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Jonathan S. Tobin

Política estadounidense

Bowman perdió por su radicalismo desquiciado, no por el AIPAC

El relato hipócrita de la izquierda sobre la aplastante derrota del congresista resucita el tropo antisemita sobre el dinero judío 'oscuro'. El 'Squad', sin embargo, está lejos de levantar bandera blanca.

Jamaal BowmanAFP

La respuesta progresista a la inminente y aplastante derrota del representante Jamaal Bowman en las primarias demócratas se estaba formulando ya el fin de semana anterior al recuento de votos en el 16º distrito electoral de Nueva York. 

Aunque la presencia de Bernie Sanders (I-Vt.) pueda ser considerada el plato fuerte del evento pre-votación y que haya circulado un video del Bowman bailando cual adolescente en un concierto de rock con su aliada del Squad Alexandria Ocasio-Cortez antes de soltar una viral diatriba cargada de blasfemias; el punto central del evento fue resumido por Bowman en dos palabras: "f*&%k AIPAC".

La derrota del progresista frente a un moderado de larga trayectoria reforzó esta narrativa entre sus afines. El ejecutivo del condado de Westchester, George Latimer, se impuso a Bowman por 58,6% a 41,4%.  

Otros miembros del Squad y algunos expertos progresistas como Peter Beinart describieron el destino de Bowman como otro caso más de un orgulloso hombre negro derrocado por malvados judíos pro-Israel.

Axios publicó una historia repleta de citas anónimas de congresistas demócratas que decían que los 14,5 millones de dólares gastados en publicidad por un PAC afiliado al AIPAC eran indecorosos, si no exagerados. En The Guardian, Ben Davis reconocía que el AIPAC había ganado, pero lo calificaba de "victoria pírrica" que en realidad marcaba un punto de inflexión. Según Davis, "el resultado de estas elecciones enmascara un cambio considerable en el equilibrio de poder dentro de la política estadounidense, que se aleja del apoyo incondicional a Israel como consenso político incuestionable."

El AIPAC elimina a un perdedor seguro

El punto era que Bowman era demasiado débil para resistir el poder del poderoso lobby israelí, pero el hecho de que esta fuerza todopoderosa de la política estadounidense tuviera que tomarse tantas molestias y gastos para derribar a un miembro del Congreso es en realidad un signo de debilidad.

Por el contrario, muchos partidarios de Israel, aunque criticaron la naturaleza conspirativa de estas acusaciones, se apresuraron a señalar el resultado como una señal de lo que les espera a otros miembros del Squad, como la representante Cori Bush (demócrata de Minnesota), que también se enfrenta a un duro desafío en las primarias del mes que viene por parte de un demócrata más moderado. Su esperanza es que la derrota de Bowman sea un punto de inflexión a partir del cual los centristas comenzarán a desplazar a los progresistas que tanto han influido en Biden, tanto en las políticas frente a Israel como tantas otras. 

Ambas conclusiones son erróneas.

Bowman no perdió por culpa del AIPAC. El lobby pro-Israel no gastó ni un céntimo en la campaña hasta que se publicó una encuesta en marzo que mostraba a Bowman por detrás de Latimer por el mismo margen (17%) por el que acabó perdiendo el recuento real.

La baja popularidad del congresista provenía de un problema básico: no estaba en sintonía con los sentimientos de sus propios electores. Cuando fue elegido por primera vez en 2020, los límites de su distrito estaban trazados de una manera más favorable con las opiniones de izquierda. El distrito que surgió de la redistribución de los representantes de Nueva York tras el censo es, sin embargo, decididamente menos benévolo con los progresistas, aunque sigue siendo decididamente demócrata. Aunque ocupa, en parte, el barrio neoyorquino del Bronx, que cuenta con una elevada población minoritaria, ahora está sobre todo situado en el condado de Westchester, una zona con una considerable población judía. 

Era un área demasiado suburbana para encajar bien con el radicalismo al estilo AOC del exdirector de una escuela de enseñanza media, y donde al parecer ignoró en gran medida a los lugareños en su apuesta por la fama y la atención nacionales. Eso se reflejó en los resultados, que mostraban a Bowman ganando la porción del distrito que estaba en el Bronx por un margen de 84%-16% y perdiendo en el segmento mucho más grande de Westchester por 64%-36%.

Bowman tampoco era un miembro más del Squad. El año pasado cobró notoriedad por accionar una alarma de incendios en la Cámara de Representantes de EEUU cuando los demócratas intentaban retrasar una votación, lo que provocó el pánico en el Capitolio y la posterior censura de sus colegas. También tuvo que pagar una multa y realizar trabajos comunitarios.

Todo esto lleva a la conclusión de que Bowman habría tenido graves problemas contra cualquier demócrata que no fuera de izquierdas, mucho más aún contra uno tan hábil y bien establecido como Latimer.

Democracia en acción

También es cierto que el distrito tiene una importante población judía, lo que, sumado a su postura cada vez más antiisraelí, complicaba su perspectiva de reelección. Bowman coqueteó con el antisionismo a lo largo de sus tres años y medio en el Congreso, pero se pasó de la raya tras los atentados terroristas del 7 de octubre en Israel, cuando negó que Hamás usase la violación como arma de guerra y tildó de genocidas a las tropas israelíes. Como si fuera poco, recurrió asimismo al tropo antisemita de que los judíos vivían en comunidades segregadas.

