Trump, Petro y el cambio de eje del Destino Manifiesto
Si el presidente comprende bien el nuevo eje de su Destino Manifiesto, es posible que alcance la grandeza. Tal vez luego veamos a un presidente Vance o Rubio encarar con más aliados y otro panorama el camino marcado por Trump en este corto plazo.

Donald Trump aborda el Air Force One
Trump y Petro, presidentes de EEUU y Colombia respectivamente, protagonizaron este fin de semana un electrizante intercambio diplomático que lejos está de haberse resuelto. Conforme lo prometido en campaña, el presidente norteamericano puso manos a la obra en su política de deportaciones de los millones de inmigrantes ilegales que constituyen una de las mayores preocupaciones de sus ciudadanos. Trump ha comenzado a enviar vuelos de indocumentados a sus países de origen, hecho para nada inédito, ya que deportaciones se vienen haciendo, con mayor o menor intensidad, desde hace décadas.
La cosa es que el presidente colombiano, presa de vaya a saber qué extraños arrebatos, primero aceptó los vuelos de unos 160 deportados, y cuando todo estaba encaminado dio marcha atrás e impidió que aterricen en suelo colombiano, desatando así una crisis que implicó durísimas sanciones administrativas y económicas de parte de la Administración estadounidense que quedaron en suspenso por ahora pero que pondrían a Colombia en jaque. Fue entonces cuando a través de la red social X, Petro se despachó con unas inconexas líneas de reivindicación nacionalista que parecían salidas de algún miembro drogado de la vieja trova cubana. Pero el colombiano se golpeó el pecho sólo por unos minutos, poco después tuvo que aceptar las condiciones del norteamericano, en vergonzante capitulación, lo que lo dejó en ridículo ante el mundo.
Entonces, Gustavo Petro se propuso regionalizar la crisis. Pidió una asamblea extraordinaria de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que su fiel servidora, la presidente de Honduras, Xiomara Castro, a cargo de la presidencia pro tempore, convocó para el próximo 30 de enero. En un comunicado, el Gobierno colombiano afirma que "la reunión será una oportunidad para abordar temas estratégicos para la región como la cooperación en materia migratoria, la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las relaciones entre los países miembros".
Petro, que durante el fin de semana pareció tener el celular pegado a la mano, escribió en su cuenta de X que irá "personalmente" a Tegucigalpa y añadió que en breve Colombia asumirá la presidencia temporal de la CELAC, en relevo de Honduras.
La región va a estar incandescente en estos días, dado que el aquelarre de la CELAC coincidirá con la primera gira del flamante secretario de Estado Marco Rubio por Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana.
Esta controversia pone en perspectiva las manifestaciones de Trump, esbozadas en su discurso de asunción, respecto de una vieja doctrina norteamericana que le dio a la nación su carácter de líder mundial y que luego fue sistemáticamente criticada por propios y ajenos: el Destino Manifiesto.
EEUU como nación elegida para liderar al resto del mundo
El presidente de Estados Unidos habló sin medias tintas de sus deseos de controlar el canal de Panamá, anexar a Canadá como el estado 51 y adquirir Groenlandia. Lo dijo sin miramientos, haciendo uso del estilo provocador de la campaña de 2016, despertando la ira de sus enemigos, el desconcierto de algunos aliados y la histeria mediática respecto de la doctrina expansionista decimonónica. Su objetivo es que su nación expanda su territorio y lleve su bandera a horizontes nuevos y bellos, en lo que sería una nueva era dorada. "Seguiremos nuestro destino manifiesto hasta las estrellas, enviando a astronautas estadounidenses a plantar las barras y estrellas (de la bandera) en el planeta Marte", sentenció.
La osadía de Trump es indiscutible, en medio de la hegemonía narrativa anticolonial que viene imponiendo el eje antioccidentalismo-anticapitalismo; atreverse a decir "Destino Manifiesto" es una estocada que la progresía global no pudo digerir. Pero si se mira el tablero geopolítico con el que Trump debe lidiar y sus recientes órdenes ejecutivas, se comprende que el presidente busque un nuevo impulso para el liderazgo de EEUU. Lo cierto es que la política demócrata de liderazgo menguante ha puesto en peligro el futuro de la mayor democracia mundial y del resto de las democracias liberales del mundo.
La doctrina del Destino Manifiesto proporcionó el aval moral para la expansión territorial de la joven nación norteamericana luego de su independencia. A través de colonizaciones, guerras o compras, EEUU no sólo avanzó hacia el oeste hasta llegar al Pacífico, sino que se hizo con varios territorios, como Alaska, Puerto Rico, Filipinas, Hawái y tantas nuevas posesiones como le fue posible, atendiendo sus necesidades estratégicas de seguridad o de expansión comercial.
El Destino Manifiesto consideraba que, por su éxito económico, emprendedor, social y militar, Estados Unidos era la nación elegida para liderar al resto del mundo. La idea larvada del Destino Manifiesto estaba presente en aquellos primeros colonos europeos que veían en América una tierra libre de los males del Viejo Continente, donde podrían construir una nueva sociedad basada en sus valores.
