Los canadienses acuden a las urnas en unas elecciones marcadas por Trump, la guerra arancelaria y mucha confusión en las encuestas
El primer ministro interino, Mark Carney, lidera por poco las encuestas ante el gran retador, el líder conservador Pierre Poilievre.

Esta combinación muestra al primer ministro Mark Carney y al conservador Pierre Poilievre
Los canadienses salieron este lunes masivamente a las urnas para votar en unas elecciones federales históricas, marcadas claramente por los giros inesperados y la confusión en las encuestas, el impacto de las políticas arancelarias del presidente Donald Trump desde Washington y un escenario político completamente reconfigurado tras la salida del cuestionado ex primer ministro Justin Trudeau del liderazgo liberal.
Hace tan solo unos meses, el Partido Conservador, bajo la conducción del líder opositor Pierre Poilievre, dominaba a placer las encuestas nacionales con una ventaja sólida de dos dígitos. La sensación era que era cuestión de tiempo para que Poilievre se convierta en el nuevo primer ministro canadiense, rompiendo con la hegemonía del Partido Liberal en la última década.
El crecimiento del Partido Conservador, según los analistas, se debía al desgaste acumulado tras una década de gobiernos liberales ineficientes, que encarecieron el costo de la vida, y que además empezaron a cortar libertades a múltiples sectores de la sociedad civil canadiense, provocando protestas masivas y muchos cuestionamientos al propio Trudeau, cuya imagen se fue debilitando más y más.
Sin embargo, todo cambió de manera radical en enero, cuando Trudeau renunció y el economista Mark Carney asumió como primer ministro interino y nuevo líder del Partido Liberal.
El ascenso vertiginoso de Carney coincidió, para fortuna de los liberales, con el aumento de las tensiones entre Washington y Ottawa. La política arancelaria de Trump, sus amenazas de "anexar" a Canadá como el "estado 51" y su retórica provocadora sobre la inmigración y la seguridad desataron, contra todo pronóstico, una ola de nacionalismo en Canadá que cambió por completo la dinámica electoral, perjudicando de manera inesperada al candidato conservador Poilievre.
Increíblemente, de estar rezagados, los liberales pasaron a liderar las encuestas incluso por más de 20 puntos en algunos sondeos, pareciendo encaminar a Carney a un triunfo sencillo. Sin embargo, de repente, en las últimas semanas, el curso de la historia volvió a cambiar, con los conservadores recuperándose y poniéndose en, prácticamente, un empate técnico con los liberales. Según The Telegraph, las encuestas muestran a Carney apenas dos puntos por encima de Poilievre, quien a principios de mes estaba rezagado a seis puntos de su adversario, lo que sugiere un final de fotografía.
Los líderes canadienses se juegan su futuro político
En este contexto tan volátil, los canadienses deben elegir entre tres figuras principales para liderar el país: Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, se presenta como la opción oficialista y el garante de la estabilidad y la defensa de la soberanía nacional frente a las presiones externas de Washington, hoy comandada por el presidente Trump. Pierre Poilievre, el carismático, populista y combativo líder conservador, busca, en cambio, capitalizar el malestar económico interno, aunque su cercanía retórica “al estilo de Trump” ha generado dudas entre sectores moderados, según el Wall Street Journal. Por su parte, Jagmeet Singh, líder del Nuevo Partido Democrático (NDP), la opción más progresista, enfrenta una campaña complicada en la que no solo está en juego el futuro del partido, sino también su propio liderazgo tras resultados mediocres en las últimas dos elecciones.
Como señala Alex Boutilier en su artículo publicado por Global News, "Elecciones 2025: hay mucho en juego para los tres líderes de los partidos principales", el futuro político de los tres dirigentes está directamente atado a los resultados de esta jornada electoral.
Carney, por ejemplo, podría consolidarse como el salvador de los liberales o convertirse en el primer ministro de mandato más breve de la historia moderna de Canadá. Poilievre, que ha fortalecido su control sobre el Partido Conservador a diferencia de sus predecesores, podría ser celebrado como el líder que devolvió a los tories al poder, sin embargo, está el riesgo de caer y enfrentar pugnas internas por no destronar a un Gobierno liberal que parecía absolutamente vulnerable hace apenas unos meses. Singh, mientras tanto, podría ver agotada su tercera oportunidad de mejorar la posición parlamentaria del NDP y ceder el liderazgo en un partido que históricamente no cambia líderes tan rápido.
El artículo de Boutilier también destaca cómo, pese al empate o la cercanía en las encuestas de intención de voto, los liberales tienen una ventaja estructural muy importante sobre los conservadores: su apoyo está mejor distribuido en provincias claves como Ontario y Quebec, muy ricas en escaños, mientras que el voto conservador tiende a concentrarse en el oeste, lo que dificulta traducir sus votos a sillas curules. Por ello, el gran reto de Poilievre en estas elecciones será poder romper la hegemonía liberal dentro de sus propios bastiones.
En definitiva, las elecciones federales de 2025 en Canadá son mucho más que una contienda para definir el próximo primer ministro. Hoy, los canadienses tendrán una gran decisión histórica entre manos, con la incertidumbre de si su voto representará una restauración del alma canadiense y un liderazgo a la altura en tiempos convulsos o, en su defecto, una mala decisión que los seguirá lastrando por varios años más.