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Mahmoud v. Taylor: uno de los casos más importantes para los derechos de los padres en décadas

La Corte Suprema escuchó los argumentos orales de este caso. Padres de familia del condado de Montgomery en Maryland piden que sus hijos de entre 4 y 11 años no sean obligados a leer cuentos con historias LGTBI. 

Corte Suprema de Justicia

Corte Suprema de JusticiaCordon Press

“Un fallo a su favor podría representar una de las victorias más importantes para los derechos de los padres en décadas”, escribió el reconocido abogado Jonathan Turley en su columna sobre el caso Mahmoud v. Taylor. Esta semana la Corte Suprema escuchó los argumentos orales de este caso, en el que padres de familia del condado de Montgomery en Maryland piden que sus hijos, de entre 4 y 11 años de edad, no sean obligados a leer cuentos con historias LGTBI en sus clases de literatura.

La decisión de la Corte es fundamental porque podría cambiar significativamente la forma en la que las escuelas públicas incluyen este tipo de libros en la enseñanza para niños tan pequeños. Uno de los libros de cuentos a los que fueron expuestos los niños se titula "Príncipe y Caballero", la descripción dice que es un "cuento de hadas moderno" para niños de 4 a 8 años, y la historia se trata de dos chicos se enamoran tras luchar juntos contra un dragón que amenaza su reino y, posteriormente, se casan.

Los padres argumentaron que los libros violan la Primera Enmienda debido a su contenido contrario a sus creencias religiosas. Mientras tanto, la junta escolar replicó que los libros tenían como objetivo enseñar sobre diversidad y respeto por la diferencia, y que eran neutrales respecto a la religión.

Este caso se remonta al 2022, cuando el condado de Montgomery aprobó la inclusión de libros con personajes LGBTQ en su currículo de lengua y literatura. En ese momento el condado anunció que no permitiría que los padres optaran por eximir a sus hijos de las clases en las que se leían esos libros, acción que sí se permitía antes.

Un tribunal federal de apelaciones falló a favor del distrito escolar, concluyendo que los educadores no presionaron a los niños para que abandonaran sus creencias religiosas, y que el hecho de escuchar diversas opiniones no necesariamente ejerce presión para creer o actuar de forma contraria a su fe religiosa.

En la sesión de esta semana la mayoría de los jueces de la Corte Suprema parecían estar del lado de los padres. Incluso la juez liberal Elena Kagan dijo: "A mí también me impactaron los libros ilustrados de estos niños pequeños y, en cuanto a la sexualidad, sospecho que muchos padres, incluso no religiosos, no estaban muy entusiasmados con esto". El juez Brett Kavanaugh, dijo que estaba "desconcertado" por el motivo por el cual el condado canceló su política original de exclusión voluntaria, que permitía a los niños eximirse de clases que fueran en contra de sus creencias religiosas.

Si bien es cierto que no siempre la exposición a cierto tipo de ideas produce que alguien cambie su manera de pensar, ¿cómo se mide la influencia que ese tipo de contenido tiene en los lectores? Es imposible predecirlo. Más aún cuando se trata de niños menores de 11 años. Generalmente los niños quieren ser como los personajes de los cuentos que leen, por eso es común ver a los niños jugando a ser héroes y las niñas jugando a ser princesas. De modo que aunque no hay una forma exacta de calcular el grado de influencia, es posible que sea muy alta.

Por otro lado está el asunto del derecho de los padres a educar a sus hijos en la forma en que ellos consideren mejor, según sus valores y sus creencias. La idea de que si los padres no quieren el tipo de educación que brinda la escuela deberían simplemente retirarlos, es poner a las familias contra la espada y la pared y hacer que muchos padres se resignen a que sus hijos tengan una mala educación, incluso dañina. Por como funciona el sistema educativo en este país, los padres tienen limitadas opciones de escuelas públicas dependiendo del lugar en donde viven, de modo que si quieren cambiar a su hijo de escuela, en muchos casos la única opción es una privada, que en Estados Unidos son excesivamente caras. De hecho, uno de los padres que interpuso esta demanda tuvo que vender su casa para costear educación privada a su hija.

Los padres pagan impuestos para tener servicios como estos, no es justo, ni sano, que el sistema de educación pública esté capturado por los sindicatos y maestros con ideologías progresistas que pretenden exponer a niños tan pequeños a ideas que definitivamente van en contra de las creencias religiosas de muchos. Es importante que los padres tengan el derecho a retirar a sus hijos de clases que vayan en contra de sus principios, e incluso sería muy buena noticia que las escuelas tuvieran algún tipo de indicación que limite la exposición de contenido tan polémico, y relacionado con ideología de género, en salones de clase de niños en edades tan tempranas.

Se espera que el fallo se dé antes del receso de verano de la Corte, a finales de junio. Este es un caso no solo importante para el condado de Montgomery, sino para los padres de todo el país.

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