Aunque los propagandistas antiisraelíes vieran en la intervención del AIPAC una prueba de la malsana influencia del lobby israelí, que los votantes judíos no quisieran tener a Bowman como su representante en el Congreso es comprensible. Así es cómo funciona la democracia.

Es posible que no sea el único miembro del Squad que pierda su escaño este año. La igualmente radical y ferviente anti-israelí Cori Bush también se enfrenta a un animado desafío por su escaño en St. Louis, siendo su oponente el receptor de la generosa ayuda del AIPAC y de otros donantes pro-Israel, como la Democratic Majority for Israel. A diferencia de Bowman, que estaba condenado a la derrota una vez que los demócratas moderados presentaron una alternativa plausible, las encuestas muestran que la carrera está muy reñida, con el fiscal del condado de St. Louis, Wesley Bell, liderando por 43% contra 42% en la encuesta más reciente.

La noción de un consenso bipartidista a favor de Israel es, nos guste o no, más mito que realidad.Jonathan S. Tobin

Incluso si Bush pierde, sería tan erróneo dar demasiada importancia a esa contienda como a la derrota de Bowman. Los congresistas que no prestan atención a las necesidades de su distrito porque están más interesados en ganar peso en el escenario nacional siempre serán vulnerables frente a contrincantes que sintonicen mejor con las sensibilidades locales. Como dice el refrán, "toda política es local". 

Ambas contiendas eran frutas maduras a ojos del AIPAC. Sin embargo, nada dicen sobre el viraje hacia la izquierda y contra Israel del Partido Demócrata a lo largo de todo el país.

Tampoco tienen razón los detractores del AIPAC.

El dinero vertido en el distrito de Bowman por donantes que simpatizan con el Estado judío puede parecer atroz para algunos demócratas, pero hay que ponerlo en el contexto del gasto en el hipercaro mercado mediático de Nueva York. El hecho de que Bowman recaudara aproximadamente 6 millones de dólares para una causa perdida, como anticipaban los analistas bien informados, demuestra que hay mucho dinero disponible para quienes odian a Israel.

El mito del 'lobby'

Hablar de gasto excesivo es también pura hipocresía, ya que los demócratas piensan que no hay nada malo en que grupos pro-derechos al aborto como Emily's List viertan dinero en un distrito o que se involucren donantes multimillonarios pro-control de armas, como el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. Y eso sin mencionar los esfuerzos del filántropo multimillonario de izquierdas George Soros, que se ha centrado en las elecciones a fiscal de distrito de todo el país para gastar masivamente en las candidaturas de fiscales blandos con el crimen, como el de Manhattan, Alvin Bragg, que recientemente añadió a los alborotadores pro-Hamás y destructores de la propiedad privada en la Universidad de Columbia a la larga lista de criminales contra los que se negó a presentar cargos.

El AIPAC ganó en los comicios del distrito NY-16 y podría ganar en Missouri. No obstante, la pérdida de un par de radicales no cambiará la enorme división que hay dentro de la formación azul frente a la cuestión de Israel. Todavía hay muchos demócratas pro-Israel como Latimer, pero su número disminuye con cada ciclo electoral. Aunque nunca ha sido más que una aspiración, la noción del consenso bipartidista en favor de Israel es ahora, nos guste o no, más un mito que una realidad.

Cargarse a un par de miembros del Squad no es suficiente para hacer frente al cambio de opinión en la izquierda.Jonathan S. Tobin

Aún más preocupante es la facilidad con la que gran parte de los medios de comunicación de izquierdas han pasado, sin solución de continuidad, de la derrota de Bowman a discursos sobre el ominoso impacto del dinero judío oscuro. El gasto proisraelí en campañas puede rendir fruto en elecciones específicas, pero es una miseria cuando se pone en el contexto del gasto nacional. 

Los grupos de presión empresariales, como los que representan a las industrias petrolera y farmacéutica, hacen que el lobby israelí parezca calderilla. Pero eso no detiene a quienes piensan que hay algo malsano en los judíos que desean defender sus intereses y creencias ejerciendo su derecho democrático a participar en los comicios mediante la palabra, el gasto y el voto.

A estas alturas, nadie en la comunidad proisraelí debería tener la menor reticencia a la hora de movilizarse para derrotar a candidatos como Bowman y Bush. O a sus colegas del Squad, las representantes Ilhan Omar y Rashida Tlaib. Hace tiempo que han cruzado la línea que separa a quienes critican las políticas de Israel de quienes se oponen a su derecho a existir y profesan el antisemitismo puro y duro.

La comunidad judía tampoco debería engañarse pensando que cargarse a un par de miembros del Squad es suficiente para hacer frente al cambio de opinión en la izquierda. El auge de la ideología woke, la interseccionalidad y la Teoría Crítica de la Raza han hecho inevitable que los demócratas de izquierdas empiecen a imitar la vieja propaganda de la era soviética sobre el sionismo y los judíos. Mientras el sistema educativo estadounidense -y gran parte de los medios de comunicación y la cultura popular- esté controlado por quienes creen en esas mentiras tóxicas, la izquierda antiisraelí seguirá creciendo en influencia dentro del Partido Demócrata.

En ese sentido, la evaluación de The Guardian de la carrera de Bowman puede ser tristemente acertada. Esa derrota, por bienvenida que sea, no es más que una exitosa acción de retaguardia, no una señal de que el partido en su conjunto esté entrando en razón.

© JNS

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