Irán y sus amigos deben aceptar que Israel no desaparecerá o seguirán siendo humillados
El régimen de los ayatolás, junto con sus aliados, podrán seguir cometiendo las peores atrocidades en cualquier conflicto interno o contra cualquier país, que no sea Israel, mientras la ONU seguirá hablando del clima.
Israel sigue golpeando fuertemente a las organizaciones terroristas títeres de Irán. En poco tiempo ha eliminado a toda la cúpula de Hezbolá en el Líbano, incluido a Hassan Nasrallah, y a dos y tal vez tres de los más importantes referentes de Hamás: Yahya Sinwar, Ismail Haniyeh y probablemente Mohammed Deif.
Estas eliminaciones, sumadas a la espectacular Operación Beeper en el Líbano y a todos los terroristas que Israel elimina en diferentes ofensivas, no han hecho otra cosa más que humillar a Hezbolá, Hamás, y por supuesto, a Irán, amo de esos grupos islamistas.
No fueron las únicas humillaciones sufridas por Irán, claro, ya que no nos podemos olvidar de que un importante comandante de la Guardia Revolucionaria murió en una operación en un edificio lindante al consulado iraní en Siria y que Haniyeh perdió la vida cuando estalló un explosivo debajo de su cama en Teherán. ¿Quién habrá perpetrado estos ataques? Hasta el momento nadie se los ha atribuido, pero imagino que el lector lo puede intuir de alguna manera.
El régimen de los ayatolás, en su afán por contrarrestar semejantes humillaciones, decidió atacar a Israel en dos oportunidades sin lograr causar mucho daño. Solo murió una persona: un palestino.
No hay que olvidarse de los hutíes, claro, que se atrevieron a lanzar misiles y drones contra Israel, lo cual derivó en contundentes respuestas de las FDI que dañaron su infraestructura terrorista en Yemen.
Israel está aquí para quedarse, le guste o no a Irán, a sus proxies, a la ONU, a Rashida Tlaib, a Ilan Omar o a quien sea. Su superioridad militar, moral y de inteligencia respecto de sus enemigos es indiscutible, tal vez porque se encuentra en modo supervivencia.
De nada servirán las aspiraciones genocidas de sus vecinos. Al contrario, sólo provocarán más daño a la población de los países donde se encuentran y a ellos mismos, claro. Sus líderes van cayendo como un castillo de naipes. Todos los días la gente se levanta pensando a qué referente terrorista Israel ha enviado con sus 72 vírgenes esta vez.
Por lo tanto, Irán, junto con sus aliados terroristas en la región, especialmente en Gaza y el Líbano, tienen dos opciones: perder el poder y seguramente la vida, o bien mantenerse en el liderazgo y podrán gozar del aval de buena parte de la comunidad internacional para seguir oprimiendo y robando a su propia población. Nadie los molestará, ya que Israel no estaría involucrado en el asunto. Y ya saben, no jews, no news.
Es decir, Irán, junto con sus aliados, podrán seguir cometiendo las peores atrocidades en cualquier conflicto interno o contra cualquier país, que no sea Israel, mientras la ONU seguirá hablando del clima.
Los ayatolás podrán seguir asesinando mujeres con el velo corrido, o bien torturando y matando a homosexuales y a personas con algo de espíritu crítico, tal como se hace en Gaza, el Líbano, Yemen, etc. No tendrán de qué preocuparse, ya que no obtendrán ni un poco de atención de gran parte de la comunidad internacional; ningún repudio.
Es más, incluso podrán continuar impartiendo clases de moral en la ONU mientras reciben el cariño y apoyo de su mejor amigo, el secretario general de las Naciones Unidas António Guterres.
Eso sí, les convendrá no volver a meterse con Israel, ni siquiera arrojar una piedra que cruce un milímetro hacia territorio israelí si es que quieren seguir manteniendo el poder y los sesos dentro de sus cabezas. El Estado judío ha decidido no escuchar a los aliados de los terroristas en la ONU, la Unión Europea o la Corte Penal Internacional porque no tiene intenciones suicidas como los Gobiernos europeos que han dejado entrar a su propio asesino islamista al continente.
Nada ni nadie hará que Israel desaparezca. En todo caso, es aquel que se mete con el Estado judío el que corre el riesgo de extinguirse, porque los israelíes han tomado la decisión de hablar el idioma que se entiende en el Medio Oriente: la fuerza, y ya no pensando solamente en el corto plazo. Y fue de esta manera que incluso ha logrado alcanzar acuerdos de paz con países árabes a lo largo de su historia; acuerdos que de haber perdido una sola guerra jamás habría logrado.
El símbolo de las FDI tiene una espada y una rama de olivo, cuyo significado es claro: Israel está preparado para la guerra y para la paz, para la cual siempre tiene la mano extendida. Es decisión de sus enemigos.
La comunidad internacional también tiene dos caminos para elegir: dejar de preocuparse por la manera en que Israel se defiende de aquellos que quieren hacerlo desaparecer y empezar a preocuparse por las víctimas de los regímenes bárbaros que hoy amparan, o bien seguir como hasta ahora a pesar de los catastróficos resultados que están a la vista.
Israel no está dispuesto a escuchar lecciones de moral de inmorales y cobardes por el simple hecho de que no está dispuesto a suicidarse. La victoria en esta Segunda Guerra de Independencia será tan o más contundente que la primera.
Tras el 7 de Octubre, podemos repetir una y otra vez: nunca más es ahora.