Voz media US Voz.us

Las mejores universidades de Derecho de Estados Unidos están enseñando a sus estudiantes a abandonar la Constitución

Dos grandes think tanks conservadores argumentan que Yale, Stanford, Harvard, Columbia y otras casas de estudio quieren deshacerse de la carta magna.

Imagen de referencia / Pexels

Los estudiantes de Derecho de las mejores universidades de Estados Unidos, los futuros abogados del país, están aprendiendo a abandonar la Constitución según sus programas de estudio.

De hecho, dos investigadores de prominentes think tanks conservadores, de acuerdo con un reportaje del diario The Epoch Times, argumentan que Yale, Stanford, Harvard, Columbia, entre otras casas de estudio, están siendo infiltradas por conceptos académicos de izquierda radical y con ello promueven activamente el deseo de deshacerse de la carta magna a sus alumnos.

"En casi todos los estados, los estudiantes de Derecho que aprueban el examen estatal de acceso a la abogacía, que les permite ejercer la profesión, prestan juramento de apoyo a la Constitución de Estados Unidos", se lee en el artículo del periódico conservador. "Pero las mejores facultades de Derecho del país enseñan a los futuros abogados y jueces lo contrario. Muchas enseñan ahora que la Constitución de EE.UU., la ley suprema de la nación desde su ratificación en 1788, está rota y debería ser desechada".

J. Christian Adams, presidente y consejero general de la Public Interest Legal Foundation; y Hans von Spakovsky, jurista del Centro Edwin Meese III de la Heritage Foundation; ambos exabogados del Departamento de Justicia, hablaron con The Epoch Times y explicaron cómo estas facultades están yéndose de frente contra la Constitución de los Estados Unidos.

"No ocultan que quieren deshacerse de la Constitución", dijo Adams. "Lo que enseñan ahora es directamente marxista. Hay una gran diferencia con respecto a hace sólo 10 años".

En el artículo del Epoch Times se cita un artículo del 2022 publicado en The New York Times por los profesores Ryan D. Doerfler y Samuel Moyn, de Harvard y Yale respectivamente.

El editorial, titulado "La Constitución está rota y no debe ser recuperada", argumenta que el texto fundacional es "anticuado", "antidemocrático" y debería abandonarse.

"La verdadera necesidad no es reclamar la Constitución, como muchos quieren, sino reclamar América desde el constitucionalismo", se lee en dicha pieza de opinión.

El abogado von Spakovsky explicó que la idea de que la carta magna americana es opresiva provienen de conceptos radicales como la teoría crítica de la raza (CRT), ampliamente promovidas por grupos radicales de izquierda y académicos liberales que arguyen que Estados Unidos es un país esencialmente racista y opresivo.

"[La CRT defiende la idea de que] nuestra Constitución es un documento patriarcal y opresivo utilizado para reprimir a las minorías y a casi todo el mundo", dijo von Spakovsky. "Y supuestamente somos una sociedad sistemáticamente racista y misógina, y estos estudiantes de Derecho tienen que salir a predicar y practicar la revolución".

Clases abiertamente progresistas y disturbios contra voces conservadoras

La idea de que las facultades de derecho de Estados Unidos han sido infiltradas por ideas radicales queda plasmada en el activismo político estudiantil y en las mallas curriculares.

Por ejemplo, Adams, en una serie de artículos de investigación, denuncia que en la Universidad de Yale se llevan adelante clases como "Resistencia descentralizada" y "Derecho y desigualdad".

Esta última explora "la desigualdad en función de la raza, la religión, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género y la clase", explica Adams.

La primera, en cambio, enseña que en los pequeños actos de resistencia puede generar movimientos y cambios "cuasi-revolucionario".

Para von Spakovsky este tipo de clases, en definitiva, buscan formar abogados, fiscales y jueces ideologizados que buscan "hacer justicia" bajo parámetros morales subjetivos, sin respetar lo que dictan las leyes.

"Lo que quieren son abogados y jueces que simplemente decidan los casos basándose en la ideología, no en la ley", argumentó von Spakovsky, quien después explicó que el activismo estudiantil progresista también está mostrando un fuerte desprecio por la Primera Enmienda.

Particularmente, el reconocido abogado citó a la cultura de cancelación, a la censura en las plataformas de medios sociales y el auge de los activistas que consiguen cerrar el paso a los oradores como la evidencia de que la izquierda en Estados Unidos no respeta la libre expresión.

"Equiparan literalmente las palabras con la violencia. Así que si expresas cualquier tipo de opinión con la que ellos no están de acuerdo, [argumentan que] no tienes derecho a la Primera Enmienda para participar en ese tipo de discurso porque reprime a las minorías y a otros", explicó von Spakovsky.

The Epoch Times citó un caso que generó mucha controversia en marzo, cuando la sección de Stanford de la Federalist Society invitó al juez del Tribunal de Apelación del 5º Circuito, Kyle Duncan, a hablar en el campus.

"Mientras intentaba pronunciar su discurso, una turba de unos 100 estudiantes le abucheaba y le gritaba mientras los miembros del profesorado no hacían nada. Y algunos animaban a los estudiantes. El juez Duncan pidió que un administrador se dirigiera a los abucheadores", se lee en el periódico. "En su lugar, Tirien Steinbach, decano asociado de la Facultad de Derecho de Stanford para la diversidad, la equidad y la inclusión, subió al estrado y reprendió al juez conservador por el 'daño' que infligía con sus sentencias".

La intolerancia contra Duncan era porque, en 2020, el juez se negó a permitir que un recluso condenado por posesión de pornografía infantil, que se identificaba como transgénero, cambiara sus pronombres a femenino.

El juez, finalmente, tuvo que ser escoltado fuera de la facultad por los disturbios.

Para los abogados conservadores este tipo de prácticas, sumado a la idea central de abandonar el respeto hacia la Constitución, representan una amenaza a la libertad nunca antes vista en los Estados Unidos.

tracking