¿Podrán los opositores Milei y Bullrich implementar los cambios radicales que necesita el país en caso de que uno de ellos llegue a la presidencia, o bien el aparato corrupto, violento y autoritario peronista no se los permitirá?

Muchos en Argentina están entusiasmados con la derrota del peronismo kirchnerista en las elecciones primarias (PASO) de agosto. La bomba de las desastrosas políticas económicas del populismo de izquierda esta vez les explotó en la cara a los peronistas. La inflación anual está en los tres dígitos, casi la mitad del país es pobre, la clase media está tan destruida como la moneda nacional y llegar a fin de mes ya puede ser considerado un lujo.

En medio de este incendio, surgen el outsider liberal Javier Milei -ganador de las PASO y líder de La Libertad Avanza- y Patricia Bullrich -referente del frente Juntos por el Cambio- con el objetivo de dejar tercero a Sergio Massa -candidato de la alianza peronista Unión por la Patria- en las elecciones de octubre y para intentar cambiar radicalmente las cosas en el país, tanto en el aspecto económico, como político, cultural y de seguridad. Si bien Milei y Bullrich -que hoy están enfrentados- proponen llevar a cabo cambios drásticos, la pregunta es si podrán implementarse

Es cierto, Mauricio Macri logró terminar su presidencia en 2019 a pesar de no ser peronista, pero lo cierto es que mantuvo todo más o menos como estaba. Y, a pesar de que el país se encontraba en una situación mala pero infinitamente mejor que la actual, las huelgas y las protestas violentas estaban a la orden del día, algo que no sucede ahora debido al cheque en blanco que reciben los peronistas en el poder. Y, sí, uno no puede dejar de preocuparse respecto de lo que podría suceder en caso de que Milei o Bullrich se animaran a llevar a cabo los cambios radicales que necesita la Argentina.

El entusiasmo es mucho, demasiado. Es cierto que las propuestas de Milei y Bullrich son tentadoras y son pocos los que siguen creyendo en la autoridad moral del kirchnerismo, una autoridad moral que siempre ha usado para encubrir su latrocinio. Sin embargo, como ya he expresado con anterioridad reiteradas veces, el sistema en Argentina está podrido desde la raíz y todas las mafias que dependen de ese sistema no van a dar el brazo a torcer. Por lo tanto, los saqueos en tiendas y supermercados que se han estado produciendo en el país no son sorpresivos y, lamento comunicar, son sólo pequeños avisos de lo que se viene si Milei o Bullrich se atrevieran a hacer algún cambio revolucionario que pudiera quitar los negociados a los sindicalistas, los líderes sociales (léase gerentes de la pobreza), funcionarios en infinidad de entes estatales repletos de parásitos inservibles cuya única virtud ha sido militar para el peronismo, etc. 

Todo este sistema corrupto está bien construido desde hace décadas, y no me refiero solo a la corrupción en las altas esferas, sino a un aparato estatal enorme que ha producido varias capas de corrupción y que mantiene a millones de personas pobres y dependientes para poder justificar el tamaño elefantiásico del Estado y los privilegios de muchos. No obstante, ahora la crisis se les ha ido de las manos y la situación se ha tornado insostenible y por eso el kirchnerismo perdió estrepitosamente en las PASO.

Sin embargo, como he mencionado, el kirchnerismo y sus secuaces no darán el brazo a torcer. ¿Acaso los sindicalistas mafiosos y multimillonarios que incluso administran los servicios de salud de los trabajadores van a permitir que se le quiten los negociados y van a salir a trabajar? ¿Los llamados líderes sociales van a permitir que se les quiten los miles de millones de pesos mensuales que reciben con la excusa de la beneficencia y estarán dispuestos a repartir comida montando una motocicleta? ¿Los parásitos militantes en empresas estatales e infinidad de ministerios, secretarías, subsecretarías, etc., estarán dispuestos a dejar sus privilegios por algún puesto menor en una empresa donde tengan que demostrar su valía? Por supuesto que no.

Estos sujetos harán lo que tenga que hacerse para mantener el sistema actual, que es más que conveniente para ellos. Y si a los pobres ya no se los puede convencer con las migajas de siempre, pues habrá que implementar medidas más extremas, por lo que sería demasiado ingenuo atribuir a la casualidad que los saqueos hayan comenzado luego de la pésima elección del kirchnerismo. Pero esta no es una loca idea mía, y no hace falta remontarse a la historia para entenderlo; las recientes amenazas del kirchnerismo han sido abundantes. Vean ustedes mismos:

- Daniel Catalano, sindicalista kirchnerista de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), dijo: "Si Milei termina siendo presidente, va a ser una presidencia corta".

- El diputado kirchnerista Eduardo Valdés, a modo de amenaza mal disimulada, sostuvo que solo el peronismo "garantiza la paz social".

- El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, sostuvo que la oposición dejaría "las calles regadas de sangre y de muertos" porque, agregó, sus propuestas sólo podrían implementarse con "represión".

Estas declaraciones representan una pequeña fracción de todas las amenazas, a veces menos disimuladas que otras, que han estado lanzando desde las distintas capas del sistema de corrupción y autoritarismo kirchnerista. 

La estrategia kirchnerista ahora se basa en atemorizar a la gente con la quita de derechos que según ellos sufrirá la gente si gana Bullrich o Milei, y si no pueden generar miedo con las palabras pues lo harán con acciones. Y, lamentablemente, ya se están viendo imágenes similares a las de los eventos violentos del 2001 que finalizaron con la renuncia del presidente (no peronista, por supuesto) Fernando de la Rúa.

A pesar de la esperanza que las primarias han generado en muchas personas, hay que mantener la cabeza en la tierra y ser realistas. Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿se podrá subsidiar la demanda y no la oferta en lo que a educación y salud se refiere como propone Milei? ¿Se podrá dolarizar y cerrar el Banco Central como también propone el economista liberal? ¿Se podrá quitar el negocio de los planes sociales a los gerentes de la pobreza e ir a un sistema de seguro de desempleo en el que quien no acepta trabajar deje de recibirlo? ¿Se podrá acabar con los cortes de calles casi diarios en Buenos Aires y alrededores? ¿Se podrán cerrar todos los entes parasitarios y abrir el mercado como se debe? No sé. Tanto Milei como Bullrich, en caso de llegar a la presidencia, no sólo tendrán que obtener los votos necesarios de los legisladores para hacer algo de todo esto, sino también deberán lidiar con gente que está dispuesta a incendiar el país con tal de mantener el sistema corrupto y empobrecedor actual.

Agallas tienen. ¿Será suficiente? El tiempo dirá.