Como ha demostrado el debate alrededor de un candidato de Biden afiliado a un centro que promueve el odio hacia Israel, las acusaciones de prejuicios antimusulmanes son intentos de encubrir antisemitismo.

La islamofobia volvió a la carga esta semana en el Comité Judicial del Senado. O eso, se supone, debemos creer. Durante las audiencias de confirmación de Adeel Mangi, candidato al Tercer Circuito de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos (uno de los tribunales un peldaño por debajo de la Corte Suprema), los republicanos desvelaron un capítulo opaco en su brillante currículum que algunos creen no debería ni haber sido discutido.

Mangi, graduado de la Facultad de Derecho de Harvard, es socio de un gran e influyente bufete de abogados de Manhattan. También apoya una larga lista de causas liberales que lo vuelven un buen partido a ojos de los demócratas. Para Biden, una elección natural para un cargo vitalicio en uno de los tribunales más importantes del país. Pero los senadores Josh Hawley (R-Mo.), Ted Cruz (R-Texas) y Tom Cotton (R-Ark.) pensaron que su papel como exmiembro de la junta asesora del Center for Race, Security and Rights (Centro para la Raza, la Seguridad y los Derechos) de la Universidad de Rutgers era una bandera roja.

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