Actualmente muchos consideran a esta doctrina una deshonra para la historia del país, comparándola incluso con las aberraciones del nacionalsocialismo del siglo XX. Curiosamente, se trata de los mismos que no registran el expansionismo soviético del pasado o los expansionismos chino o islamista de nuestros días. Pero muy pocos se han atrevido a proponerlo desde la perspectiva de Trump, como una expresión del espíritu pionero que hizo a EEUU grande en sus inicios. Y muchos menos lo exponen como la demanda real de seguridad y supervivencia del liderazgo norteamericano.
Casi dos siglos después, Trump parece estar imponiendo una nueva versión del Destino Manifiesto, que no se expande al oeste sino mira al sur y al norte. Durante demasiadas décadas, por cobardía, falta de visión o complicidad, EEUU ha permitido a la dictadura cubana marcar la agenda cultural y académica que inspira las narrativas políticas desde México hasta los confines australes, y esto se trasladó luego a la sociedad compuesta por Cuba, Venezuela y Brasil, dando paso a la usina de podredumbre que se dio en llamar Foro de Sao Paulo. Ese dejar hacer de EEUU a la neokomintern latina fue la causa de la invasión de millones de personas, sin control ni legalidad, al interior del país, así como al interior de sus instituciones normativas y formativas.
Generales, aliados y enemigos
Cuesta saber si Trump tiene la profundidad filosófica o geopolítica para enfrentar esta situación casi terminal, y es casi seguro que no cuenta con las dotes de templanza y estrategia necesarias para generar un plan a largo plazo que barra con tantas décadas de retracción y renuncias. Pero lo cierto es que, como siempre, Trump es el gran desmalezador mundial, el que hace el trabajo grueso, la vanguardia sobre la que caen todas las flechas. En su primera presidencia, no contó con generales que entendieran hacia dónde iba, que tuvieran la voluntad o el coraje de seguir su muy arriesgada guerra o que tuvieran el corazón puesto en su visión del Destino Manifiesto. Esta vez, quizás, sí.
Mientras Trump vocifera, escandaliza y humilla a sus oponentes, generales como Vance o Rubio van sofisticando y profundizando su accionar sin moverse un milímetro del camino trazado por el presidente. Es posible que esta nueva formación brinde al presidente 47 la necesaria solidez que necesitan sus arrebatos discursivos.
Lo cierto es que la nueva Administración Trump parece entender que su mayor enemigo es el conglomerado de mandatarios y organizaciones que son tentáculos del Foro de Sao Paulo. Una organización que pasó de ser la nada, a fin del siglo pasado, a convertirse el King Maker, un superconsorcio chavista que llegó a poner decenas de mandatarios en el poder, que organizó un mecanismo de corrupción continental a través del narco y de la obra pública, y que procuró asociarse con los totalitarismos chino, ruso e iraní; constituyendo hoy un eje mundial de enorme poder.
"Hay un mundo entero esperando que Trump caiga".
Trump está solo luchando contra este monstruo. Apenas un puñado de políticos y mandatarios lo secundan, ninguno de ellos es líder de un país rico o de un partido u organización poderosos. Pero se encargó sabiamente de invitarlos a todos a su toma de poder: quiere mostrar al mundo que conoce con los bueyes que ara, quiere tener a la tropa cerca y comprometida. La necesitará.
Ahora CELAC, sumado a otros foros izquierdistas, más otros organismos internacionales al servicio de sus enemigos y decenas de "abajo firmantes" de la progresía internacional saldrán a llorar "imperialismo" con cada accionar de Trump. Pondrán excusas para evitar hacerse cargo de sus propios ciudadanos, nadie quiere en su suelo a los ilegales que EEUU pretende sacarse de encima. Hablarán de derechos humanos, siendo ellos los mandatarios que impulsan diásporas por violencia, hambre y también para exportar carteles criminales como el omnipresente Tren de Aragua.
Lo que pasó con Petro se va a replicar con Sheinbaum, con Arce, con Castro, con Lula, con Canel, con Noriega y con tantos más. China y Rusia, que llevan décadas ampliando sus dominios en el Ártico y en el centro y sur del continente, se atreverán a decirle "imperialista". La Unión Europea, reducida a la intrascendencia global y envuelta en una deriva dictatorial que no respeta ni los resultados eleccionarios, ni la libertad de expresión, ni la propiedad privada, se atreve a cuestionar las dotes democráticas de Trump. ¡En estos días hasta Dinamarca tuvo el descaro de denunciar colonialismo! Hay un mundo entero esperando que Trump caiga.
Pero, si el presidente comprende bien el nuevo eje de su Destino Manifiesto, es posible que alcance la grandeza. En vista de los acontecimientos de sus primeros días en el cargo, si Trump vuelve a ser presa del caos y las controversias coyunturales, deberán ser sus generales quienes se encarguen de mantener el rumbo trazado y de brindarle victorias sólidas que enraícen su legado. Tal vez luego veamos a un presidente Vance o a un presidente Rubio encarar con más aliados y otro panorama el destino que Trump marcó en este corto plazo, y así construir un legado duradero. Será difícil porque, durante años, sus enemigos se volvieron los matones de este gran barrio que es el continente americano.
¿Ha encontrado un error? ¡Contáctenos!
RECOMMENDATION








