El milagro Marco Rubio: ¿Cuba y Venezuela libres?
El senador de Florida y próximo secretario de Estado se perfila como el hombre para lograr lo que Biden saboteó y lo que Trump casi alcanza. Y para ello EEUU no tendría que involucrarse en un solo conflicto.
Finalmente, Donald Trump oficializó a Marco Rubio como su nominado para asumir el cargo de secretario de Estado de Estados Unidos. Su designación e inminente confirmación por un Senado ahora controlado por los republicanos ya es, de por sí, histórica: Rubio se convertirá en el hispano que más lejos ha llegado en un Gobierno de Estados Unidos y en el primero en asumir el cargo de secretario de Estado.
Sobra decir que es un orgullo como hispano. Es la manifestación del sueño americano. Pero, además, es un triunfo rotundo de quienes creemos en la libertad, tanto en Estados Unidos como en el resto del hemisferio.
Algunas facciones radicales del mundo MAGA han tratado de perfilar a Rubio como un halcón neoconservador. Están lejos de la realidad. Rubio, una de las figuras vanguardistas del conservadurismo populista y de sentido común dentro del Partido, está muy lejos de ser un impulsor de conflictos en el mundo. Todo lo contrario. Como lo fue Trump en su primer Gobierno, Rubio llega para ponerle fin a tensiones que hoy alteran letalmente a regiones enteras.
Rubio no es un neoconservador. Es, más bien, una especie halcón jacksoniano, en el mejor sentido de la expresión. Soberanista, fuerte, no provoca nuevas guerras, no pretende ‘construir naciones’, poca moralina, pero golpea duro cuando tiene que ser. Es decir, como dijo el mismo Rubio en su comunicado: “Paz a través de la fuerza”.
Y así fue la primera administración de Trump. Pacifista, pero no aislacionista, ni dogmático. Le dio duro a los enemigos, no empezó un solo conflicto, y mantuvo paz en el mundo infundiendo respeto y respetando las lealtades. Luego de los 4 años de Biden, y al compararlos con el primer Gobierno de Trump, es claro: ¿qué provoca guerras? La debilidad y la fragilidad en el liderazgo de Estados Unidos. ¿Qué evita guerras? Un Estados Unidos duro, firme, disuasorio y leal. Acentúo: paz a través de la fuerza.
Al designarlo, Trump dijo sobre Rubio: “Será un gran trabajador por nuestra nación, un gran amigo de nuestros aliados y un valiente guerrero que nunca retrocederá ante nuestros enemigos”.
¿Y qué enemigos? Más allá de los obvios que ha precisado la administración en formación, China e Irán, Marco Rubio ha hecho su carrera siendo frontal con las tiranías del hemisferio, especialmente Cuba y Venezuela. Como hijo de inmigrantes cubanos, su pasión por la libertad de Cuba corre por sus venas.
Ahora, Rubio tiene una oportunidad única de lograr lo que sería un milagro. El milagro Marco Rubio. La libertad de Cuba —y también la de Venezuela— está a su disposición, como gran triunfo entrante de la nueva administración Trump.
La fórmula concebida por Fidel Castro y Hugo Chávez en su momento ha cambiado. Ya Venezuela no depende de Cuba, sino al revés. Es decir, si Cuba cae hoy, no cae Venezuela. Sin embargo, si Venezuela cae, no hay duda de que el régimen de Díaz-Canel no se sostendría sin el respaldo financiero y técnico que significa la Revolución Bolivariana.
Luego del hito histórico del 28 de julio en Venezuela, María Corina Machado asestó al régimen chavista un golpe letal, que lo ha dejado en un nivel de fragilidad sin precedentes. La crisis es real, como a este medio han confirmado varias fuentes internas. La deriva de deslegitimación no solo ha puesto a Maduro en una posición incómoda ante sus aliados regionales, sino ante sus mismos aliados locales. El mundo militar hoy sabe y conoce de primera mano que Maduro es el hombre más despreciado y con menor legitimidad de toda Venezuela.
Como fuentes también han comentado a este medio, estas crisis y tensiones internas se han acentuado tras el triunfo de Donald Trump y los nombramientos a su gabinete. Todo empezó con Mike Waltz como asesor de Seguridad Nacional —un hombre fuerte que ha denunciado en varios momentos las vinculaciones del régimen chavista con la teocracia iraní.
Maduro se envalentonó durante la era Biden, debido a la mediocre política de concesiones y alivios que ofreció la administración demócrata —levantamiento de sanciones, liberación de narcosobrinos y Alex Saab. No hay duda de que Maduro le apostaba a una extensión de estas políticas. Esto ya no será posible.
En el 2019, cuando surgió en Venezuela una oportunidad única con el interinato de Juan Guaidó, con Trump en la Casa Blanca, el contexto regional fue ideal; pero desafortunadamente el liderazgo local, en Caracas, fue mediocre. En 2024, con Biden en la Casa Blanca, el contexto regional ha sido desfavorable; pero los venezolanos escogieron en María Corina Machado y Edmundo González un liderazgo a la altura.
Con la conjunción de un contexto regional favorable y un liderazgo local a la altura, el 2025 se perfila como un año promisorio para el hemisferio. Dadas las tensiones internas en el régimen, basta un par de expresiones para que algunos funcionarios en Venezuela tomen decisiones. Marco Rubio se perfila como el hombre para lograr el milagro —y, cabe decir, sin que Estados Unidos se involucre en un solo conflicto.