Biden en la frontera: una operación de maquillaje que no oculta la invasión migratoria
La fugaz visita del presidente a El Paso difícilmente puede esconder unos números que ponen en evidencia la inacción de su Administración ante la oleada de ilegales.
La visita de Joe Biden a la frontera sur del país es, además de breve y superficial, tardía. Concretamente, se produce dos años después de tomar posesión de su cargo como presidente y propiciar la mayor crisis migratoria de todos los tiempos.
Los datos hablan por sí solos. Desde que Biden es presidente, los cruces de ilegales en la frontera con México se incrementaron de manera exponencial. El año pasado, los encuentros (detenciones) de la patrulla fronteriza con inmigrantes en la frontera sur superaron los 2,3 millones y registraron el máximo histórico. Un año antes, en 2021, el número de encuentros con ilegales fue de 1,7 millones.
Se trata de cifras muy lejanas a las registradas durante la Administración Trump. En 2017, durante su primer año de mandato, estos encuentros ni siquiera llegaron al medio millón (el registro más bajo desde 1971). Una cifra que se repitió los años posteriores con la excepción del año fiscal 2019, cuando los cruces de ilegales se incrementaron hasta acercarse al millón. Aún así números muy por debajo a los registrados durante los dos años de mandato de Biden.
Cambio de rumbo
Pese a estos números, la Administración Biden se negó continuamente a dar importancia a la crisis migratoria. Ni las peticiones de los estados afectados -que llegaron a declarar la invasión de sus territorios- ni el drama humano que supone el paso de ilegales controlados por las mafias migratorias merecieron la reacción del presidente.
Sin embargo, una vez pasadas las midterms, Biden decide asomarse por la frontera por apenas unas horas y establecer nuevas medidas para intentar reducir el flujo migratorio. Medidas que se pasan, entre otros asuntos, por el mantenimiento del Título 42, una medida impulsada por la Administración Trump y duramente criticada en su momento por el Partido Demócrata con Joe Biden a la cabeza.
Se trata, en definitiva, de una reacción tardía condenada al fracaso que varios líderes achacan a la inacción de Biden. Otros, simplemente, ven detrás de estos movimientos una mera operación de maquillaje. La excongresista republicana Mayra Flores lo ejemplifica compartiendo esta imagen en Twitter: