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La paradoja de Guterres: justificó el asesinato y secuestro de judíos pero pide que liberen al personal de la ONU en Yemen

El secretario general de la ONU exigió recientemente a los terroristas hutíes que liberen al personal de la organización que lidera a pesar de haber justificado la masacre del 7 de Octubre perpetrada por Hamás. Se trata de una muestra más de su repulsivo antisemitismo.

António Guterres, secretario general de la ONUCordon Press

António Guterres, secretario general de la ONU, exigió la liberación de los miembros del personal de la organización que lidera, que fueron secuestrados por los hutíes, los islamistas radicales respaldados por Irán en Yemen.

En junio pasado, los hutíes detuvieron a 13 funcionarios de la ONU, a los que acusaron de integrar "una red de espionaje estadounidense-israelí" que opera bajo la cobertura de organizaciones humanitarias. 

“Exijo la liberación inmediata e incondicional de los siete colegas de la ONU detenidos arbitrariamente por los hutíes en Yemen esta semana, así como de aquellos que fueron detenidos y retenidos anteriormente”, afirmó Guterres.

“El personal de la ONU y los socios no deben ser atacados, arrestados o detenidos mientras realizan sus funciones”, agregó.

La paradoja de Guterres

¡Vaya, vaya! En qué paradoja ha caído Guterres.

Tras la masacre del 7 de Octubre, Guterres justificó el brutal ataque que dejó más de 1.200 personas muertas y 251 secuestradas, y en los que no faltaron las violaciones, descuartizaciones, asesinatos de familias enteras, bebés prendidos fuego y decapitados, etc.

“Es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron en el vacío”, dijo en aquella oportunidad el burócrata.

“El pueblo palestino ha estado sometido a 56 años de ocupación asfixiante. Ha visto cómo su tierra era devorada por los asentamientos y asolada por la violencia; su economía asfixiada; su gente desplazada y sus hogares demolidos. Sus esperanzas de una solución política a su difícil situación se han ido desvaneciendo”, continuó Guterres en su esfuerzo por justificar la peor masacre contra judíos desde el Holocausto, y al igual que en tiempos del genocidio nazi, también hubo víctimas no judías, a las que este burócrata despreciable también desprecia, valga la redundancia.

Poco le importa a este criminal que Israel se retirara de la Franja de Gaza en 2005 intentando alcanzar un acuerdo de paz, que los palestinos, como era de esperar, usaron para atacar con más fuerza al Estado judío, porque el conflicto nunca ha sido por territorio, sino por ideas genocidas de fanáticos corruptos que adoctrinan a su población en el odio y la mantienen en la miseria para poder inyectarle un fuerte desprecio por la vida, incluso por la de ella misma.

“Las quejas del pueblo palestino no pueden justificar los atroces ataques de Hamás. Y esos atroces ataques no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”, dijo Guterres en aquella oportunidad, en un fallido intento de mostrar algo de humanidad con una pequeña, casi imperceptible crítica a Hamás, que cuenta con el apoyo, además del propio líder de la ONU, de una gran parte de la población palestina, que no dudaría ni una milésima de segundo en perpetrar un genocidio como el ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial. Y en estos tiempos, cuando se conmemoran los 80 años de la liberación de Auschwitz, vale aclararlo.

Pero volviendo al personal de la ONU secuestrado por los hutíes, podríamos parafrasear al mismo Guterres afirmando que “no ocurrió en el vacío”, que el pueblo yemení se encontraba sometido a una “ocupación asfixiante” por parte de los infieles de las Naciones Unidas y que las esperanzas de una “una solución política a su difícil situación -ergo, la muerte de los todos los infieles invasores- se han ido desvaneciendo”.

Sin embargo, no lo haremos, porque, en contraste con Guterres, la gente de bien tiene eso que se llama humanidad y empatía.

Guterres debe seguir al frente de la ONU

Sin embargo, Guterres no debe renunciar, como exigen muchos.

Guterres debe seguir en el cargo, después de todo, un ser nefasto como él es adecuado para una organización nefasta como las Naciones Unidas, donde se suele mirar para otro lado ante los crímenes cometidos por las tiranías más sanguinarias del mundo, pero se encarga de condenar al país más libre del Medio Oriente y uno de los más libres del planeta. Uno no puede esperar menos de una organización en la que regímenes autoritarios y sanguinarios como los de Cuba, Irán, China, Rusia, etc, se atreven a impartir clases de moral al mundo.

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