Los venezolanos agradecemos la decisión de Trump de quitarle el petróleo de sangre a Maduro
Es falso que las sanciones petroleras dañen a los venezolanos más que al régimen. Con el dinero que entraba, Maduro financiaba sus operaciones con las que le hacía daño a Estados Unidos. Revocar las licencias es America First.

Nicolás Maduro en noviembre del 2024
La semana pasada Trump decidió revocar la licencia petrolera que le permitía a Chevron y otras compañías americanas operar en Venezuela, pese a las sanciones. Gracias a esas licencias, y con el pago de millonarios impuestos y regalías, el régimen de Nicolás Maduro recibía mensualmente aproximadamente unos 500 millones de dólares.
La licencia fue otorgada por Joe Biden a Maduro, en el 2022, lo que le permitía al régimen bypasear las sanciones petroleras que Trump había impuesto en agosto del 2017, como consecuencia de las violaciones de derechos humanos, el narcotráfico y el terrorismo promovido por el chavismo.
Con las licencias, el régimen de Nicolás Maduro recibía mensualmente una cantidad considerable de dinero. Se estima que más de 4 mil millones de dólares entraron a los bolsillos del régimen durante el tiempo que duraron las licencias. No hay rastro, por supuesto, de adonde fue a parar ese dinero.
Hoy el principal sostén del régimen de Maduro está en su aparato represivo, que necesita millones para mantenerse aceitado y leal. Además, múltiples reportes hablan de los millonarios contratos petroleros que los jerarcas del mundo militar tienen (y de los que dependen).
No hay duda de que los ingresos petroleros han jugado un papel fundamental en el mantenimiento del aparato represivo de Maduro. Las otras dos grandes fuentes de financiamiento que le quedan al régimen son el narcotráfico y la expoliación de minerales.
La decisión de revocar las licencias petroleras que Biden le había dado a Maduro es la correcta. Con ellas, Chevron y otras compañías americanas financiaban al régimen de Maduro, y sus letales acciones en el hemisferio (como la exportación de cocaína, el apoyo al terrorismo y el crimen organizado con bandas como el Tren de Aragua), a cambio de muy poco. El régimen de Maduro, que dilapidó por completo la industria petrolera, apenas tiene una producción diaria, que no llega al millón de barriles de petróleo.
El chavismo acabó con la industria petrolera, con el Estado de derecho en Venezuela y con la empresa privada. Hoy no es un socio comercial confiable. La Administración Trump sabe la oportunidad que significaría para el hemisferio, en términos energéticos, que en Venezuela haya una autoridad legítima. Precisamente de ello habló la líder opositora María Corina Machado en su entrevista con Donald Trump Jr., la semana pasada.
En ese sentido, los venezolanos, como también dijo Machado, celebramos la decisión de Trump. Nadie serio en Venezuela considera que las sanciones petroleras a Maduro dañan a los venezolanos más que al régimen. De hecho, estudios e investigaciones serias han rebatido por completo la narrativa de que la crisis humanitaria en Venezuela empezó con las sanciones. Eso es completamente falso. Cuatro años antes de que se aplicara la primera sanción, y cuando las exportaciones de petróleo de Venezuela superaban los 2 millones de barriles de petróleo diario, en el país ya escaseaba la lecha, el papel higiénico y fuera de los supermercados había colas kilométricas.
En estos más de dos años de licencias, el régimen de Maduro no ha invertido un dólar en infraestructura, salud o educación. Lo contrario. El aparato represivo se ha vuelto más cruel que nunca, las violaciones de derechos humanos han empeorado e incluso han realizado operaciones de asesinatos en otros países gracias a alianzas con el Tren de Aragua.
Luego del enorme triunfo de la oposición venezolana el pasado 28 de julio (y el obsceno fraude del chavismo), el régimen está expuesto y todo el mundo sabe que más del 70% de los venezolanos, incluidos militares, desprecian a Maduro. Solo le queda la represión para mantenerse. Revocar las licencias es un gran paso en la dirección correcta.
Y los venezolanos lo celebramos. Por ello, la mayoría de los venezolanos (más del 47%), según estudios, se identifica con la derecha ideológica. Por ello María Corina Machado, que agradeció la decisión de la Administración Trump, hoy goza de más del 70% del apoyo según las encuestas. Su respaldo, pese a más de 8 meses de persecución, clandestinidad y aislamiento, no ha menguado. Es un claro indicio de que la mayoría vemos con buenos ojos la decisión de Trump.
Y no solo le agradecemos a Trump. Debemos agradecerle al secretario de Estado, Marco Rubio, quien jugó un papel clave. Y también a los congresistas de la Florida, como el senador Rick Scott o los representantes Carlos Giménez, María Elvira Salazar o Mario Díaz-Balart. Su compromiso con la causa por la libertad y con la agenda de America First ha quedado más que demostrado con la revocación de las licencias del petróleo de sangre.
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