Make Persia Great Again
A diferencia del régimen iraní, la población del país es mayoritariamente proestadounidense y projudía, sentimientos arraigados en una alianza histórica que hizo de Irán el aliado más cercano tanto de Israel como de Estados Unidos antes de que los mulás llegaran al poder. La postura antinorteamericana y antisemita del régimen es una afrenta a la verdadera naturaleza de sus ciudadanos, que anhelan la paz y la asociación mundial.
Históricamente conocida como Persia, Irán se erige como una de las civilizaciones más ilustres de la historia de la humanidad. Durante siglos, fue un faro de avances culturales, científicos y políticos, ganándose el respeto y la admiración de todo el mundo. Este legado de grandeza persistió hasta 1979, cuando un grupo de fundamentalistas islámicos, obsesionados con la religión, hicieron una revolución que alteró drásticamente la trayectoria de la nación.
Los mulás tomaron el control e instauraron un régimen islamista teocrático que desde entonces ha gobernado con mano de hierro, posiblemente uno de los reinados más brutales y opresivos de la historia. La orgullosa herencia de una nación que una vez simbolizó la ilustración y el progreso se ha visto ensombrecida por un reinado marcado por la supresión, la regresión y el miedo.
Lo que el pueblo de Irán anhelaba durante la revolución de 1979 era democracia, libertad y la oportunidad de prosperar en un mundo moderno. Sin embargo, con asombrosa rapidez, los mulás se apoderaron de sus aspiraciones, transformando un país celebrado como centro regional de esperanza, prosperidad y progreso en un Estado en bancarrota económica y política. Durante más de cuatro décadas, el régimen islamista ha conducido a Irán hacia la ruina, no sólo desmantelando su potencial, sino también armando sus recursos para agendas militantes que siembran el caos mucho más allá de sus fronteras. El contraste entre lo que Irán era y en lo que se ha convertido bajo este régimen es a la vez trágico y descarnado.
Irónicamente, el régimen actual de Irán contrasta directamente con los valores y el carácter de la mayoría del pueblo iraní. La población iraní tiene un espíritu mayoritariamente democrático, una mentalidad abierta y un alto nivel educativo, como demuestran sus repetidos levantamientos contra la dictadura. En los últimos años han estallado varias protestas nacionales que han demostrado la resistencia del pueblo y su deseo de recuperar su país. Sin embargo, cada uno de estos movimientos se ha enfrentado a una brutalidad inimaginable.
A diferencia del régimen iraní, el pueblo del país es abrumadoramente proestadounidense y projudío, sentimientos arraigados en una alianza histórica que hizo de Irán el aliado más cercano tanto de Israel como de Estados Unidos antes de que los mulás llegaran al poder. La postura antinorteamericana y antisemita del régimen es una afrenta a la verdadera naturaleza de sus ciudadanos, que anhelan la paz y la asociación global.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en un contundente mensaje dirigido al pueblo iraní, captó recientemente este sentimiento. Distinguió entre el régimen opresor y los ciudadanos de Irán:
"Cuando Irán sea finalmente libre -y ese momento llegará mucho antes de lo que la gente cree- todo será diferente. Nuestros dos pueblos ancestrales, el pueblo judío y el pueblo persa, estarán en paz".
Sus palabras, que resonaron profundamente entre los ciudadanos de Irán, destacaron la historia compartida y el potencial para una amistad renovada entre estas dos grandes naciones una vez que caiga el régimen.
El llamamiento a "Hacer Persia grande de nuevo" refleja la voluntad colectiva del pueblo iraní de reclamar la dignidad de su nación y restaurar su prominencia histórica. Sin embargo, el régimen sigue reprimiendo a su propio pueblo, por no hablar de los que le rodean. La fachada de Irán creada por el régimen está totalmente desconectada de las aspiraciones de sus ciudadanos.
Más allá de la represión interna, el régimen también se ha convertido en una amenaza global, forjando vínculos con la organización criminal venezolana Tren De Aragua, activa en más de 16 estados de EEUU; apoyo a grupos proxy terroristas en Líbano, Yemen y la Franja de Gaza, que atacan a Israel; armando a Rusia en su guerra contra Ucrania, y haciendo alianzas con regímenes autoritarios en África para plunder sus recursos y ampliar el alcance de Irán.
Esta red de caos y terror subraya hasta qué punto el régimen malgasta los activos de Irán, perpetuando la inestabilidad en lugar de fomentar el desarrollo y la paz.
Sin los opresivos mulás gobernantes, Irán podría volver a ser una fuerza del bien, tanto a nivel nacional como mundial. Liberado de sus brutales gobernantes, el pueblo iraní podría canalizar su inmenso talento y potencial para reconstruir su nación como un próspero centro de innovación, cultura y prosperidad. Este renacimiento no sólo elevaría a Irán, sino que también traería por fin paz y estabilidad a Oriente Medio y más allá, dando ejemplo de lo que puede lograr una nación liberada y floreciente.
¿Qué hay que hacer para lograr este cambio? En primer lugar, Occidente debe tomar medidas decisivas para debilitar al régimen política y económicamente. Deben aplicarse las sanciones más estrictas para cortar los ingresos de Irán por petróleo y gas, con penas estrictas para cualquier país que viole estas medidas. En segundo lugar, las operaciones selectivas deben neutralizar las instalaciones nucleares del régimen, asegurando que no pueda desarrollar armas nucleares. En tercer lugar, los ataques militares contra infraestructuras militares y petrolíferas clave podrían enviar un mensaje contundente de que el mundo ya no tolerará la beligerancia. En cuarto lugar, la comunidad internacional debe apoyar inequívocamente al pueblo iraní, prometiendo solidaridad si se levanta contra sus opresores. Por último, no debe haber negociaciones, tratos ni intercambios con el régimen. Tales compromisos sólo dan poder y legitiman a los mulás, al tiempo que socavan la lucha del pueblo por la libertad.
Ha llegado el momento de apoyar la causa del pueblo iraní y garantizar que esta gran nación, con su rica historia y su ilimitado potencial, se levante una vez más... sin mulás. "Hagamos a Persia grande de nuevo".