Qué ver en Navidad cuando ya viste todas las películas navideñas
Al final del día, la Navidad no necesariamente implica seguir siempre el mismo relato clásico. Puede haber pausa, sentido, reflexión y un poco de disposición a mirar con otros ojos.

El stand de Netflix anuncia la cuarta temporada de "Stranger Things"
La Navidad, en términos audiovisuales, siempre tuvo un ritual familiar claro: ver las películas clásicas, repetir escenas icónicas y refugiarse en relatos que prometían redención, familia y una pausa emocional frente al frenético ritmo del año. De hecho, el año pasado, en VOZ se presentó una selección que acompaña claramente este espíritu. Sin embargo, cuando los clásicos ya están exageradamente vistos, para muchos surge una pregunta legítima: ¿Qué ver en Navidad cuando ya se vio toda la programación habitual?
Y esa es una pregunta complicada de responder, puesto que el espíritu de estas fechas ya no vive exclusivamente en las películas tradicionales y los grandes estudios ya no apuestan, casi nunca, por nuevas películas navideñas (aunque hagan mucha falta). En el mundo moderno, en cambio, se construyen series, estrenos-evento y relatos que, sin ser estrictamente navideños, cumplen la función del ritual.
Un ejemplo claro es la esperadísima Stranger Things, cuya segunda parte de la nueva temporada se estrena el 25 de diciembre. No se trata, para nada, de una serie sobre la Navidad, pero sí de un fenómeno cultural que Netflix decidió ubicar deliberadamente en esa fecha, para que la familia pueda maratonear en un día para relajarse, meditar y disfrutar en casa de una gran producción. Sería, sin dudas, completamente ilógico no recomendarla.
El mensaje de Netflix, quizás, es que la Navidad contemporánea también pasa por sentarse todos frente al televisor, solo que con otra lógica y lenguaje.
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Ahora, para quienes prefieren el cine, pero buscan algo distinto y, a su vez, navideño, aún hay películas que intentar atrapar la atmosfera sin caer en el molde clásico. The Holdovers, por ejemplo, usa magistralmente el receso de fin de año para contar una historia íntima sobre soledad, vínculos impensados y segundas oportunidades.
Es un filme bellísimo, sin exceso de adornos ni moralejas metidas a fuerza, pero sí una atmósfera profundamente invernal y, especialmente, humana. Vale la pena.
Otra opción, más clásica, es Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick. Quizás no es una película explícitamente en Navidad, pero está ambientada en la fecha y propone una mirada incómoda sobre el deseo, la fidelidad y la alienación moderna. No es una película festiva en el sentido tradicional, pero su contraste entre luces navideñas y vacío emocional la vuelve una excelente opción para estas fechas.
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Otra que vale —y mucho— la pena es Little Women, cuya sensibilidad en la propuesta conecta con la Navidad desde un lugar un poco más sobrio y reflexivo.
El punto, al final, es que la Navidad no necesariamente implica seguir siempre el mismo relato clásico. Puede haber pausa, sentido, reflexión y un poco de disposición a mirar con otros ojos. Por ello, una gran película navideña —y una verdadera obra maestra del cine— es The Bishop’s Wife.
Lejos del relato clásico, la película propone una mirada profundamente cristiana sobre la fe vivida en lo cotidiano. Habla sobre el matrimonio, la vocación, el servicio y la tentación del ego incluso dentro de la Iglesia.
Y, si no buscas algo novedoso y simplemente quieres echarte unas risas con Home Alone o emocionarte con Bruce Willis en Die Hard (sí, una película navideña), no te preocupes, siempre puedes volver a nuestra selección del año pasado.