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 EL TIEMPO QUE LLEVA KAMALA HARRIS SIN COMPARECER EN UNA CONFERENCIA DE PRENSA

Estados Unidos, cómplice de la trata de niños bajo la 'Zarina Fronteriza' Kamala Harris

América es el principal destino del tráfico de menores, y la comunidad hispana se lleva la peor parte del problema. La difícil situación de los niños hispanos a menudo pasa desapercibida, enterrada bajo la indiferencia política.

Un agente fronterizo asiste a un grupo de menores no acompañados en Eagle Pass, Texas.

Menores no acompañados en TexasSergio Flores / AFP

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En las sombras de nuestra nación, persiste una realidad sombría. Más de 525.000 niños extranjeros no acompañados han caído víctimas de traficantes de personas en nuestra frontera sur, sus futuros vendidos con fines de lucro en una industria que genera 150.000 millones de dólares al año. Este comercio inhumano ha aumentado bajo la vigilancia de la vicepresidenta Kamala Harris y la negligencia de la Administración, con más de 85.000 menores migrantes ilegales perdidos en manos de patrocinadores adultos que no son investigados adecuadamente. Estados Unidos, a través de la Administración Biden-Harris, es cómplice de colocar a estos niños en un ciclo de esclavitud moderna.

Cuando el presidente Joe Biden nombró a la vicepresidenta Kamala Harris como la Zarina Fronteriza en marzo del 2021, muchos esperaban que su liderazgo trajera orden a la frontera del sur. En cambio, Harris ha tratado ése papel como una mera formalidad, ofreciendo poco en términos de soluciones.

Desde los rincones más oscuros del internet hasta las calles de las comunidades estadounidenses, estas almas inocentes están sujetas a horrores: explotación sexual, trabajo forzado y tráfico de órganos, entre otros. Estados Unidos es el principal destino del tráfico infantil, y la comunidad hispana es la más afectada por este problema. Las políticas de fronteras abiertas de la Administración Biden-Harris han creado una cuadrilla de niños hispanos sometidos a trabajos extenuantes y explotación.

"El pueblo estadounidense merece líderes que pongan a Estados Unidos primero y que tomen en serio la crisis fronteriza, no unos que eludan sus responsabilidades".

He aquí un ejemplo trágico. En mayo de 2021, un agente de la Patrulla Fronteriza detuvo a Emilia, de 16 años, cerca de Yuma (Arizona), tras cruzar ilegalmente la frontera desde Honduras. Bajo las políticas de la Administración Biden-Harris, la colocaron con un "amigo de la familia" en Georgia, sin una investigación adecuada, y él la agredió sexualmente varias veces. La historia de Emilia es común y pone de relieve los peligros que enfrentan los niños que quedan al cuidado de adultos que apenas conocen. La difícil situación de los niños hispanos a menudo pasa desapercibida, sepultada bajo la indiferencia política.

¿Quién permite esta monstruosa empresa? La Administración Biden-Harris. La misma que juró ofrecer una política de inmigración "compasiva". En cambio, sus políticas de fronteras abiertas han facilitado el tráfico de niños migrantes hispanos, atrapándolos en un ciclo de agonía y explotación.

El año pasado, la denunciante Tara Lee Rodas aseguró que los niños estaban siendo explotados y traficados a través del país, y que el Gobierno no estaba haciendo nada para detener esta atrocidad, convirtiendo así a los Estados Unidos en cómplice de facilitar el tráfico infantil.

"Harris, como 'Zarina Fronteriza', tiene una gran responsabilidad por el sufrimiento y el caos en nuestra frontera sur".

La indiferencia del secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, es evidente cuando los niños extranjeros no acompañados son tratados como mercancías en una línea de montaje. En una escalofriante muestra de crueldad, el secretario Becerra comparó el proceso de liberación de los niños extranjeros no acompañados con las líneas de montaje de Henry Ford: "Si Henry Ford hubiera visto esto en sus plantas, nunca se habría hecho famoso y rico. Así no se hace una línea de montaje".

A medida que la Administración Biden-Harris se acerca al final de su mandato, el pueblo estadounidense sigue lidiando con las devastadoras consecuencias de su política de fronteras abiertas. Encargada de abordar la crisis fronteriza, la vicepresidenta Kamala Harris, ahora candidata demócrata a la presidencia, optó por la inacción. Los resultados han sido aumentos sin precedentes de la inmigración ilegal, una Patrulla Fronteriza desbordada y degradada, y un incremento terrible en el tráfico de personas y drogas.

No hay duda de que las políticas de la Administración Biden-Harris han contribuido directamente a esta crisis. La suspensión del programa Permanecer en México (Remain in Mexico, en inglés), la detención de la construcción del muro fronterizo y el no seguir implementando un plan nacional de captura y liberación han enviado un mensaje claro a los contrabandistas de personas: las fronteras de los Estados Unidos están abiertas. La reversión de las políticas de seguridad fronteriza eficaces de la era del presidente Donald Trump ha fomentado más cruces ilegales, poniendo a los inmigrantes ilegales en situaciones peligrosas y a las comunidades estadounidenses en peligro.

El pueblo estadounidense merece líderes que pongan a Estados Unidos primero y que tomen en serio la crisis fronteriza, no unos que eludan sus responsabilidades. Necesitamos políticas que protejan a los niños y la seguridad de nuestros ciudadanos, no unas que atiendan agendas políticas a expensas de vidas humanas.

Es hora de hacer que Kamala Harris y la Administración rindan cuentas por el desastre humanitario que han creado. Harris, como Zarina Fronteriza, tiene una gran responsabilidad por el sufrimiento y el caos en nuestra frontera sur y por el fracaso del Gobierno federal a la hora de resolver el problema. No se trata sólo de una cuestión política, sino de seguridad nacional y dignidad humana. Es hora de asegurar nuestras fronteras, proteger a nuestras comunidades y poner fin a los horrores de la trata de personas de una vez por todas.

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