Al·lahu-àkbar" y pocos meses después, mientras 1500 personas presenciaban un concierto en la sala Bataclan, terroristas islamistas dispararon de forma indiscriminada contra el público capturando al menos 100 rehenes y asesinando a 90 personas. Con los años estos ataques no han cesado en el suelo francés.

Hace tan sólo unos meses, las ciudades más importantes sufrieron un verdadero levantamiento de odio y desintegración, las calles ardieron durante casi una semana, los daños son aún incalculables. Macron no puede desconocer el peligro al que se enfrenta. Macron no puede desconocer el tenor de las marchas violentas y amenazantes que tienen lugar permanentemente en su país bajo su gestión, no puede desconocer del incremento de las manifestaciones antisemitas y de los atentados contra judíos en su propia tierra. Sin embargo, a pesar de ser inútil e ineficaz para proteger a sus ciudadanos, se ha atrevido a acusar a Israel por defender a los suyos. Y le pide a Israel, no a Hamás, un cese del fuego en la guerra que se inició por un ataque de Hamás. También trascendió que Emmanuel Macron no irá a la marcha contra el antisemitismo del domingo 12 en París, aunque "saludó con respeto" a los que marcharán, viendo en ellos "un motivo de esperanza".

Tal vez Macron no recuerde lo que la equidistancia significó para su país hace unas pocas décadas, pero esta postura no es sorpresiva. Justamente, en el año 2018 Emmanuel Macron rindió homenaje, en la ceremonia conmemorativa del centenario del fin de la I Guerra Mundial, en el palacio de Los Inválidos, al mariscal Philippe Petain. Quizás Macron tampoco recuerde que en octubre de 1940 el mariscal Pétain y Adolf Hitler se estrecharon las manos y que Pétain se mostró como garante del respeto de Alemania al pueblo francés, dadas las convenciones del armisticio, aunque de inmediato Hitler tomó de rehenes a dos millones de prisioneros franceses de los que se sirvió sin piedad.

La diferencia entre Pétain y De Gaulle, entre Vichy y la resistencia, fue el honor y el respeto a los valores republicanos.

La humillación de Pétain frente a Hitler impulsó a Francia a la persecución de judíos, extendiéndola también otras minorías, y se estima que 149 mil judíos franceses enviados por Pétain a los campos de concentración alemanes de los cuales sólo regresó el 10%. El gobierno garantista de Pétain hizo que soldados franceses pelearan contra las tropas aliadas en la guerra, vistiendo el uniforme de la Wehrmacht, en el frente oriental, para que no se mezclaran con soldados aliados de origen francés. El gobierno de Pétain encarceló a 70.000 combatientes de la Resistencia de los cuales 10.000 fueron condenados a muerte por los jueces de su gobierno.

Pétain fue responsable de la brutal redada de julio de 1942 en el Vel d'Hiv, Velódromo de Invierno de París, un sitio de reunión cercano al río Sena, que significó que más de 12.000 judíos fueron arrestados y deportados a Auschwitz entre los que había 4.000 niños. Se los dividió en dos grupos, los varones jóvenes fueron llevados hasta campos de trabajo forzado. Ancianos, mujeres y niños fueron trasladados en condiciones penosas y fueron fusilados todos aquellos que intentaron escapar. Luego empezaron a ser deportados hacia Alemania. Ese fue el gobierno que Pétain instauró como el mal menor. Así pagó Francia la cobardía de su élite.

Cuando el pueblo francés comenzó a padecer en carne propia al régimen nazi ya era tarde, la popularidad y capacidad de Pétain cayó, y el mariscal fue al exilio a Alemania y después a Suiza para escapar, por supuesto cobardemente, del juicio donde sería declarado traidor. En abril de 1945, cuando Hitler se suicidó, Pétain se entregó a las autoridades francesas. En su juicio se lo encontró culpable de compartir inteligencia con el enemigo, alta traición y se lo condenó a "la pena de muerte, la indignidad nacional y la confiscación de sus bienes"; sin embargo, debido a su edad, De Gaulle conmutó la pena por cadena perpetua.

La diferencia entre Pétain y De Gaulle, entre Vichy y la resistencia, fue el honor y el respeto a los valores republicanos. El deber de un líder es defender esos valores, la libertad y la seguridad de sus ciudadanos a pesar de los riesgos y sabemos que Francia tiene muchos. De Gaulle salvó el honor de Francia mientras que Pétain se pudre en las páginas de la historia por su criminalidad, vileza y cobardía. Macron debería repasar un poco su propia historia.