Los cubanos y su ejemplo de lucha para el mundo entero

Las imágenes de la gente en la isla, luchando a pesar de la brutal represión, nos recuerdan que la libertad no es gratis y que no podemos cansarnos.

"En condiciones crueles, inhumanas y degradantes. Bajo torturas físicas y psicológicas constantes. Solo le dejaron ver a José Daniel durante dos minutos. Al llegar a la celda de aislamiento vio a José Daniel tirado en el piso, sin ni siquiera poder sentarse en el propio piso donde estaba tirado".

Esas son las declaraciones que dio esta semana la hermana de José Daniel Ferrer sobre el fugaz momento en el que la hija del líder opositor pudo ver a su padre y al menos descartar los rumores de que el régimen lo había asesinado. Ferrer, uno de los más firmes opositores, está secuestrado por el régimen desde el 14 agosto del 2021. Después de las históricas protestas de julio del 2021, el castrismo lo ha utilizado como ejemplo para atemorizar a los cubanos y mostrar el castigo que les espera si hacen parte de las movilizaciones contra la dictadura.

Como él, muchos otros cubanos están presos por protestar, las cifras no son exactas porque la dictadura no permite conocer la situación real en las cárceles régimen, pero se conoce que hay más de mil presos políticos. Y quienes se atreven a enfrentar al régimen no solo corren el peligro de ir a la cárcel, también pueden ser asesinados, como fue el caso de Oswaldo Payá, el valiente líder opositor cuyo asesinato fue presentado por el  régimen como un simple accidente automovilístico.

A la persecución, las amenazas, la posibilidad de ser secuestrado, torturado e incluso asesinado, se suman las  precarias condiciones que viven los cubanos en la isla. Los cubanos no viven, sobreviven. Cada día es una lucha, incluso conseguir alimentos básicos, como leche o pan, es casi imposible en la actualidad. Tener proteína en la mesa es un privilegio que pocos se pueden dar. La inflación está por las nubes y la escasez a niveles insoportables. Esta es una de las peores crisis que haya vivido la isla, el país está en ruinas.

El sistema de salud, uno de los grandes mitos que el castrismo ha vendido al mundo, es tan pobre que en la isla la gente muere de enfermedades fácilmente curables con atención y medicamentos básicos. Los edificios, así como las calles y el transporte parecen una imagen de los años cincuenta, aunque además de viejo todo está prácticamente inservible. Hay cortes de electricidad constantemente, de hecho, los apagones son una de las principales causas de las protestas que ocurren en este momento.

A pesar de toda esa tortura, de la lucha diaria por sobrevivir y la amenaza constante de que se puede terminar en la cárcel o asesinado, hoy los cubanos están en las calles, desafiando al régimen, arriesgando su vida. Décadas de desgaste y de vivir en las peores condiciones no han sido suficientes para asfixiar las ganas de libertad.

Desde la isla, o incluso desde afuera, los cubanos son ejemplo de lucha para el mundo entero. Aún los ancianos en Pequeña Habana tienen la esperanza de algún día volver a su isla. Hay que ver cómo los cubanos en el exilio mantienen sus costumbres y educan a sus hijos haciéndole saber que son cubanos aunque hayan nacido en otra parte. Es un pueblo muy resiliente, que no pierde la esperanza y que tiene largas listas de héroes que han entregado sus vidas intentando tumbar a la dictadura.

Los cubanos además se han convertido en mensajeros que van por el mundo gritando a los desprevenidos y a los poco entendidos, que el comunismo es miseria y muerte. En estos días en los que tantos países de Occidente coquetean con la izquierda, las imágenes de esos cubanos agobiados por el hambre y la represión -pero aún con fuerzas para intentar tumbar a la dictadura comunista- deberían hacer despertar a quienes desde sus comodidades piden que en sus países se imponga la ideología que ha condenado a millones a la miseria.

Las imágenes de esos cubanos enfrentándose al régimen también deberían ser un recordatorio de que la libertad no es gratis, que quienes entendemos su valor debemos luchar hasta el cansancio, porque nadie quiere vivir en Cuba, nadie quiere ver a su familia mendigar migajas, y como los enemigos de la libertad no descansan, tampoco nosotros podemos hacerlo.