Spirit B-2: el bombardero 'invisible' de los $2.000 millones
La aeronave diseñada durante la Guerra Fría es la más cara de la historia y completó el vuelo de combate más duradero hasta la fecha.
Cuando en la década del 40 el diseñador de aeronaves John Northrop ideó el ala volante, la Fuerza Aérea (USAF) rechazó todos sus prototipos. Todo el peso de la nave -tripulación, combustible, equipo- estaba concentrada en una gran ala, con la cola y el fuselaje separados. Carecía, sostenía la USAF, de estabilidad. A pesar de que Northrop dejó Northrop Corporation en 1952, la empresa siguió perfeccionando su diseño.
"Ahora sé por qué Dios me ha mantenido vivo durante 25 años", habría escrito Northrop cuando le dejaron ver modelos del B-2 en 1980. Gravemente enfermo para entonces, no llegó a ver la presentación pública del bombardero ocho años más tarde en un hangar de la Fuerza Aérea en California.
El B-2 Spirit se diseñó durante la Guerra Fría. ¿Su objetivo? Pasar inadvertido por los radares enemigos y bombardear sus filas -con material convencional o nuclear.
Aunque el plan inicial original era construir 132 B-2, tras la caída de la Unión Soviética la compra se redujo a 21. Hoy quedan 20 activos, tras un accidente en 2008 que inhabilitó al Spirit of Kansas.
La forma en "v" de la aeronave, su piel de fibra de carbono y la posición de sus motores forman parte de la ecuación que le permite ser "invisible" o "indetectable" para los radares -una tecnología soñada primero por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial-. Así lo explica Real Engineering, que aclara que los radares confunden al bombardero con capacidades nucleares con un "pájaro grande".
Pero no sólo su vuelo es invisible, también su munición: Northrop Grumman, su fabricante, anunció el año pasado que un B-2 había lanzado con éxito un JASSM-ER (Joint Air-to-Surface Standoff Missile), un misil de largo alcance que evade la detección de los radares.
Resistencia
El B-2 puede volar 6.000 millas náuticas (10.000 kilómetros) sin cargar combustible, y 10.000 millas náuticas (18.500 kilómetros) con tan solo un repostaje, de acuerdo con su fabricante.
Es decir que, vía el Atlántico y en vuelo directo, puede llegar hasta Moscú o Pekín con tan solo una carga de combustible. Y sin necesidad de aterrizar: el B-2 puede recargar combustible en pleno vuelo.
En servicio
"¿En qué avión estamos?", preguntó el piloto Mel Deaile. Acababa de despegar de la base aérea Whiteman, en Missouri, semanas después del ataque a las Torres Gemelas.
Su destino: Afghanistán. Su nave: Spirit of America -como le informó el copiloto Brian “Jethro” Neal-, el último B-2 construido por Estados Unidos. Su misión: cruzar el Océano Pacífico hasta llegar al territorio afgano, turnándose para dormir y cargando combustible en pleno vuelo al menos cinco veces, para dejar llover munición sobre objetivos marcados por el mando. Neal y Deaile completaban, 44 horas más tarde, la misión de combate más larga en la historia de la aviación.
La aeronave también participó del bombardeo sobre Yugoslavia en 1999, llamado Operación Fuerza Aliada, volando sin parar desde Whiteman hasta Kosovo. Cuatro años más tarde combatió en la Operación Libertad Iraquí, donde descargó más de 1.5 millones de libras de munición.
El accidente aéreo más caro de la historia
Cada B-2 costó 2.000 millones de dólares. Este tiquete, que incluye el precio de todo el programa de investigación y desarrollo de la aeronave, se encuentra en un reporte al Congreso de la Oficina de Contabilidad del Gobierno en 1997. De acuerdo con la misma institución, la hora de vuelo del bombardero cuesta 150.741 dólares.
"El B-2 es el avión más caro del mundo". Así lo define la misma enciclopedia, y lo confirman diversos rankings. Entre ellos el de Air Force Technology, que compara aviones militares:
- Northrop Grumman B-2 Spirit – $2.000 millones.
- Air Force One – $660 millones.
- F-22 Raptor - $350 millones.
- C-17 Globemaster III - $328 millones.
- P-8A Poseidon - $290 millones.
- VH-71 Kestrel – $241 millones.
- Northrop Grumman E-2D Advanced Hawkeye – $232 millones.
- F-35 Lightning II – $115.5 millones.
- Bell Boeing V-22 Osprey – $118 millones.
- Chengdu J-20 Black Eagle – $110 millones.
Con este mismo criterio, el B-2 también protagonizó el peor accidente de todos los tiempos. No en vidas humanas -los pilotos eyectaron a tiempo-, ni en infraestructura terrestre, pero sí en costo: el 10 de diciembre de 2008 el Spirit of Arizona se incendió después de verse obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en la Base Whiteman de las Fuerzas Aéreas en Misuri. Un accidente de 100.000 millones de dólares que dejó a la nave incapacitada.
De película
En la icónica película Día de la Independencia el Spirit se puso al servicio de Hollywood para defender al planeta de los alienígenas. En una secuencia del film se puede observar al bombardero disparar un misil nuclear a la orden del presidente Thomas J. Whitmore -interpretado por Bill Pullman-.
El B-2 también formó parte del elenco de "Armageddon", "Iron Man 2", "Cloverfield: Monstruo" y, más recientemente, "Capitana Marvel".
Un bombardero para el siglo 21
A fines del año pasado la Fuerza Aérea desveló la próxima adición a su flota de bombarderos: el B21 Raider.
Con tecnología furtiva y la capacidad de lanzar bombas convencionales y nucleares, la novísima aeronave tiene muchas de las capacidades del B-2 Spirit. Tantas que lo obligará a jubilarse.
El "primer bombardero nuevo del siglo XXI" -en palabras de la Fuerza Aérea- entrará en servicio en 2027. Si se cumple el plan original, se producirán por lo menos cien aeronaves.