Prigozhin reaparece y rompe su silencio: el objetivo de su rebelión era "salvar Wagner"
El líder de la compañía militar privada asegura que la organización se disolverá el primer día de julio.
Yevgueni Prigozhin, líder el grupo mercenario ruso Wagner, habló este lunes por primera vez desde que acordara con las autoridades del Gobierno ruso poner fin a su golpe de fuerza del pasado fin de semana. En su alocución, Prigozhin aseguró que su intención no era derrocar el poder en el Kremlin, ni iniciar una guerra civil, pero "evitar la desaparición de Wagner".
Prigozhin, quien ordenó a sus mercenarios marchar hacia Moscú este sábado, frenó su avance a tan sólo 125 millas de la capital rusa y llegó a un acuerdo con el Gobierno de Putin. El líder de Wagner pidió la destitución de la cúpula del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor de la Defensa. El Kremlin le prometió que no se retendrían cargos con él y sus colaboradores.
Sin embargo, las informaciones que circulan este lunes en la prensa rusa no parecen avalar este acuerdo. Putin no cumpliría su promesa. El ministro Shoigu seguiría a las riendas de la cartera de Defensa, y la fiscalía rusa mantendría las cargos de rebelión contra Prigozhin, que se exilió en Bielorrusia.
De acuerdo con Prigozhin, Wagner desaparecerá el próximo uno de julio. Según el Ministerio de Defensa ruso, los elementos armados de Wagner tienen hasta esa fecha para firmar contratos con el Gobierno ruso y unirse al Ejército. De acuerdo con declaraciones del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, Wagner sí que continuará operando en África.
Wagner y el Ministerio de Defensa ruso llevaban meses acumulando tensión y reproches por la estrategia aplicada en el frente de Ucrania. En varios videos públicos, Prigozhin criticó duramente al ministro Shoigú y al jefe de Estado Mayo, Valery Gerasimov. Esa tensión explotó totalmente este sábado. Por ahora se desconoce el paradero exacto del líder de los mercenarios.
La acción de Prigozhin no resultó en una cambio sustancial en el poder ruso, pero sí que agrieta aún más la autoridad del Gobierno de Putin, que durante algunas horas estuvo al borde del derrocamiento o del conflicto civil.