Tóxicos cancerígenos, baterías explosivas y ansiedad... estos son (algunos de) los daños ocultos de las medidas ecologistas

Reportes e investigaciones científicas demuestran que preceptos contra la 'crisis climática' causan daños irreparables a la salud.

Si del camino al infierno se dice que está lleno de buenas intenciones, lo mismo debe admitirse de la senda hacia el paraíso ecologista: numerosos reportes han ido desvelando daños desconocidos de las medidas proambiente fomentadas por gobiernos y grupos activistas de todo el globo.

Algunas iniciativas, como las granjas eólicas, perjudican tanto al planeta -aumentando la temperatura terrestre, en el caso de los molinos de viento- como a su fauna -ballenas y delfines-. Otras deterioran nuestra propia salud: un reciente estudio reveló que las pajitas de papel perjudican la salud. Científicos belgas aseguraron que el 90% están hechas con compuestos químicos que no se descomponen.

La sustancia más frecuente, el ácido perfluorooctanoico (PFOA), se encuentra ampliamente prohibido o restringida alrededor del globo  -incluyendo Europa y Estados Unidos-. Cáncer, daños en los tejidos del hígado, cambios en los niveles de colesterol, son algunos de los efectos del PFOA en el cuerpo humano según la EPA.

Pero eso no es todo: además de dañinas para la salud, la investigación asegura que son dañinas para el ambiente que en teoría quieren defender. "Estas pajitas 'ecológicas' a base de plantas no son necesariamente una alternativa más sostenible que las pajitas de plástico", asegura:

Porque pueden considerarse una fuente adicional de exposición a PFAS en los seres humanos y el medio ambiente (por ejemplo, tras degradarse en vertederos o por incineración incompleta).

"Los productos que no son seguros para los ciudadanos se pueden prohibir", dijo el comisario de la Comisión de Seguridad de los Productos de Consumo de EEUU. No se refería, sin embargo, a los sorbetes de papel. Sí a las estufas de gas.

El comisionado nombrado por Joe Biden habló en favor de prohibirlas, asegurando que eran una amenaza oculta porque emitían "gases nocivos para la salud". El Departamento de Energía emitió luego una regla que aumentaba los estándares de eficiencia energética para las cocinas de gas. Adelantándose a otras posibles intentonas, la Cámara de Representantes pasó con votos de ambos partidos un proyecto de ley bipartidista para bloquear la prohibición de las estufas de gas.

El proyecto para blindar las estufas de gas todavía debe pasar el Senado. Sobre las pajitas, la Comisión de Seguridad de los Productos de Consumo todavía no se ha pronunciado.

Baterías de litio, incendios y explosiones

¿Son seguros las monopatines, las bicicletas... eléctricos? "Si tienes uno de estos en tu casa, ahora mismo, no sabes si son seguros", explicó la comisonada de Bonberos de la Ciudad de Nueva York Laura Kavanagh. "Y eso da bastante miedo".

En el mismo foro sobre la seguridad de las baterías de iones de litio en que Kavanagh previno sobre los riesgos de los vehículos eléctricos, el representante Ritchie Torres compartió datos de los incidentes en Nueva York. Estos dibujan un claro y acelerado incremento: más de 30 incendios en 2019, más de 40 en 2020, más de 100 en 2021, más de 200 en 2022.

"Se está convirtiendo rápidamente en una de las principales causas de muerte por incendio este año", sostuvo Kavanagh en marzo, en declaraciones recogidas por el NYPost. Hasta entonces, 60 personas habían sido lastimadas en 76 incendios. Otras seis habían muerto.

Nueva York no es el único lugar donde las baterías 'ecológicas' se prenden fuego, pero sí es uno de los pocos que mantienen un registro específico.

Desde 2019, los departamentos de bomberos de San Francisco y Nueva York respondieron a 669 fuegos causados por baterías recargables, según CBS News. El saldo: al menos 20 muertes y más de 200 heridos.

Dañadas o inestables, mal almacenadas, cargadas o desechadas, entre otras, las baterías se sobrecargan y provocan un incendio e incluso explosiones. Que se propaga rápidamente y es difícil de extinguir. Los extintores no la apaciguan, el agua difícilmente lo logra. Y si esto es grave en bicicletas y monopatines, todavía lo es más en el caso de los automóviles eléctricos: la batería de un carro eléctrico podría, según lo comprobado en accidentes, alcanzar los 1832°F.

No hay emergencia climática

Más de dos tercios de los estadounidenses sufren de "ansiedad climática", es decir: angustia por los supuestos efectos nocivos del cambio climático. O así lo aseguraron, al menos, durante un estudio de la American Psychological Association. La preocupación por el cambio climático aumenta entre los más jóvenes: 84% de los niños y los jóvenes de hasta 25 años dicen estar moderadamente turbados. Un 59% está muy preocupado. Todo esto de acuerdo con un estudio citado por la doctora Stephanie Collier en Harvard Health Publishing.

De todo esto tienen gran parte de culpa los medios de comunicación, que durante años han repetido sistemáticamente el mensaje ecoalarmista aun en muchos casos sin ninguna prueba del 'apocalipsis'. Incluso algunos científicos intentan poner freno a esta psicosis: "No hay una emergencia climática". Así lo asegura una declaración firmada recientemente por más de 1.600 personalidades del mundo científico, incluyendo a los Premio Nobel John F. Clauser e Ivar Giaver.

La declaración, respaldada por la organización Global Climate Inteligence Group (CLINTEL), no pretende divulgar en contra de los efectos nocivos de las emisiones contaminantes, pero sí habla de una exageración de algunos postulados que se aprovechan de la incertidumbre.

De acuerdo con los firmantes, quienes promueven medidas medioambientales muchas veces ocultan o, al menos, evitan decir los costes reales de algunas de ellas. Hay, aseguran, una "brecha" entre el mundo real y la situación que las políticas medioambientales promueven al público.

Si el diagnóstico es erróneo, también lo son las soluciones: "Nos oponemos firmemente a la política perjudicial y poco realista de cero emisiones netas de CO propuesta para 2050." Esa meta fue una de las metas planteadas en los Acuerdos de París, a los que Estados Unidos se volvió a comprometer con Biden luego de que Donald Trump retirara al país del acuerdo.

La ciencia debe esforzarse por comprender mejor el sistema climático, mientras que la política debe centrarse en minimizar los posibles daños climáticos dando prioridad a las estrategias de adaptación basadas en tecnologías probadas y asequibles.

Confinamientos climáticos

Pese a todo, el ecologismo radical parece no tener límites en cuanto a sus exigencias. Una medida que ha ganado terreno, al menos entre ciertos círculos ecologistas, para reducir las emisiones contaminantes en el planeta es volver a las cuarentenas decretadas por gobiernos, propias de los peores momentos de la pandemia y de dudosa efectividad.

La experiencia anterior, sin embargo, enseña que esta medida produce daños mentales y físicos irrevocables, sobre todo en jóvenes y niños. Una investigación de Unicef asegura que los encierros por el covid aumentaron el estrés, la ansiedad y la depresión en estos dos grupos. También creció el aumento uso de alcohol y el abuso de sustancias.

Todo esto en medio de una posible declaración de emergencia climática por parte de la Administración de Joe Biden. Medida que expertos advierten podría socavar la democracia americana.